【Ｓａｎｄ Ｄｒａｇｏｎ】-ʜᴏᴛᴅ

Capítulo 5

Tener que organizar un viaje de un momento para otro a Rocadragón es el trabajo de la mano del rey y el resto del consejo que no pertenece a la familia real, por lo que Aelor se puede dar un tiempo para llorar, cuidar a su padre, a sus hijos y a Rhaenyra.

—¿Qué traje prefieres, papá? —pregunta el príncipe mostrando los trajes para montar —En Rocadragón podemos apestar todo lo que queramos a dragón y nadie dirá nada mientras nos veamos bien. Ivor estará feliz de visitar a su hermano, quizás eso también le dé animo a Vermithor que se la pasa durmiendo en una de las cuevas.

—Mi madre grito demasiado en su último parto, recuerdo que asesine a uno de los caballeros de Rogar para poder entrar a la habitación donde le estaban haciendo un nuevo procedimiento, algo llamado cesaría. Jocelyn estaba llena de sangre, más sangre de lo normal y madre estaba con los ojos abiertos y en silencio, me acerque a verla y apenas respiraba.

Aelor deja la ropa a un lado mientras los sirvientes la agarran para empezar a ordenarla y guardarla en los baúles, como siempre ellos elegirían la ropa del príncipe Aerion para que no empezará a divagar y recordar como su madre o hermanos mayores lo hacían por él. Se acerca a su padre sosteniendo sus manos.

—Papá, no debes torturarte con recuerdos...

—Aemma sufrió demasiado, solo pude sujetar su mano en sus últimos respiros. Y el pequeño... —comienza a llorar nuevamente —Siento que perdí a mi sobrino dos veces, a mi Baelon.

Aenar quita sus manos de las de su hijo para cubrirse su cara como un niño chiquito tratando de ocultar su dolor. Aelor aparta la mirada como si pudiera evadir la tristeza, pero solo puede ocultarla.

—Tengo que ir a ver a mis hijos, papá —mira al guardia juramentado de su padre —Que mi padre no se suba a Ivor por lo que lo deben llevar al barco, su dragón lo seguirá y quizás pueda devolverse en dragón.

—De acuerdo, príncipe.

Les da una pequeña sonrisa de agradecimiento y deja beso en el cabello de su padre en forma de despedida.

Los pasillos de la Fortaleza están llenos de lamentos por la pérdida de la reina Aemma. Desde la servidumbre hasta los miembros más importantes de la corte sufren su final y el del tan ansiado heredero.

Todos les dan sus condolencias y lamentos, le comentan lo buena que fue la reina Aemma y como están disponibles para ayudar en lo que sea que necesite. Algunas doncellas de la corte hacen reverencias más pronunciadas con sus escotes para nada adecuados para el ambiente de luto. Era muy obvio que con el cadáver sin terminar de preparar por las hermanas silenciosas ya estaban buscando un reemplazo para la reina a espaldas del rey, o eso espera.

¿Cuál pobre doncella ocupará el lugar de la reina?

El rey Viserys no ha querido compartir detalles de cómo fue el parto de la reina ni los presentes, pero con lo que relata su padre mediante otros recuerdos puede entender que abrieron a Aemma para sacarle al bebé como lo han hecho con muchas mujeres de la nobleza a lo largo del mundo conocido. Pero lo que más le preocupa al príncipe es que si a Aemma quien aparte de ser su supuesto amor de su vida y prima a quien juro cuidar bajo la fe de los 7 y con promesas valyrias le otorgo tan cruel final, ¿qué será de la próxima con quien probablemente se case por presión de su propio consejo para tener un heredero propio?

No se ven niños corriendo por los pasillos ni se escucha ninguna risa alocada o alguna fingida. Esta todo muy triste.

Saluda a los guardias que están en la puerta de la habitación de su hija mayor que está a un lado de las aposentos de la princesa Rhaenyra, pero frunce el ceño al darse cuenta de que no hay nadie cuidando de la puerta.