Capítulo 1

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El príncipe se afirma a la silla de montar mientras trata de despejarse al sentir el viento en su cara, está muy abrumado debido a que su madre lo obligaba a tener que practicar una fe diferente a las 14 llamas. Un Targaryen debe adorar a sus dioses reales, los dioses dragones.

Cada vez empezaba a estar mucho más lejos de Lanza del Sol y el calor lo empezaba a consumir, su frente sudada se secaba rápidamente por el aire contra su rostro que le otorga el vuelo.

Su dragón planeaba con inteligencia para no cansarse y poder volar mucho más rápido al sentir la libertad que su jinete le estaba dando. Aelor sujeta solo con una mano y sus piernas a la montura, la mano libre la lleva al espacio donde puede acariciar un poco del lomo del dragón de color blanco como un rayo, luego toma una de las púas negras que tiene varias a lo largo de su cuerpo para afirmarse un poco. Una vez cuando era más pequeño y Rhaenyra se consagro como la jinete más joven, por los celos quería hacer algo grande y monto a su dragón sin montura para luego hacer piruetas en el aire, aunque fue interceptado por su padre Aerion y su dragón Ivor que lo devolvieron a pozodragón donde lo empezaron a regañar.

Quizás pasaron horas en lo que se adentraba al interior de las arenas de Dorne, donde la civilización escaseaba y eran puros enfermos abandonados a su suerte por lo que solo te toparías con sus cadáveres. Pensó en volver, pero él el dragón en su interior quería ver el lugar, quizás encontrar un tesoro.

Por alguna razón vio una pequeña caballa que forma parte de una granja junto a una fuente de agua, quizás se está volviendo loco.

Desciende —ordena a su dragón en el único idioma que entienden.

El dragón gira de destino, pero es obligado a volver por las riendas. Su jinete le vuelve a repetir varias veces hasta que no le queda más que aceptar, cada vez que el dragón se negaba más curiosidad le entraba al pequeño príncipe.

Dejo a su dragón junto al agua por si quería beber un poco, pesando que es agua dulce debido a que no está conectada al mar, pero no lo puede comprobar hasta que se acerca el mismo a beber un poco y luego su dragón lo imita.

Ve como la puerta de la pequeña caballa está abierta y escucha el canto de una mujer por lo que intrigado se acerca, no puede ser una sirena debido a que están en medio del desierto, pero quizás es otro tipo de criatura desconocida que debe sacar a la luz para mostrar su descubrimiento.

Toca el marco de madera como si estuviera tocando un puerta, pero su mano queda en el aire al ver a la mujer en frente de él.

La mujer tiene el cabello de un color rubio rojizo sucio con unos ojos de color azules con una mezcla de verde, y su piel es blanca como porcelana. Claramente no es de Dorne, pero parece que ha vivido siempre en el lugar por su ropa y manera de estar sentada, tiene una actitud dorniense.

—Hola —es lo único que sale de sus labios mientras su boca queda un poco abierta mientras la sigue mirando.

Su ropa es como trozos de tela rotos y sucios que apenas logran tapar sus partes nobles. Muy pocas veces ha visto a mujeres desnudas, una vez a su hermana por un pequeño accidente donde se había escondido en sus aposentos para asustarla y se quedó dormido por lo que cuando despertó la chica se estaba cambiando con ayuda de su sirvienta -ese día lo castigaron por supuesta perversión-, la vez que vio a su sobrino el príncipe Daemon junto a una mujer extranjera en los pasillos de la Fortaleza Roja -día que Daemon se ganó un exilio-, y cuando junto a su sobrino-nieto Laenor siguieron a unos caballeros por la ciudad hasta llegar a la calle de la seda.

—Te estaba esperando, dragón de arena. Ven, te contaré el futuro.

Con una mezcla de duda y emoción se acerca mirando por la puerta como su dragón está alerta.

【Sand Dragon】-ʜᴏᴛᴅDonde viven las historias. Descúbrelo ahora