CAPITULO 2: Escaleras abajo...

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— Hey tranquila tranquila...que no puedo correr tan rápido.—Dije entrecortado por lo mucho que habíamos corrido. Valentina siguió jalando de mi brazo aunque no con demasiada fuerza pero si la necesaria para no poder soltarme, ésta mujer sí que era fuerte y corría demasiado rápido y yo no estaba en forma como para seguir su paso, además tenía ganas de ir al baño esos malditos pastelillos por fin habían hecho efecto.

— ¡Corre más rápido Misty!... Pancho está cansado de esperarte. — Dijo ella con tanta facilidad.

Respiré con dificultad, y traté de correr lo más rápido que mis piernas podían.

Valentina paro en seco haciendo que chocará con su espalda gracias a la rapidez con la cual estábamos yendo, caí al piso cansada, mi respiración era agitada, mi corazón latía a mil por segundo, en serio que necesitaba hacer ejercicio. Me paré con dificultad recargando todo mi peso en mis manos y observe a Valentina, ésta se encontraba hablando sola.

¡Ay por la dona esta mujer está loca! — Pensé en voz alta.

Me acerque a ella con cuidado y tome su hombro con delicadeza, ésta lanzo un golpe el cual esquive a duras penas.

Nota mental: Ir al gym.

— ¿Estás bien?— Pregunté casi susurrando, un poco insegura me volví a acercar a ella.

Está sólo asintió con la cabeza, y dio un largo suspiro. —Oye tranquila todo está bien. —Dije tratando de consolarla.

— Pero...y si me tachan de loca, otra vez. — Susurró recargando su cabeza en mi hombro.

Un poco insegura dirigí mi mano a su cabeza y acaricie con cuidado su cabello, yo no era de las personas que tenían tanto contacto físico. La verdad...nadie confiaba en mí, no para recargar su vida o preocupación en mi hombro.— Todo estará bien, veraz que nadie te dirá loca...y si lo hacen no importa, estar loco no tiene nada de malo, a veces suelen ser las mejores personas.—Dije levantando mi dedo índice con seriedad. Ella simplemente sonrió, se alejó de mi hombro y me tomó de la mano.

Seguimos caminando hasta llegar a una gran puerta la cual escondía ese gran patio en el cual se llevaría a cabo la "formación", ambas suspiramos.

Ella tomo la iniciativa y abrió lentamente la puerta, yo por inercia cerré mis ojos esperando lo peor, al instante escuché algunas risas.

Abrí cuidadosamente mis ojos observando a mí alrededor, había demasiadas personas, la mayoría hablaban entre ellos, sonreí con timidez y me dirigí hacia donde debería ser mi lugar. Fui seguida de Valentina, que al parecer ya se encontraba más tranquila, ambas nos paramos en una gran fila cuando sonó un timbre demasiado ruidoso.

Miré como todos también se formaban en diversas filas formando un patrón, dos filas de chicos y dos filas de chicas.

Valentina y yo nos pusimos en la primera fila de chicas que quedaba a lado de la de chicos, suspiré, estaba sola, Valentina se había formado hasta el principio mientras que yo me encontraba hasta el final.

—Ok, todo está bien...— Me dije a mí misma tratando de tranquilizarme. Al instante escuché como un micrófono era golpeado, y una voz un poco chillona hablaba.

— Uno dos, unos dos probando...— Pronunciaba aquella voz, la cual repentinamente había gritado. — ¡¡BIENVENIDOS SEAN TODOS!!

El gritó había sido tan fuerte que hizo que el micrófono emitiera un sonido extraño, pero increíblemente odioso el cual rompió mi tímpano.

Vaya, si estos parecían los juegos del hambre...

Con suavidad sobe mi oído y observé que no era la única que se quedaría sorda éste año escolar. Unos minutos después una voz un poco gruesa para ser de mujer se escuchó, empezó a dar un gran discurso los cuales no escuché, era demasiado aburrido.

Empecé a mirar a mis futuros compañeros, algunos eran demasiado altos, me sentía una hormiga a lado de ellos.

Pero uno de ellos llamó mi atención, él era un poco más alto que yo, su cabello era lacio de un color café con toques dorados, sus ojos eran del mismo color. Sus labios eran finos de un color rosado, él era delgado con una piel blanca cual porcelana.

Sin poder evitarlo me le quede mirando, era lindo pero estaba un poco distraído al igual que yo, observé como tambaleaba un poco, le reste importancia y seguí admirándolo. Pero algo estaba un poco raro, era mi idea o ¿estaba cada vez más cerca de mí?

Cuando por fin reaccione, miré como aquel chico estaba a punto de desmayarse y caer sobre mi cual costal de papas.

Asustada me quede en shock, cuando por fin cayo, miré que no sólo yo recibía el golpe, si no también el chico detrás de él.

— ¿Estás bien?— Preguntó la chica que se encontraba frente a mí, no sabía si era a mí a la que le preguntaba , o al chico que también estaba tirado en el piso. Simplemente la miré y traté de levantarme, pero aquel chico estaba sobre mí. Diablos... ¿Ahora qué haré? Con toda mi fuerza lo levanté recibiendo ayuda del chico pelinegro que había caído al igual que yo.

Cuando por fin me levanté, ayude al de ojos café claro a permanecer de pie, en segundos una mujer mayor llegó y tomó al chico para llevarlo a enfermería.

Todos preocupados se le quedaron viendo, pero la voz que ya había asumido que era la directora, nos llamó para que pusiéramos atención. Me volví a formar como si nada hubiese pasado, la formación siguió como antes, aburrida y sin vida. Cuando por fin escuché como la directora se despedía y nos deseaba un gran año, reaccione. Empecé a buscar a Valentina, lo cual no fue demasiado difícil. Valentina se acercó a mí y me miró con preocupación

— ¿Estás bien?—Preguntó mirándome directo a los ojos.

— Sí, sólo se cayó encima mío, nada grave.— Dije sonriendo.

Tomó mí mano, ambas caminamos hacia la oficina, donde nos darían nuestros horarios, y dirían en que salón estaríamos.

Después de pasar más de media hora encerradas en la oficina, por fin teníamos nuestros horarios. Valentina y yo por alguna extraña razón quedamos en el mismo salón, el cual era 1B, bueno al menos ya tengo una amiga en el salón, así no será tan incómodo.

— Qué genial, ¿no?, en la escuela estábamos en diferentes salones, pero ahora estamos juntas.—Gritó emocionada mientras bajábamos las escaleras.

Un dato interesante el cual no sabía, era que la oficina estaba en el segundo piso junto a la sala de maestros.

— Sí, genial, estaremos juntas, así serán más divertidas las clases.

Sonreí.

Mientras bajaba, iba tan concentrada hablando con Valentina que no me di cuenta que un chico venía corriendo frente a mí, haciendo que ambos chocáramos y cayéramos escaleras abajo.

~•~

Pero que mal día había tenido, mi mejor amigo me había lanzado un pastelillo de fresa en la cara, llegué tarde el primer día, conocí a una loca con un amigo imaginario pervertido el cual me miraba el trasero, después cuando por fin llegaba a la formación a una tonta se le ocurrió gritar en el micrófono dejándome casi sorda, después un chico lindo se me cayó encima, y para acabarla un idiota había hecho que cayera de las escaleras haciendo que rodara abajo al igual que él... Ahora estoy en enfermería con un doctor con mirada de violador.

Y ahora... ¿qué más falta? Dime, señor dona, ¿qué más me falta por vivir?

— Bueno no se ve nada grave.—Escuché decir al doctor, éste dirigió hacia mí, mirándome de una manera demasiado aterradora. — Pero debemos revisar si no tienes ningún moretón, así que quítate la blusa

— ¿¡¿QUÉ?!?

Joder de aquí no salgo virgen, lo que me faltaba, la vida me odia.

¡Gracias, señor dona!

No creí que me gustara tanto un chico...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora