Capítulo IX. Bienvenida Adeline

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16 de agosto de 1708

Los meses iban pasando al igual que las estaciones, el verano estaba en Cambridgeshire desde el 21 de junio y Basil había llegado hace un mes, exactamente para el cumpleaños número 18 de su hermana, el mismo 1 de julio y por lo que avisó, estaría tres meses en casa, Federico se ve muy feliz de poder conocer a su nieto como también Basil de ver a su hijo nacer.

La vida de los Miller ha ido cambiando de forma relativa, Elibeth al igual que Luke ya terminaron el colegio, Luke prefiere estudiar en Oxford, todo por estar lejos de su padre pero este mismo está reacio a que su único hijo varón se vaya de casa, sin embargo, Suset está a favor de Luke y eso coloca a Sebastián entre la espada y la pared.

Elibeth en cambio quiere seguir en casa hasta el momento que le toque partir, por ahora ayuda a su madre en los quehaceres de la casa y muchas veces se va con Luke o se queda en casa de Nelia, al menos así era hasta que volvió Basil, algo que también afectó de sobremanera a Freda ya que no sabe como ver a Taylor sin que su madre no esté encima de ella con un pretendiente nuevo.

En cuanto a Taylor Miller no sale de una discusión con su padre, ya Sebastián sospecha muchas cosas y está obligando a Taylor a casarse, bendita época donde una mujer sola es sinónimo de cosas sin fundamento, Sebastián escucha muchos rumores sobre su hija y todavía Taylor recuerda su última amenaza hace una semana, boda sí o sí, algo que la hizo temblar pero mantuvo su rostro sin expresión, cosa que enfurece más a Sebastián.

El día había pasado con tranquilidad pero también con mucho calor, algo que afectaba sobre todo a Nelia, el humor lo tenía revuelto, todo le molesta a la castaña pero lo que más le pesa es la barriga y es algo de lo que todas las mujeres embarazadas no pueden evitar quejarse, sin embargo, Basil ha aprendido en este mes como llevar a su esposa para cambiarle el humor y sobre todo para no terminar durmiendo en la sala, lo último le ocurrió las primeras noches cuando llegó, pero luego todo mejoró.

Pero esta noche era diferente, los gritos comenzaban a resonar con fuerza y la familia Cooper junto a los Miller estaban en espera mientras que Basil junto a Federico iban por la partera, algo que a Federico le hizo recordar muchas cosas, ya no era la misma partera que trajo al mundo a sus tres hijos, era otra y un poco más joven, sin embargo, agradecía que no había lluvia, esta vez no.

Al llegar a casa Basil junto a la partera se fueron hasta el cuarto donde se encuentra Nelia, mientras la acompañan Elibeth y Freda, estas últimas se mantuvieron al lado de la castaña hasta el final, la partera le pidió a Basil salir y este último a regañadientes hizo caso, Nelia gritaba pero con el transcurrir de las horas sus gritos dejaban de ser profundos e intensos, Berenice reconocía eso y miraba con una sonrisa a su marido, jamás podría olvidar este momento. Mientras que el matrimonio Cooper se mantenían abrazados recordando cuando Nelia vino al mundo, ahora ella trae a un nuevo Cooper y no sólo eso, es un sueño hecho realidad el ser abuelos.

- Ya nació – avisa Elibeth quien después de algunas horas salió del cuarto –
- ¿Puedo entrar? – pregunta Basil y la rubia asiente –

Le da un espacio y el pelinegro entra emocionado, al acercarse a su esposa puede ver en su pecho a su primogénita, una bebé hermosa pero que aún mantiene algunos rasgos de sangre, Basil agradece a la partera y esta niega sonriendo para seguir ayudando a Freda con Nelia, en cambio la castaña no deja de admirar a su bebé y Basil la acompaña.

- ¿Cómo la llamarán? – pregunta Freda recordando cuando le hizo la misma pregunta a sus padres –
- Adeline Jocelyn Miller Cooper – susurra Nelia y Basil le deja un beso en la cabeza –
- Bienvenida Adeline – susurra Freda –
- Felicidades nuevos padres – dice la partera y ambos la miran –
- Gracias – responde Basil –

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