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Al día siguiente, el sol apenas comenzaba a iluminar Konoha, y la brisa fresca de la mañana se colaba por la ventana de la casa Uchiha. Fugaku, decidido a ayudar a Sakura, la tomó en brazos mientras aún dormía, protegiéndola del mundo exterior. Con cuidado, salió de la casa y se dirigió a la Torre del Hokage.

Al llegar, Fugaku fue recibido por el guardia, quien se sorprendió al ver al lider del clan Uchiha en esa situación. Sin perder tiempo, se dirigió a la oficina de Minato, donde el Hokage estaba revisando unos documentos.

—Fugaku, ¿qué te trae aquí tan temprano? —preguntó Minato, levantando la vista de su trabajo y viendo a Sakura en brazos de Fugaku.

—Minato, necesitamos hablar sobre Sakura —respondió Fugaku con seriedad—. Quiero que volvamos a la normalidad, y creo que tú podrías ayudarnos.

Minato asintió, comprendiendo la gravedad de la situación.

—Entendido. Necesitamos encontrar un lugar adecuado para trabajar en esto. Vamos al campo de entrenamiento.

Fugaku asintió y siguió a Minato, llevando a Sakura hacia el campo. Una vez allí, Minato comenzó a preparar los jutsus necesarios para ayudar a Sakura a recuperar su memoria.

—La clave está en concentrar nuestro chakra para conectar con su mente —explicó Minato—. Haremos una serie de jutsus que podrían devolverle los recuerdos.

Fugaku, con determinación en su mirada, se preparó junto a Minato. Empezaron a realizar los sellos necesarios, y una esfera de chakra se formó frente a ellos.

—Listo, ahora, por favor, concéntrate en Sakura. Es esencial que todos estemos sincronizados —dijo Minato.

Fugaku asintió, su chakra fluyendo hacia la esfera, mientras Minato hacía lo mismo. Juntos, comenzaron a recitar el jutsu en un tono firme, y la esfera brilló con una luz intensa.

Poco a poco, comenzaron a sentir una conexión con Sakura. Fugaku podía sentir la fragilidad de su mente, pero también el brillo de su esencia. A medida que el jutsu se intensificaba, el aire se llenó de energía, y una luz envolvió a Sakura.

—Sakura, es hora de que regreses a nosotros —dijo Minato, su voz resonando en el aire.

En ese momento, los recuerdos de Sakura comenzaron a fluir hacia su mente, imágenes de sus amigos, sus entrenamientos, y las memorias de momentos felices. Se revivieron las sonrisas, las risas, y el amor que la rodeaba.

Sakura habia vuelto a su tamaño normal

De repente, Sakura abrió los ojos, parpadeando al ver el entorno familiar. La luz del día la envolvió, y con una mezcla de confusión y asombro, se dio cuenta de que estaba en el campo de entrenamiento, con Fugaku y Minato mirándola con preocupación.

—¿Fugaku-san? ¿Hokage-Sama? —preguntó Sakura, su voz temblando—. ¿Qué ha pasado?

Fugaku, aliviado, sonrió mientras miraba

—Estás de vuelta, Sakura. Todo va a estar bien ahora.

Minato se acercó, también sonriendo.

—Lo logramos. Recuperaste tu tamaño y memoria.

Sakura miró a ambos, su corazón latiendo con fuerza. Recordaba todo. Las risas, las batallas, y sobre todo, a Sasuke. La felicidad inundó su ser.

Bᴀʙʏ ᴍɪssɪᴏɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora