Pueblo maldito

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En la mañana, te arreglaste con precisión para la misión

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En la mañana, te arreglaste con precisión para la misión. Te pusiste el vestido de tu uniforme, un sobrio atuendo negro de corte a las rodillas, de cuello alto y mangas largas, que completaste con tus tacones bajos de charol que resonaban ligeramente en el suelo mientras caminabas. Te recogiste el cabello en una coleta alta, dejando unos mechones rubios caer a los lados de tu rostro, dándote ese toque de profesionalismo sin perder tu estilo.

Después de asegurarte de tener todo listo, te dirigiste a la entrada de la escuela, donde tus dos profesores se despidieron de ti con sonrisas y saludos. Gojo te dio una palmada en el hombro, lanzando su típico:

—¡Suerte, _____! Y recuerda no perder el estilo, aunque estés luchando.

Shoko, a su lado, sonrió con su cigarro entre los dedos.

—No hagas demasiados destrozos. Y si tienes que curar a alguien, que no sea solo porque te aburriste de esperar.

Reíste y asentiste.

—Lo intentaré —dijiste, sin asegurarlo del todo, y te giraste para encontrar a Ijichi ya esperándote en el auto.

El viaje fue tranquilo, e Ijichi se limitó a hacer algunas recomendaciones en cuanto al lugar y el procedimiento de la misión. Finalmente, llegaron a la estación de tren, donde él te deseó suerte antes de dejarte. Compraste unos dulces de una pequeña tienda en el lugar y sentiste, de inmediato, una energía maldita que se acercaba. Al voltear, viste a un chico caminando hacia ti.

Era alto y de porte serio, con su cabello oscuro peinado hacia atrás y su mirada firme. Lo reconociste al instante: Noritoshi Kamo, el estudiante de Kioto. Le sonreíste amablemente.

—¡Hola! Soy _____ Ketsueki, mucho gusto.

Él hizo una ligera inclinación de cabeza.

—Noritoshi Kamo. Igualmente.

Después de una breve pausa, ambos se colocaron en la plataforma para esperar el tren. Intentaste iniciar una conversación:

—Así que... ¿has hecho este tipo de misiones antes? —preguntaste, esperando un poco de interacción.

Kamo simplemente asintió, mirando al frente.

—Algunas.

Notaste que no parecía muy interesado en hablar, así que, después de varios intentos fallidos por entablar una conversación, sacaste tu libro de anatomía de la bolsa.

—Bueno, supongo que podemos aprovechar el tiempo de viaje —comentaste, más para ti que para él, y abriste el libro, enfocándote en los diagramas detallados de músculos y huesos.

Kamo observó el libro de reojo, pero no dijo nada. Durante el trayecto en tren, el ambiente era silencioso, interrumpido solo por el pasar de las páginas y el sonido tenue del tren avanzando. De vez en cuando, notabas la mirada de Kamo sobre el libro, aunque no decía nada.

🅱🅻🅾🅾🅳 ( Noritoshi Kamo y Tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora