Capítulo 5

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Kai

Desde ese día las cosas cambiaron un poco de ritmo, esos idiotas si me tomaron como su juguete y es algo que no voy a olvidar, con tal de que no le hicieran daño a mis mejores amigos, incluido Alex decidí sacrificarme.

Alex y yo nos habíamos distanciado en la escuela y en las calles, pero todo era diferente en casa, seguía colándose en mi habitación por la ventana o venía curar mis heridas con lágrimas de arrepentimiento.

Hoy no era un dia diferente, Alex me habia enviado un mensaje de que me escondiera, de los cuatro, ya que me había negado hacer un trabajo con Eleanor, era una de las chicas del grupo, ese idiota grupo estaba conformado por Anthony su líder; Emil, el perro fiel de Anthony para no decirle de otra forma; Eleanor y Dania, Eleanor era pesada, caprichosa y egocéntrica, mientras que Dania le seguía todo, muy en el fondo sabía que había algo en ella que era diferente.

Allí estaba corriendo con mi mochila en mano a esconderme donde fuera posible, llegué a los almacenes donde guardan cosas de limpieza y archivos viejos y me escondí detrás de unas cajas, escuche los pasos de alguien por lo que me encogí.

—Kai ¿Estás aquí?—era Alex, pero aún así no levanté la cabeza. —Estoy solo, no te preocupes.

Levanté mi cabeza lentamente, encontrando su rostro y cuerpo nervioso, asomo su cabeza a la puerta e hizo una seña para que me volviera esconder, por lo que volví a esconder mi cuerpo, él se acercó a las cajas para cubrirme aún más y que no me vieran.

—¿Dónde está ese imbécil?— comentó una voz femenina desde la puerta, mientras más pasos se hacían presentes.

—No lo sé, quizá se fue a otro lado. — respondió esta vez Alex con indiferencia aun resguardándome donde estaba, bajó la mano y tocó mi cabello transmitiéndome un poco de tranquilidad en tanto caos.

—Maldita marica, estoy seguro de que lo vi entrar aquí—dijo Anthony con la voz llena de coraje.

—Yo no vi nada.

—Vámonos, de todos modos lo encontraremos en la salida. — señaló Emil, no tenía escapatoria.

Alex retiró su mano de mi cabeza y todos se fueron por la puerta dejándome solo, espere unos minutos antes de poder salir, la puerta se abrió abruptamente sacándome un buen susto, para mi buena suerte Alex había regresado.

—Te ayudaré a salir por otra puerta, vamos. — estiró su mano hacia la mía, salimos corriendo, me ayudó a salir desde la cancha de fútbol, una vez nos aseguramos que no estuvieran los cuatro, se despidió de mí y seguimos por caminos separados, era otra cosa que había cambiado en nuestra relación, ya no podíamos irnos y regresar juntos.

En mi camino encontré una tienda de arte, entraría solo para ver, no compraría nada.

Fue una total mentira, termine comprando pinturas al óleo, nuevos bastidores pequeños y crayones pasteles, me emocione mucho al verlos ya que llevaba tiempo buscándolos y al fin los encontré, mire hacia atrás, esperando que Alex estuviera allí, pero era obvio que no lo estaba, hace mucho que no hacíamos algo juntos.

Encimado en mis pensamientos, seguí caminando, pensando en algo que podríamos hacer Alex y yo, hace mucho no teníamos una salida como novios, aunque ahora sería muy arriesgado, revise mi calendario en mi teléfono, era viernes y el lunes era feriado, por lo que teníamos un fin de semana largo para hacer algo juntos una sonrisa adorno mis labios al pensar que descansaría por lo menos un poco de esos idiotas y podria pasar mas tiempo con Alex.

Para mi mala suerte al ir pensando en las cosas que podría hacer con Alex, no vi a la señora de cabellos platinados que venía enfrente mío distraída en su teléfono haciendo que chocaramos, haciendo tirar mis cosas y yo las suyas.

Paintings of Pain.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora