Capítulo XIII. El primer beso

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17 de diciembre de 1710

Federico lo veía mientras que en Esbjerg se hacía realidad el miedo de los hermanos Miller, el rubio sintió culpa de estar tan lejos y no poder ayudar mientras podía escuchar gritos de dolor de parte de los enemigos, Basil necesitaba alimentarse y por eso le permitía adaptarse tan lejos de casa, lejos de las Miller.

- ¿Todo bien? – pregunta Basil llegando y Federico niega –
- En Esbjerg está muriendo Suset – responde Federico –
- ¿Cuál es el futuro papá? – pregunta el pelinegro más serio –
- Que cuando volvamos solo salvaremos unos cuantos y Freda nos va a odiar – responde Federico y Basil entiende la razón –
- Tendrá una eternidad para perdonarnos – responde el pelinegro y Federico asiente –

En cuanto a Esbjerg nada iba bien, Taylor no se separa de su madre quien agoniza mientras que Luke no admite que una guerra ajena a ellos está acabando con su familia y por ello se mantiene en aquel bar donde pocos van pero casi siempre salen tan ebrios que ni recuerdan sus nombres o de sus decepciones.

- Debemos ir a casa – dice Elibeth aliviada de encontrar a Luke –
- ¿Por qué? – pregunta el castaño mientras toma otro trago de su whisky –
- Porque tu mamá te llamó – responde Elibeth y Luke se tensa –

El castaño paga y se pone de pie para entonces ponerse su capa, se adelanta y sale del bar, en cambio la rubia solo suspira y agradece al cantinero para entonces también salir del bar, busca con la mirada a Luke y lo ve caminando con lentitud hasta casa, corre hasta él y logra alcanzarlo, entrelaza sus manos y Luke no tiene fuerza para alejarse, solo quiere ver a su madre.

Al llegar a casa todo está en silencio, ven a Berenice salir de la cocina y la pelinegra asiente, Luke suelta la mano de su prima y se acerca hasta la habitación donde su madre ha pasado enferma los últimos días, al llegar abre y se asoma, Taylor le hace un gesto con la cabeza y Luke entra, se quita la capa y se arrodilla frente a su madre, la misma que sigue agonizando y Luke siente un nudo en la garganta.

- Mi niño bonito – susurra la rubia y aquellos ojos azules que siempre brillaban ahora están opacos –
- Mamá – susurra Luke –
- Cuida de tu hermana y ayuda a que sea feliz con Freda – susurra la rubia y Taylor no para de llorar – estén juntos siempre y cuídense – pide Suset –
- Te prometo que así será – susurra Luke y ahoga su dolor para no llorar delante de su madre –
- Son todo para mí y lo fueron todo para Sebastián – confiesa Suset – los amo y quiero que sepan que siempre fueron nuestra luz – Suset tose y Luke trata de ayudarla pero no queda mucho que hacer –

Fue cuestión de hora y media para que Suset de Miller también falleciera, Taylor se queda en shock y Luke cierra los ojos de su madre, nunca se imaginaron vivir este infierno y ahora que lo viven sienten terror de lo que sigue, Taylor se pone de pie y como zombi sale de la habitación, camina hasta la sala y se encuentra con el resto de las Miller.

- ¡Ha fallecido! – susurra Taylor con la voz temblorosa y es Freda quien salta de la silla para abrazar a la castaña –
- Lo lamentamos Taylor – comenta Berenice –
- Esto es mi culpa – susurra Elibeth quien siente más remordimiento y sale de casa –

Pero Taylor sabe que no es culpa de nadie, cada uno tomó la decisión que en ese momento creían convenientes, Taylor necesitaba alejarse y Luke también pero Suset no quería estar lejos de sus hijos, ahora ya no está y quienes realmente se sienten culpables son Taylor y Luke, una pelea ajena acaba de quitarle a sus padres, uno en la guerra y la otra por peste, en cuanto a Luke quien sigue en la habitación, rodea la cama y se acuesta al lado de su madre, finalmente rompe en llanto y mientras la abraza bota todo el dolor que ha mantenido con él desde que su padre falleció hasta ahora, se siente solo y con remordimientos, nunca fue su plan perder a sus padres, nunca fue su plan que ellos aceptarán venir, nunca fue su plan perderlo todo.

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