Bᴀʙʏ ᴍɪssɪᴏɴ

4.

Al día siguiente, Sakura convenció a Sasuke de llevarla a dar un paseo por la aldea. Mientras caminaban por las calles de Konoha, se encontraron con Shisui, quien los vio desde lejos y se acercó con su típica sonrisa amigable.

—¡Hey, Sasuke! ¡Sakura! —saludó Shisui, con un tono alegre al reconocer a la pequeña versión de Sakura—. Parece que alguien ha tenido un día interesante.

Sakura lo miró y sonrió ampliamente, claramente contenta de verlo.

—¡Shisui! —exclamó, corriendo hacia él sin dudarlo—. ¡Mira lo que aprendí! —dijo, mostrándole sus movimientos de kunai que Sasuke le había enseñado el día anterior.

Shisui rió con diversión y la felicitó.

—Nada mal, Sakura. ¡Pero aún falta pulir algunos detalles! ¿Qué te parece si te muestro un par de trucos más? —dijo, guiñándole un ojo mientras comenzaba a mostrarle algunos movimientos con ilusión y destreza.

Sakura estaba encantada, mirando cada movimiento de Shisui con ojos brillantes. Mientras tanto, Sasuke observaba la interacción desde unos pasos atrás, cruzado de brazos, y aunque no decía nada, una pequeña expresión de celos asomaba en su rostro.

Shisui, notando la mirada de su primo, le dirigió una sonrisa traviesa.

—¿Qué pasa, Sasuke? —preguntó en tono burlón—. ¿No me digas que no te gusta que Sakura se divierta?

Sasuke soltó un leve suspiro, intentando disimular.

—Hmph, solo no la distraigas demasiado, Shisui —respondió con aparente indiferencia, aunque no podía ocultar del todo su incomodidad.

Shisui soltó una carcajada, disfrutando de la reacción de Sasuke, mientras seguía mostrándole a Sakura algunos movimientos.

Mientras Sakura y Shisui continuaban divirtiéndose, Sasuke notó a dos figuras acercándose. Eran el Hokage, Minato Namikaze, y junto a él, Danzo Shimura. Danzo, con su porte frío y enigmático, observaba a Sakura con una mirada penetrante que rápidamente puso en alerta a Sasuke y Shisui. Ambos notaron de inmediato que había algo en la expresión de Danzo que no les gustaba, aunque no dijeron nada para no asustar a Sakura.

Sakura, sin embargo, sintió una incomodidad inmediata al ver a Danzo y se ocultó ligeramente detrás de Shisui. La atmósfera parecía haberse vuelto más tensa, pero Minato se inclinó hacia ella con una sonrisa cálida y tranquilizadora.

—Hola, Sakura. —le dijo amablemente—. ¿Cómo estás? He escuchado que has pasado unos días muy especiales.

La voz calmada de Minato la hizo sentirse segura de inmediato, y Sakura asintió tímidamente, sonriendo un poco más tranquila.

—¡Sí, Minato-san! Estoy aprendiendo mucho y... ¡Shisui me mostró algunos trucos muy geniales! —respondió, mirando al Hokage con ojos llenos de emoción.

Minato sonrió, pero a su lado, Danzo continuaba observándola con un interés calculador.

—Es bueno ver que estás en tan buenas manos, Sakura —añadió Minato, lanzando una mirada rápida y significativa a Danzo, como si intentara recordarle la importancia de proteger a todos en la aldea.

Danzo apenas asintió, pero su mirada seguía en Sakura, evaluándola como si estuviera formando algún tipo de plan en su mente. Sasuke y Shisui no perdieron detalle, atentos a cualquier movimiento.