7.

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Fugaku Uchiha salió de su casa con una determinación palpable. La imagen de Sakura, asustada y traumatizada, estaba grabada en su mente. Había visto a su familia experimentar demasiados sufrimientos por culpa de personas como Danzo, y esta vez no podía permitir que eso sucediera de nuevo. Se dirigía hacia la oficina del Hokage, donde sabía que encontraría a Minato.

Al entrar al edificio, se encontró con Minato, quien lo esperaba con un semblante preocupado. No era común que Fugaku se presentara en esos lugares, pero sabía que la situación lo requería.

—Fugaku —dijo Minato, ofreciéndole un gesto de bienvenida—. Gracias por venir. Sé que tienes muchas preocupaciones sobre lo que le ocurrió a Sakura.

—¡Preocupaciones! —exclamó Fugaku, sin poder contener su frustración—. Lo que hizo Danzo no se puede pasar por alto. ¿Qué van a hacer al respecto?

Minato lo miró con seriedad, comprendiendo la intensidad de su preocupación.

—Lo entiendo, pero debemos seguir el proceso. Hay una junta que decidirá su castigo. Las decisiones no pueden ser tomadas a la ligera.

—¿Un castigo? —replicó Fugaku, elevando la voz—. ¿Acaso crees que eso es suficiente? Si no hacemos algo ahora, Danzo volverá a actuar. Necesitamos ser firmes y garantizar que no vuelva a tocar a nadie, especialmente a una niña.

Minato suspiró, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Sabía que Fugaku tenía razón, pero también entendía que el sistema requería pasos que a menudo eran tediosos y frustrantes.

—No podemos actuar solo por nuestras emociones, Fugaku. Debemos presentar pruebas y asegurarnos de que la junta lo evalúe con justicia —dijo Minato, tratando de mantener la calma—. Si Danzo es culpable, se le dará su merecido.

—¿Y si no lo hacen? —interrumpió Fugaku, el enojo burbujeando dentro de él—. He visto cómo funciona este sistema y me preocupa que se proteja a los suyos. Si no se toman medidas decisivas, yo lo haré.

La tensión creció en el aire entre ellos. Minato conocía la determinación de Fugaku y la capacidad de su clan para actuar con firmeza si no se satisfacían sus demandas.

—Fugaku, no creo que esa sea la solución. Debemos mantener la paz en Konoha. Un conflicto abierto solo nos llevará a más problemas.

Fugaku sintió una mezcla de impotencia y desesperación. La imagen de Sakura aterrorizada por lo que había vivido era suficiente para hacer que su corazón se rompiera. No podía permitirse pensar en las consecuencias si Danzo seguía suelto.

—Si este proceso lleva demasiado tiempo, no me quedará otra opción. Protegeré a los míos a toda costa. No dejaré que esto quede impune, Minato —declaró, su voz firme, antes de dar un paso atrás, sintiendo el impulso de salir de la oficina.

Minato observó cómo se alejaba, sabiendo que había mucho en juego. Fugaku era un hombre de principios, y su familia siempre había estado en el centro de sus preocupaciones. Aunque sabía que Fugaku podía estar demasiado cegado por la ira para ver las implicaciones de lo que estaba diciendo, no podía culparlo. Solo esperaba que la junta actuara con la urgencia que la situación requería.

Minato caminó por las calles de Konoha, su mente todavía en la reunión con Fugaku. La preocupación por la seguridad de Sakura y la amenaza que representaba Danzo lo acompañaban. Sabía que tenía que hablar con Kushina, su esposa, no solo para compartir lo que había sucedido, sino también para buscar apoyo y comprensión en medio de la tormenta.

Bᴀʙʏ ᴍɪssɪᴏɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora