La primera malteada de fresa...tercera parte.

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La tarde se fue volando, Valentina se había comido ya más de tres pastelillos y al parecer no pretendía parar de comer.
La razón, simple mi loca amiga se enamoró del chico algodón, apodo el cual le pertenecía no mas ni menos
que a mi mejor amigo.
Tomé una servilleta que se encontraba a lado mío, la cual por cierto era de un color crema. La doble de tal forma que quedara como una bola de papel, observé como mi querida amiga se encontraba viendo embobada a cierto pelirosa, dirigí mis ojos hacia una de sus mejillas y sin mas lance la bola de papel tratando de llamar su atención.

— ¿Qué te pasa, Misty?—Preguntó indignada.

Suspiré.— A ver si ya dejas de comerte a Brandon con la mirada.— Dije cansada mientras tomaba un poco de mi malteada de fresa.

— No me lo estoy comiendo, sólo estoy investigando cada parte de su cuerpo, soy artista y me interesa mucho la anatomía, sabes.

— Aja si, anatomía...Iré a pagar la cuenta, "artista".— Dije entre comillas, ella solo cruzo los brazos y rió.—Ya comete eso, ya es tarde, otro día sigues estudiando la anatomía.— Reí mientras me paraba de mi asiento y me dirigía hacia la caja a pagar.

Pov Valentina.

Ya había llegado al parque el cual me había mencionado Misty, me senté en una banca color chocolate que se encontraba allí en un lugar no muy escondido, así ella podría localizarme.

Estaba feliz de haber encontrado a una vieja amiga, pensé que el primer día me la pasaría sola, pero no fue así. Gracias al cielo encontré a aquella pelirroja, suspiré nerviosa. Habíamos quedado en ir a una cafetería cercana aquí, y la verdad me encontraba nerviosa por la vestimenta que traía. Mi madre antes de salir me había dicho que parecía loca, y en ese momento no me importó pero ahora que lo pienso creo que tiene razón.

— Tú tranquila, yo nervioso verás que todo estará bien. Te ves genial, y si la pelirroja esa cree que no, es ella la que esta mal.

Dijo Pancho sentándose a lado mío, él era mi mejor amigo, que por cierto era imaginario, desde niña me ha acompañado. Y le tengo mucho cariño.— Pancho no digas eso, Misty no me tachara de loca, ya verás.

Puf... Eso dices ahora pero que tal mas tarde, esa pelirroja no es de fiar yo lo . Nunca confíes en una pelirroja.

— Eso si es raro...las pelirrojas son confiables, las traicioneras son las rubias. Esas si son unas zorras.*—Dije con mi puño cerrado en un tono de molestia.

— ¿No eran esas las castañas?

— No lo sé, me confundes... ¡Oh dios ahí viene Misty! Callate.—Voltee a mirar a lado contrario de donde se encontraba Pancho, no quería que Misty me mirara hablando sola.

No...no, eso no es de dios. Ella venía caminando hacia mí, aunque un poco dudosa en sus pasos. Tal vez su ropa la hacia sentir incomoda.

Ja viene vestida como puta...—Rió Pancho.

— Cállate.—Susurré.

Misty me saludó cuando por fin ya estaba a lado mío, al igual que yo lo hice. Ambas fuimos caminando a aquella cafetería.—Y cuando menos me di cuenta mi hermana tomó al poni morado y me lo lanzó a la cabeza, lo esquive pero la ventana de la vecina no.

— Y tu vecina no dijo nada...—Dije riendo a carcajadas.
Ella río.— No ambas corrimos como locas y allí no paso nada. Claro que le echamos la culpa a mi vecino de a lado.

Tiene bonita sonrisa, sabes.—Dijo Pancho siguiendonos.

Intenté ignorar su comentario y seguí platicando con Misty. Por fin llegamos a la cafetería, y sorpresa era toda color rosa, demasiado llamativo pero lindo.

Pasamos una tarde genial, aunque hubo unos disgustos por ciertos modales de cierta señorita. También conocí a un chico, él chico más lindo que había conocido en toda mi vida. Claro que la felicidad no dura, ya era hora de despedirme de Misty, me daba tristeza el separarme de ella, pero al menos mañana la veré en la preparatoria.

Llegué a mi casa un poco cansada, abrí la puerta y pude recibir un olor asombroso proveniente de la cocina, y con el hambre que tenía.
Entré... Saludé a mi hermano, y mi padre, me dirigí hacia la cocina para saludar a mi madre y ayudarla a servir la cena.

Acomode la mesa, y nos dispusimos a comer en familia como siempre lo hacíamos, todos hablábamos de como nos había ido en el día, claro todo menos mi hermano mayor él era un poco raro.
Me apresure a comer ya que había recordado que Misty me había dado el numero del chico de la cafetería y quería llamarlo.

Fin del pov Valentina.

Entre a mi muy querido hogar, y como siempre no había nadie, mi hermano y hermana tal vez se habían ido con mi abuela a cenar. Mientras que mis padres se encontraban trabajando, como siempre, cerré la puerta y me dirigí hacia la cocina buscando que comer, abrí con cuidado una gaveta y saque dentro una sopa instantánea.
Abrí el empaque, tome un poco de agua y rellene el recipiente hasta donde me indicaba, lo metí al microondas unos tres minutos.

— Puff...—Suspiré un poco agobiada.

Me quité con cuidado la camisa y la tiré en la mesa de centro. Tome el control remoto y prendí el televisor al mismo tiempo que me tiraba al sofá.

Esperó que mañana si esté mi madre aquí, las malditas sopas estás me engordan. Pensé fastidiada.

Bueno ya mañana será otro día...

*-*-*-*-*-*

Hola... Bueno he estado editando la historia, algunas cosas me gustan, algunas cosas se quedaran allí. Pero, la perspectiva de la historia a cambiado... Hablara de la amistad, claro, pero tendrá algunas cosas más.

He quitado los otros capítulos, ya que desde aquí la seguiré, desde aquí todo comenzara bien.

Antes que nada, gracias por leer. Y bueno, hasta la próxima ~

P.D

* Las rubias no son unas zorras, ni traicioneras, ni nada. Mucho menos las chicas con cabello castaño, o pelirrojas. Sólo es una expresión, no se busca ofender a nadie.

No creí que me gustara tanto un chico...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora