PRÓLOGO 1

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"Escaparse de casa" solo era una idea infantil, creía. Pero que sus padres fueran a darle el motivo suficiente para atreverse a hacerlo, debió esperarlo. Los ojos azules del niño estaban rojos de tanto llorar, y sus mejillas cubiertas de tanto lagrimear. Sin embargo, sus delicadas manos apretaban con poca fuerza el boleto de autobús.

—Me iré de este horrible pueblo, y nadie podrá hacerme daño más. ¡Solo imagínate Sawyer la nueva vida que tendrás en la gran ciudad!... Pero ¿por qué demonios el autobús está tardando mucho?

Se limpió la cara con las mangas de sudadera. La noche era fría y la oscuridad escalofriante, nunca había salido a horas altas de la noche. Su consuelo era subirse del autobús y desaparecer del mapa.

Entonces una luz iluminó el camino, agarró sus cosas y comenzó de nuevo a fantasear en su nueva vida. Pero no era un autobús, era un carruaje que flotaba gracias a una especie de polvillo dorado.

Nunca había salido del pueblo, su maravilla fue evidente y su curiosidad también. Sawyer nunca se ponía a pensar en lo malo que podría pasar, simplemente lo hacía y ya.

Todo se volvió oscuro.














De la risa has nacido

la alegría te ha vestido

la felicidad al fin te ha traído.

Bienvenido a la tierra de las hadas.

Hallaste bien el camino.







—¿Llegué o no llegué a mi destino? —parpadeó confundido. Por un momento pensó que lo habían secuestrado. El espacio en el que se encontraba era muy reducido— Eso lo resolveré después, está muy apretado aquí.

—¡Tengo que conseguir uno de esos uniformes! Maldición, la ceremonia está iniciando Grr —en la misma habitación, un dragón albino hacía uso de sus colmillos filosos y al igual que un perro estaba mordisqueando aquellos contenedores en forma de capullos adheridos a las paredes como si se tratara de un nido de mariposas. La malicia se apoderó en los ojos azules cuando encontró el "indicado"— ¡Bien! Usaré mi último recurso FUAAA

El fuego tenía toda la intención de quemar el capullo. Pero antes de que pudiera revelar a quien sea que haya adentro. Sawyer extendió ambos brazos para salir de la seda, revelándose como una mariposa.

—¿Estaba cubierto por seda? ¡Eso es asqueroso!... ¡AHH, UN DRAGÓN! —Sawyer olvidó aquella curiosidad desbordante suya, temiendo por su vida. De pronto, sus ojos celestes reflejaron una verdadera confusión, pero después una risilla salió de sus labios tonteando— Oh ya veo, todo esto es un sueño Jejeje.

—¡AHH! ¡¿Estabas despierto?! ¡Eso no importa! ¡Ese uniforme es mío! —el pequeño dragón albino tenía una expresión realmente fastidiado. El rubio frente suyo reaccionó con una expresión boba por todo lo que decía— Maldito, ¿te estás burlando de mí? ¡CONOCE MI PODER, GRR! —Y así empezó un espectáculo de fuego.

—¿F-FUEGO? ¡Y DE VERDAD QUEMA! ¡DEFINITIVAMENTE NO ES UN SUEÑO! —Sawyer comenzó quemarse de verdad, la capa blanca que traía puesta comenzó a tomar un color negruzco. Sawyer había aprendido en clases que cuando uno está en llamas, debía rodar en el suelo, exactamente eso se puso a hacer. Frenéticamente comenzó a rodar por los pasillos de la escuela, que increíble capacidad de escape.

—¡Es inútil humano! —el dragón extendió sus alas y comenzó a seguirle el ritmo. Su malicia era tremenda y soplaba aún más fuego. Sin embargo, Sawyer lograba esquivarle, rodando— ¡Ya quédate quieto, no puedo lastimarte si sigues haciendo eso!

—¡Ayuda, este dragón intenta matarme! —gritaba a todo pulmón, sabía que estaba en un aprieto terrible, además de que hacía el ridículo. Hubo un momento que algo se interpuso en su camino, sus ojos vislumbraron unos zapatos bien lustrados. Era su salvador, inmediatamente se puso de pie y abrazó a la persona presente— ¡Señor ayúdeme!

—¿Qué sucede aquí? ¿Por qué tanto alboroto? —el hombre misterioso sintió un enorme desagrado por el abrazo del niño rubio que ensuciaba su mejor traje con sus mocos y lágrimas. Este era un hombre alto y al parecer guapo. Llevaba una máscara verde, el cabello suelto repleto de flores y un atuendo que se asemejaba a un paisaje de la primavera. Sawyer creyó que era una "planta andante"— Oh es usted de nuevo, señor Dragón. ¿Podría dejar de hacer esto todos los días? Prefiero no lastimarlo~

—¡Atrévete a hacerlo, Director! ¡Usted y sus secuaces! ¡Los quemaré vivos, lo juro! —Sawyer se percató de que el dragón y el hombre primavera eran ciertamente "cercanos". Sin embargo, el dragón palideció un momento y sus ojos azules se volvieron "sensibles" — Se lo he dicho miles de veces, yo no necesito de esta escuela, ¡Esta escuela me necesita a MÍ!

—Llévenselo, señoritas... ¡Y limpien todo este desastre!... —así dictó el director y pequeñas bolas flotantes de colores, que eran hadas diminutas, aparecieron detrás del enmascarado. El dragón le fue puesto un bozal para evitar más incendios en la academia. — ¡Ah! ¿Todavía sigues aquí, jovencito?

—¡Sigo aquí! —Se percató por su tono de voz que el supuesto director era irritable. El niño de ojos celestes, vio por última vez al dragón que era obligado a irse con gritos y forcejeos. Sintió un poco de lástima, pero era muy mínima que se olvidó de ello.

El director misterioso se arrodilló a la altura de Sawyer para ver mejor sus heridas, no parecía tan conmocionado como esperaba el de cabellos dorados. Pero suponía que el hombre tenía experiencia lidiando con este tipo de situaciones.

Un brillo se apoderó de la sala, era la varita mágica haciendo su trabajo. Magia de curación.

—Estarás bien jovencito... Lamento los problemas ocasionados... Pero todos saben que no deberían estar vagando en el Salón de los Capullos, cuando hay una ceremonia. ¡Vamos! —El de cabellos rizados no tuvo tiempo para procesar lo sucedido, ¿sus los ojos lo habían engañado? ¿O fue eso magia? pues fue llevado a la ceremonia de nuevo ingreso.



FairyLand Academy (Twisted Wonderland)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora