I: Primeras Impresiones.

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Izuku abrió los ojos lentamente, la luz suave de la mañana se filtraba por las cortinas de su habitación, pintando de dorado las paredes con posters de peliculas y sus bandas favoritas, las estanterías llenas de libros y cuadernos de apuntes. La habitación, aunque modesta, estaba ordenada y llena de los rastros de su personalidad: un escritorio repleto de lápices de colores, libretas abiertas y algunas pesas.

Aquel día, sin embargo, le hacía sentir una extraña inquietud en el estómago. Era el primer día de su último año en la secundaria, el último capítulo antes de dar el salto hacia un futuro incierto.

"Un último esfuerzo" pensó mientras se estiraba y bajaba de la cama, intentando dejar de lado los nervios. Se vistió rápidamente con una sudadera, aun después de 4 años se sentía incomodo con el hecho de que los institutos en California no usaran un uniforme, pero luego miró el reloj y supo que esa no era su mayor preocupación. El tiempo corría y sabía que su madre y su padrastro ya estarían abajo en la cocina. Al bajar las escaleras, escuchó las voces en el comedor, una mezcla de las palabras amables de su madre y el tono siempre cortante de su padrastro.

Entró en la cocina y ahí estaba su madre, Inko, sirviendo café mientras le dedicaba una sonrisa cálida. Pero antes de que Izuku pudiera saludar, notó la presencia de su padrastro, Kenji, quien hojeaba el periódico con una expresión que siempre le parecía irritante. Inko se acercó a Izuku con una taza de té y una pequeña tostada que había preparado para él.

- Aquí tienes, Izuku. Sabía que estarías apurado, así que pensé en prepararte algo para el camino. - le dijo, pero antes de que pudiera pasarle el desayuno, la mano del hombre se interpuso bruscamente. Con un movimiento rápido, el pelinegro tomó la tostada y dio un mordisco, sonriendo con suficiencia mientras miraba a Izuku.

- Supongo que te puedes ir sin comer, ¿no? - comentó con una media sonrisa que carecía de cualquier rastro de humor. Izuku sintió una punzada en el pecho, pero solo asintió sin responder. Era mejor no darle la oportunidad de provocar más conflictos. A estas alturas, estaba acostumbrado.

Con un leve suspiro, tomó su mochila y se despidió rápidamente de su madre, quien le dedicó una mirada apenada pero sin decir nada. Izuku salió de la casa con paso firme, sintiendo que el aire fresco de la mañana le ayudaba a despejarse. Al fin y al cabo, era su último año; había decidido que nada lo distraería de su objetivo. Graduarse y abandonar ese techo, que jamás se había sentido como un hogar.

Salió de su casa y, justo en la entrada, vio el auto de Ochako esperándolo. Ella estaba inclinada sobre el volante, con una sonrisa luminosa, saludándolo con entusiasmo. Al pasar junto a su padrastro, notó la sonrisa exagerada y poco sincera que él le dedicó a la chica, y aquello le revolvió el estómago. La forma en que aquel hombre intentaba parecer amable con ella solo para incomodarlo le resultaba casi insoportable. Al llegar al auto, Ochako lo recibió con su risa despreocupada, como siempre.

- ¡Deku, vamos! Es nuestro último año, y estoy segura de que será increíble, ¡tienes que estar más emocionado! - Izuku esbozó una sonrisa tímida y subió al asiento del copiloto, agradecido por su entusiasmo.

A medida que avanzaban hacia el instituto, ella no paraba de charlar sobre las actividades y los eventos que estaban por venir, pero también sobre algo que, según ella, él debía resolver.

- Sabes, en serio, Deku, tienes que dejar de ser un aguafiestas. ¿No te gustaría encontrar a alguien decente este año? ¡Vamos! Ni siquiera tienes que buscar tanto, muchos chicos te quieren conocer... - dijo con picardía, refiriéndose a cómo algunos estudiantes se le acercaban por pura curiosidad o interés desde que salió del clóset.

Izuku suspiró, le divertía la insistencia de Ochako, y aunque no era la primera vez que le sugería algo así, sabía que ella solo quería verlo feliz. Pero no era tan fácil; él había aprendido que su popularidad era algo ambiguo, algo que venía de ser amigo de una chica como Uraraka y, al mismo tiempo, de los rumores y prejuicios de los demás.

୧ ‧₊˚ 𝐋et me in. 🍂 ⋅ (bkdk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora