Era un sábado por la noche, y la ciudad vibraba con la energía característica de los fines de semana. Las calles estaban llenas de gente, y el aire se llenaba con el sonido de la música proveniente de distintos bares y locales. Para alguien que había perdido la costumbre de estar en medio de esa algarabía, la idea de salir a ver un concierto resultaba un poco abrumadora, pero Bocchi sabía que debía hacerlo. Había pasado demasiado tiempo encerrada en sus propios miedos, y ahora era momento de retomar su conexión con el mundo de la música desde otra perspectiva.
Había oído hablar de una banda local que tocaba en un pequeño bar a las afueras del distrito. No era un lugar famoso ni lujoso, pero tenía la atmósfera que Bocchi recordaba de sus inicios: el pequeño escenario, el sonido crudo de los instrumentos, y el entusiasmo de los músicos que tocaban allí, motivados por pura pasión. Era, en cierta forma, el lugar perfecto para que Bocchi pudiera experimentar la música desde un lugar de disfrute sin la presión del escenario.
Bocchi llegó al local y se acomodó en una esquina, sintiendo una mezcla de nervios y emoción. Estaba rodeada de gente que hablaba animadamente, riendo y conversando mientras esperaban a que comenzara el concierto. Se sintió, por un instante, como una persona normal, alguien que simplemente estaba allí para disfrutar la música. Recordó lo que le había contado Hina sobre la banda que verían: "Son jóvenes, pero tienen una energía increíble. Te van a recordar por qué amas el rock, Bocchi". La sola idea le hacía sentir una pizca de nostalgia y emoción, y al mismo tiempo un atisbo de miedo.
Finalmente, las luces del pequeño escenario se encendieron, y la banda apareció. Eran cuatro jóvenes, casi de su edad, y había algo en sus rostros que denotaba la misma mezcla de nervios y entusiasmo que ella recordaba de sí misma cuando Kessoku Band comenzó. El primer acorde de la guitarra llenó el aire, y con él, una energía arrolladora que invadió cada rincón del lugar. Bocchi sintió un estremecimiento, una chispa que encendía en su interior una mezcla de emociones intensas.
A medida que la música continuaba, Bocchi se encontró perdida en el sonido. Cada nota, cada ritmo, la envolvía en una especie de trance, y por un momento, su mente la llevó a aquellos días en los que ella y sus amigas llenaban el escenario con su propia energía. El recuerdo de Ryo en el bajo, Kita en la guitarra, y Nijika en la batería era tan vivo que casi podía verlas allí, a su lado, como si el pasado y el presente se hubieran mezclado en una sola realidad. Su corazón se llenó de nostalgia y tristeza, pero también de una profunda paz. Se dio cuenta de que, aunque ellas ya no estuvieran, el espíritu de lo que habían compartido seguía vivo, no solo en sus recuerdos, sino en cada acorde que vibraba en su alma.
Durante la pausa entre canciones, Bocchi se dio cuenta de que algunas lágrimas habían comenzado a rodar por su rostro. No eran lágrimas de dolor, sino de gratitud. La música era el lazo que la mantenía conectada a sus amigas, el medio por el cual sus recuerdos seguían vivos y presentes. A través de la música, ellas nunca se habían ido del todo. Bocchi sonrió, limpiándose las lágrimas mientras la banda seguía tocando. Por primera vez, el dolor y la alegría coexistían en su corazón de una forma que le daba paz.
El concierto terminó, y el público estalló en aplausos. Bocchi aplaudió también, sintiendo que algo en su interior se había desbloqueado. Sabía que su amor por el rock seguía vivo, y que las memorias que compartía con sus amigas eran su inspiración para seguir adelante. Al salir del local, se encontró con Hina, quien la esperaba en la entrada con una sonrisa.
—¿Qué te pareció? —le preguntó Hina.
Bocchi le devolvió la sonrisa, todavía con un rastro de emoción en su mirada.
—Fue... increíble. Me recordó por qué amo la música y... por qué quiero seguir tocando —respondió Bocchi, con una sinceridad que Hina no esperaba.
—Sabía que te iba a ayudar. ¿Sabes? No tienes que hacerlo todo de golpe. A veces, solo hay que dar pequeños pasos. Y yo voy a estar aquí, acompañándote en cada uno de ellos.
Las palabras de Hina la reconfortaron, y Bocchi sintió una nueva chispa de esperanza. En el fondo, sabía que su sanación sería un proceso largo y que el dolor probablemente nunca desaparecería del todo. Pero esa noche, se permitió imaginar un futuro en el que la música volviera a ser una fuente de alegría y propósito.
Reflexión y Decisión Final
Esa noche, al llegar a casa, Bocchi tomó su guitarra y comenzó a tocar suavemente, recreando algunos de los acordes que había escuchado en el concierto. Cada nota la hacía sentir más cerca de sus amigas, como si ellas estuvieran a su lado, acompañándola en cada paso de su viaje. Finalmente, sintió que estaba lista para comprometerse por completo a reconstruir Kessoku Band, no solo en honor a Nijika, Ryo y Kita, sino también por ella misma.
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Bochi The Rock Alternative: El Resurgir de Las Cenizas
FanfictionTras sobrevivir a un trágico accidente que se llevó la vida de sus tres mejores amigas y compañeras de banda, Bochi se enfrenta a su dolor más profundo. En su lucha por superar el duelo, encuentra apoyo en nuevos amigos y descubre la fuerza para seg...