【Ｓａｎｄ Ｄｒａｇｏｎ】-ʜᴏᴛᴅ

Capítulo 4

Los tambores y trompetas generan un ruido que te llena de adrenalina para prepararte para lo que se viene, un baño de sangre entre nobles.

—¡Sean bienvenidos!

Sé que muchos de ustedes han viajado largas distancias para estar en estos juegos. Pero les prometo que no se decepcionarán. Cuando miro a los excelentes caballeros en estas listas, veo un grupo sin igual en nuestras historias. Y este gran día se ha hecho más auspicioso por la noticia... que estoy feliz de compartir: ¡La Reina Aemma ha comenzado sus labores! —el lugar se llena de aplausos y gritos llenos de ansiedad siendo liberada —¡Que la suerte de los Siete brille sobre todos los combatientes!

Rhaenyra busca desde su lugar a Aelor, pero se pone nerviosa al no encontrarlo. Él le había dicho que no participaría en el torneo para no ponerla más nerviosa. Mira a Saenna a su lado que aplaude bastante feliz esperando el derramamiento de sangre.

—¿Y Aelor? —pregunta en voz baja a lo que la amante oficial del príncipe mueve sus hombros indicando que no sabe dónde está.

Alicent que estaba pendiente a la conversación empieza a jugar con sus manos nerviosas, ella había visto al príncipe en sus aposentos para tener un momento de privacidad mientras todos los demás en el castillo se enfocaban en el torneo y la reina Aemma.

Aerion le sonríe a Laena mientras le deja un beso en su mejilla al recordar a su madre en ella. Hessa que está junto a su abuelo cuenta el oro que había ahorrado para apostar, mira a Lord Beesbury a su lado que revisa una hoja con los nombres de los combatientes.

—¿A quién le debo dar el oro? —pregunta la niña esperando que Lord Lyman le comparta un poco de su sabiduría.

—Oh, yo te enseño. Saber utilizar el oro es una habilidad igual de importante que la diplomacia y la habilidad con las armas —le contesta feliz de que alguien este interesado en seguir sus pasos.

Vamarr aparece en el palco con una cara de pocos amigos mientras su padre el príncipe Aelor lo dirige a los asientos designados para ellos entre medio de Saenna y Rhaenyra. Vamarr prefiere sentarse junto a su madre que evitará que su padre lo siga reprimiendo.

—Llegan tarde —dice fingiendo una sonrisa Saenna.

—Nuestro hijo se estaba tratando de infiltrar a las justas, quería participar.

Rhaenyra toma la mano de Aelor y le da una sonrisa, el príncipe puede notar sus nervios por lo que empieza a acariciar sus manos.

Un caballero de la casa Bolton pelea junto a uno de la casa Tully, la mayoría mira expectantes por el resultado mientras unas pocas damas de la corte se dedican a compartir rumores.

El pequeño Vamarr de 4 días del nombre aparta la mirada cuando la sangre empieza a ser desparramada sintiendo un poco de miedo. Los niños más grandes que él siempre le han dicho que esa es la mejor parte, pero por más que le trata de encontrar gracia no la encuentra. Él pensaba que quizás participando en el torneo podría disfrutar mejor, pero no lo sabrá hasta tener la edad suficiente según su padre.

Un Baratheon desde la justa se acerca al palco real donde solo la realeza y sus más íntimos podían sentarse al ser un espacio considerablemente pequeño.

—Humildemente pido el favor de la "Reina que nunca fue" —estira su lanza el de las tierras de la tormenta.

Rhaenys y Corlys comparten una sonrisa de lado mientras la princesa se acerca a agarrar una corona de flores y lanzarla para que quede bien puesta en la lanza con una gracia que solo una reina puede tener.

—Buena fortuna para ti, primo.

—Con gusto la aceptaría si creyera necesitarla.

Aelor hace una mueca ante el intercambio de palabras.