Rumbo a Hogwart

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Harry veía a las personas que los acompañaban en el vagón del tren rumbo a Hogwart.

Eran muchas. Estaba casi tentado de matarlos a todos y buscar otro cubículo.

-No te atrevas ni a pensarlo.- Le respondió Draco, quien estaba leyendo y no veía a Harry.

-No he dicho nada.- Susurró el castaño.

-No es necesario, veo tu mente como un libro abierto, quieres que todos nuestros amigos se vayan. Más te vale que alejes esos pensamientos intrusivos de tu linda mente.

-Es que antes éramos solos tú y yo.- Gimió con dolor Harry.

Draco levantó la vista y le dio un beso en su mejilla, con suavidad colocó sus labios en su oreja y le susurró.

-Siempre seremos tú y yo, idiota. Así tengamos mil amigos, siempre estaremos juntos solos tú y yo.

-Mi hermoso y precioso Dragón.- Harry estaba tan maravillado. Tomó a Draco de su cintura y colocó al rubio casi arriba de él, por muy poco Draco estaba encima de su regazo.

-Harry, tampoco hay que dar un espectáculo.- El rubio veía que ya todos los estaban viendo.

-Oh, no se preocupen por nosotros.- Dijo Pansy riendo.

-Sí, hagan de cuenta que no estamos.- Siguió Blaise.

-Los leones son animales muy volátiles.- Comentó una tercera voz. Ahora era el turno de que todos la vieran.

Luna Lovegood.

Harry le sonrió con simpatía.

Draco solo la veía.

Cuando la chica les salvó el trasero aquel día, hace meses, nunca más se volvió a despegar de ellos.

FLASBACK.

-¿Qué hacen ustedes aquí?

-¿Luna?- Dijo Draco.

-¿La conoces?- Harry no entendía nada, pero estaba agradecido de que no fuera algún profesor o Dumbledore.

-Es de Raveclaw.- Le dijo Draco. -A veces me dice que tengo bonitos ojos.

Harry la miró serio. Él nunca había visto a la pequeña rubia y tampoco vio que estaba tan cerca de Draco.

-Las lindas hebras doradas me dijeron que abriera este armario.- Su voz sonó suave. -Quiere que salgamos de aquí o el león malvado los comerá.

Harry miró otra vez a la chica y observó sus pies.

-No tienes zapatos.

-Sí tengo.- La chica se miró sus pies y sonrió. -A los de Raveclaw les gusta jugar este juego, guardan mis cosas y debo encontrarlas.

-¿Cuánto tiempo te han "guardado" tus zapatos?

-Tres días.

Harry se molestó de inmediato, los idiotas de sus compañeros se burlarban de ella y la chica no lo sabía. Vio a Draco y mientras los tres salían de la oficina proyectó a su lindo rubio en la chica. Si alguien le hubiera hecho ese juego a Draco, Harry les hubiese lanzado al basilisco sin pensarlo dos veces.

-Eres muy débil.- Le dijo a Luna. -Manténte cerca de nosotros y nunca más "jugaran" ese tonto juego contigo.

Luna lo miró directamente a la cara y le sonrió.

-Gracias Harry.

Draco no dijo nada, pero presentía que esta nueva amiga sería alguien muy peculiar en sus vidas. Pero él no era nadie para decir nada, ya qué él mismo era un bicho raro.

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⏰ Última actualización: Nov 03 ⏰

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