Capítulo 6.- "No se que hago aqui..."

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Johnny Lawrence estaba en un dilema, sentado en la orilla de su cama, apreciando las opciones que tenía enfrente.

"-¿Y vamos a ir a su funeral?-" Había preguntado Robby.

La respuesta de Johnny hubiera sido un rotundo y certero no, pero dudaba mucho en su decisión y no podía comprender por qué. Es lo que le tenia ahora despierto a las 2 de la madrugada.

Johnny salió de su cuarto, vagando por el departamento sin rumbo fijo, dejando que sus pies y la memoria muscular lo llevaran hasta la cocina. En la nevera no había una sola gota de cerveza, o rastro de alcohol desde hacía varios años, así que lo único que tenía para beber y ahogar sus penas era un jugo de una pequeña cajita con un popote.

El adulto se sentó en el suelo a debatir sus opciones, mientras se tomaba de un solo trago el pequeño jugo de uva.

-Carajo... ¿por... por qué estás llorando, Lawrence...?-

En el suelo de la cocina, a las 2 de la mañana, yacía un adulto llorando en silencio para no despertar a su hijo.

Se reprendía cada y cuando, intentando limpiarse las lágrimas de forma brusca con su camiseta. Johnny no sabía, o más bien no quería aceptar porqué le afectaba tanto la muerte de su viejo Sensei.

¿Aún le podía llamar Sensei? Le había tenido rencor tantos años, pero ahora... su muerte le estaba golpeando más duro que LaRusso y su estupida parada de grulla.

Y, maldición. ¿Todo se resumía a eso? ¿A esa vez que había fallado? ¿A la única vez que hizo algo mal y a partir de entonces su vida cayó en picada como un ave muerta?

La mente del Lawrence daba tantas vueltas que en un intento de estabilizarse golpeó la parte trasera de su cabeza con la encimera, provocando un ruido fuerte. Pero eso no hizo su pesar menos llevadero.

No hasta que una pequeña mano le limpio las lágrimas, y entonces volvió a la realidad.

-¿Quieres un abrazo?- Habló el pequeño Robby, al lado de su padre, mirándolo con preocupación mientras seguía limpiándole las lágrimas al adulto con la manga larga de su pijama.

-Si, Robby... un abrazo estaría bien...- Lawrence dejó que su hijo se enredara en su cuello, aún en el piso de la cocina. Por un momento, Johnny había olvidado su rayito de sol, y el único ser que lo motivaba a no ser la basura que alguna vez fue. -Gracias, hijo...-

-Esta bien... no es nada...- Responde el niño, limpiando sus propias lagrimitas. Ver a su papá llorar le arrugaba el pecho y los abrazos siempre lo hacían sentir mejor, así que al pequeño fue lo mejor que se le pudo ocurrir para socorrer a Johnny.

Y Johnny, siendo el adulto y tomando su rol, decidió llevar a Robby a la cama. No sabía por qué su hijo se había despertado, pero había llegado en el momento perfecto para él.

Después de días pensando, Johnny Lawrence estaba vestido decentemente, con un rostro serio que intentaba ocultar sus preocupaciones a su pequeño clon. Mientras tanto, Robby se sentía ridículo con saco y una corbatita negra.

Todo eso a petición de Bobby Brown, quien sería el que presidiría el funeral de su antiguo maestro de karate.

Ya en el lugar y después de media hora de incomodidad en donde, extrañamente su hijo se quedó quieto en el asiento de aquella funeraria, todo el asunto se daba por terminado. Johnny no se atrevió a acercarse al ataúd, con haber ido era suficiente para ponerlo alerta en todos sus sentidos.

Y su piel se erizó aún más cuando escuchó una voz horriblemente familiar a su espalda, entrando de forma "discreta".

-No se que hago aquí... Señor Miyagi, ¿que estamos haciendo aquí? ¿Esto no es... irrespetuoso?- Susurró un hombre joven, siguiendo a un viejo a regañadientes, un par que Johnny podría reconocer en cualquier lugar, a cualquier hora.

-Daniel-San, a ti mandar invitación el señor Brown. Nosotros deber respetar viniendo.-

Y ahí estaba el viejo que hablaba como Yoda. Tantos años y ¿LaRusso no pudo haberle enseñado a conjugar mejor sus oraciones...?

Toda línea de pensamiento coherente se deshizo para ambos hombres cuando cruzaron miradas. Johnny miró a Daniel. LaRusso miró a Lawrence.

Y el señor Miyagi miró como un niño le saludaba amablemente, asomándose desde atrás del rubio. El agradable anciano devolvió el saludo mientras los antiguos rivales se veían sin atreverse a decir palabra alguna.

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Cobra Dad - Lawrusso/Kiaz FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora