¡AU! Modern
Atsushi Nakajima, un joven de dieciséis años; albino, ojos morados con amarillo por debajo, un flequillo mal cortado y que tiene un buen promedio en la secundaria. Es amable, divertido y en algunas ocasiones, tímido, es hijo de Fyodo...
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Atsushi estaba acostado en su cama, su mirada estaba perdida en el techo. Este día era Halloween, y el día de ayer, el albino había estado esperando toda la tarde un mensaje de Tanizaki: “¿Cómo nos disfrazamos?” y ese mensaje nunca llegó, y no sabía que diablos hacer.
Había una fiesta en un club con esta temática, sus amigos lo habían invitado pero él no quería ir si no estaba compartiendo el disfraz con Tanizaki.
Había buscado al profesor Osamu en la mañana, y él había faltado. Entonces, se la había pasado toda la mañana pensando en qué había hecho para que el pelirrojo este molesto con él, Atsushi no quería perder su amistad. Tanizaki había sido su primer amigo, sentía que lo entendía y que siempre estaba para él en todo momento, tal vez no lo conozca tan bien como para deducir que es buena persona pero él lo quiere mucho, y le gustaría pasar los últimos años de secundaria con él...
Suena enamorado, pero no está enamorado.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por leves golpes en la puerta de su habitación, supuso que era su padre ya que ese día no se fue a su oficina.
— Pase. — contestó, se sentó en la orilla de su cama para recibir a su padre mientras el mayor entraba a su cuarto.
— Atsu... ¿Qué haces? — le pregunto, se acercó a la cama de su hijo y se sentó a su lado mientras lo miraba con una pequeña sonrisa.
«¿Qué será lo que quiere? Se preguntó por sus adentros, era raro que su padre se acercará tan familiarmente hacía él; normalmente no le gustaba hacerlo y mucho menos entraba a su cuarto para conversar... Cuando entraba, le ordenaba que no saliera porque habría una reunión con otros grupos de la mafia.
— Nada... ¿Sucede algo? — le pregunto arqueando una ceja e inclinando su cabeza a un lado.
— No, por supuesto que no... — respondió, y desvío la mirada a la puerta.
Quedaron en silencio, Fyodor miraba la puerta y Atsushi miraba el suelo de su habitación. Después de esa pregunta, el mayor ya no sabía que más podía preguntar, sabía que su hijo estaba preocupado en algo pero no sabía si debía ser directo o no...
Se arrepintió de no haberle pedido ayuda al bufón...
Estaba demás decir que el ruso no era bueno con estos temas delicados, o bueno, no sabía si era algo delicado pero lo suponía por como su hijo había estado inquieto estas últimas semanas.
