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MADRID, España
Agosto 2024
Un mes. Un mes sin saber nada de él. Desde aquel día, me decidí a no volver a contestarle y, aunque me costó, lo logré. No dejé pasar la oportunidad que me dio Lisandro: esa misma semana cerré contrato con una marca, y hoy estoy desempacando todo en un pequeño departamento en el centro de Madrid. Sostengo mi celular con el hombro y sonrío escuchando a Licha del otro lado de la línea.
—Tendrías que haber aceptado el departamento que te había dicho, te fuiste a ese que es medio pelo, tonta —murmura mientras dejo un par de cajas sobre la mesa del comedor.
Me río y niego, recorriendo con la vista el lugar que había alquilado con mi propio dinero.
—Qué exagerado que sos —ruedo los ojos. Es un departamento pequeño, pero bastante lindo y moderno. Una habitación, un baño, living comedor y un pequeño balcón. ¿Qué más podía pedir?—. Aparte, ¿qué iba a hacer yo en un penthouse de novecientos metros cuadrados? Estoy bien acá.
—Yo sé todo lo que podríamos hacer —dice, y por su tono sugerente no tardo en captar el doble sentido. Sonrío negando con la cabeza—. Te extraño, morocha —murmura tras un breve silencio.
Una leve punzada de emoción me invade el cuerpo.
—Yo también, la verdad —murmuro, tomando el celular con la mano mientras camino hacia el pequeño balcón que da a la calle. Hace un mes que no lo veo a él tampoco. La última vez fue en un restaurante del puerto, y esa misma tarde se volvió a Manchester—. No nos despedimos bien la última vez —chasqueo la lengua, entrando de nuevo al departamento. Me siento en el futón que está frente a la tele. Agarro el control remoto y la enciendo.
—No me digas eso, que hoy mismo voy, eh.
—Y bueno, vení —la sonrisa no se me borra del rostro mientras cambio los canales. Pero esa sonrisa se congela de golpe al detenerme en un canal de noticias. El rostro de Julián aparece en la pantalla, en una conferencia de prensa, y el título que lo acompaña me deja helada. Dejo de prestar atención a lo que me está diciendo Lisandro, como si su voz se desvaneciera de repente.
"La presentación oficial de Julián Álvarez en el Atlético de Madrid"
Mis manos tiemblan levemente, y tengo que hacer un esfuerzo por mantener el celular firme contra mi oreja. Me quedo clavada en el futón, con la mirada fija en la pantalla. De todas las ciudades, de todos los lugares a los que él podría haber ido ahora está acá, en la misma ciudad a la que yo decidí mudarme para empezar de cero.
Lisandro sigue hablando del otro lado de la línea, pero yo solo siento una mezcla de sorpresa y frustración recorriéndome el cuerpo. ¿Cómo es posible? Justo cuando pensaba que había dado el primer paso para dejarlo atrás, él sigue siendo una sombra en mi vida. Y peor aún, ahora está más cerca que nunca. Ya no es solo un recuerdo persistente que podía ignorar, sino una presencia tangible, ahí, en la misma ciudad.
