Capítulo 7.

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Kai

Después de la golpiza de mi vida, me dirigí a casa, con el labio roto y cogiendo de un pie, sostenía mi pequeño peluche en una mano, el sol ya estaba bajando por lo que un atardecer adornaba el cielo, antes de cruzar la calle me detuve apreciar lo bonito que era, me encantaban los atardeceres, pero en este momento me sentía miserable como para apreciarlo.

Cruce la calle con ese nudo ya familiar en mi garganta tratando de que un auto no me fuera a atropellar, antes de llegar al vecindario después de una caminata llena de dolor de aproximadamente cuarenta minutos, en el pequeño parque un maullido llamó mi atención, sostuve el gato de peluche que tenía en la mano y comencé a revisarlo pensando que tal vez eran de eso peluches con sonido o tal vez me estaba volviendo loco, decidí no tomarle importancia y continuaría con mi camino.

Antes de poder seguir, otro maullido llamó mi atención, después otro y otro más fuerte, hasta que fije mi mirada en un árbol y vi un pequeño gatito color naranja maullando fuertemente hacia mi, como si mi mirada lo hubiera llamado camino hacia mi, pude observar como también estaba lastimado de una pata, al llegar se restregó en mi pierna.

—¿Qué coincidencia que nos parezcamos tanto no crees?— me agache un poco y lo acaricie, sintiendo su ronroneo en mi mano. -- Estás muy pequeñito ¿Quién nos hizo tanto daño?

Me quedé un rato acariciando al gato, hasta que me percate que ya casi estaba todo oscuro y las luces del parque habían comenzado a encenderse.

—Hasta luego, no dejes que niños malos te lastimen.— me despedí como si el gatito me entendiera, comencé de nuevo mi camino.

Seguí caminando hacia mi preciado hogar el cual ya estaba a pocos minutos, aún con el pie adolorido y el labio lastimado, mire hacia atrás ya que sentía pequeños pasos viniendo a mi, me percate que el gatito naranja del parque venía caminando detrás mío con mucha dificultad gracias a su pata lastimada.

Traté de ignorarlo pero fue en vano, el gatito seguía luchando contra el dolor de su pata para seguirme.

No podía dejarlo así, pero si lo llevaba conmigo mamá me mataría, el recuerdo de todas esas veces en las que le insiste tener un mascota vinieron a mi mente y como en todas me decía "No".

—A la mierda— pensé al darme cuenta que nunca había podido hacer lo que yo quiero y siempre estaba pensando en lo que los demás dirían— Te llevaré a casa conmigo, tú serás mi compañía y yo seré la tuya.

Tome al gatito en mi brazos y finalmente me dirigí a mi casa, cuando llegué me quedé reflexionando en la puerta como justificaría los golpes a mamá y el nuevo integrante de la familia sin morir en el intento, el pequeño minino en mi brazos me miró con ojos entre verdes y azules, recordé todas esas veces que Alex me decía que mi ojos eran raros y hermosos a la vez.

Al pensar en Alex, otra vez el nudo en mi garganta se hizo presente, suspiré fuerte y entre a la casa, para mí sorpresa, mamá no se encontraba en ella, revise mi teléfono casi sin batería para ver si no tenía algún mensaje de ella, no había nada, por lo que decidí llamarla, no sin antes subir a mi habitación y dejar a mi nuevo amigo en el suelo para que comenzará a explorar.

Sonó una, dos, tres y cuatro veces, en el quinto sonido contestó.

Heeeeey'— oh no, estaba ebria.— Mi Kai mi niño adorado ¿Que pasa?—contestó arrastrando las palabras.

—Acabo de llegar a casa ¿Dónde estás tú? ¿Y por qué estás tomando de nuevo?

Pareces mi madre regañándome por todo, vine a festejar mi renuncia con mi gran amiga Tara, la mamá de tu...

Paintings of Pain.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora