Un adolescente sordo de 13 años que vive en el siglo XXI se encontró repentinamente como un niño en Japón a principios del siglo XX. Con dos guerras mundiales, dos bombas nucleares, Hitler y muchos otros desastres esperando su futuro, pensó que las...
"Tu espada ha llegado, joven". Apenas pude discutir sus palabras debido a una mezcla de somnolencia y el brillo repentino después de cerrar los ojos durante demasiado tiempo.
Hice un escaneo rápido de dónde estaba, bajo la sombra de un árbol gigante en la montaña Kabujitsu. Recordé ir a dormir a la sombra después de que el sol hubiera salido.
"Buenos días, señor". Dije con un bostezo mientras estiraba mis extremidades. Me froté los ojos para reducir la pesadez de mis párpados mientras la persona frente a mí soltaba un suspiro.
"Es por la tarde", dijo y un vistazo rápido a su atuendo me dijo que era un espadachín de Demon Slayer Corp. También tenía la máscara de la firma.
"Buenas tardes".
"Sé que ustedes, jóvenes asesinos de demonios, están trabajando duro, pero no es saludable vivir así. Se hace que un hombre trabaje durante el día y descanse por la noche", dijo y mirando a través de su máscara, vi que estaba en el lado mayor.
"Lo tendré en cuenta". Dije que aunque no estaba seguro de seguir el consejo. No creía que pudiera dormir tranquilamente por la noche.
"De todos modos, aquí está tu espada de nichirin", dijo y reveló la larga espada gigante que llevaba detrás de él.
Me levanté y le quité la espada de la mano. Era como una katana normal, excepto que era el doble de larga y el empuñado también era más largo, lo que permitía un uso con dos manos.
"Nunca pensé que alguien pediría un Odachi para matar demonios. Solo he hecho esas espadas con fines ceremoniales, así que no estaba seguro, pero realmente tuve suerte en eso", dijo con una sonrisa de orgullo en su rostro.
"Debería ser mortal si puedes usarlo correctamente"
Odachi.
Un equivalente japonés del Claymore. Era una katana larga hecha para ser empuñada con ambas manos y rara vez se usaba en combate debido a su ineficiencia.
La longitud de la espada llegó más allá de mi hombro. Saqué la espada de su vaina y admiré cómo el sol se reflejaba en la afilada hoja.
"Es hermoso". Admiré.
Pude ver con gran detalle lo bien elaborada que estaba la hoja. Me hizo echar otro vistazo al herrero que fue capaz de crear una hoja tan maravillosa.
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"¿Cómo te llamas?" Pregunté. Necesitaba saber su nombre.
"Hatori Kanezuka" respondió con un asentido.
"Gracias por hacer mi hoja". Dije con un arco respetuoso.
Su sonrisa se amplió y me saludó: "No, no, simplemente estaba haciendo mi trabajo. Debería ser yo quien te dé las gracias, ya que tu solicitud me dio una nueva cosa en la que trabajar en lugar de fabricar las espadas habituales".
