15. Un día con Charlie.

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—Madre mía, ¿tienes novia?—  pregunté histérica. Lo había besado, habíamos compartido un momento bastante íntimo. Bueno, nos habíamos besado.

Cerré los ojos pensando en cómo se había desenvuelto mi vida desde hace un par de horas hast ahora, comenzando porque casi abofeteo a Jimin hasta el momento que Charlie me trajo a la casa de campo de sus abuelos que era una casita de lo más bonita y hogareña. Los suelos de madera, paredes blancas y la decoración era exquisitas. El salón era medianamente grande, tenía un comedor de madera con un florero en el centro y flores artificiales blancas. Los muebles del salón eran blancos, había dos de ellos, uno para dos personas y otro de tres. En frente del sofá de tres personas había una chimenea y una mesita de centro. Habían varias cuatro habitaciones en la parte de la cocina había un cuarto de limpieza donde la ropa de cama, toalla y todo tipo de fundas de almohadas estaban perfectamente doblado y organizado. Negué con la cabeza, no sé por qué me concentraba en este tipo de cosas cuando lo importante era otra cosa. 

Su nombre resonaba en mi cabeza aún pensando en que posiblemente había besado a un chico con pareja. Su nombre escocía como la de una herida en mi piel. La posibilidad de que todo lo que Jimin hubiese dicho sea cierto me aterraba. Odiaba pensar que a lo mejor yo había sido una completa idiota pensando que Levi había estado conmigo por amor y no por pena. Amargamente pensé en que era posible, después de todo, Levi era bondadoso. Siempre había sido desinteresado y ponían a los demás primero que él. 

Mi mano comenzó a temblar y clavé mis uñas en mi carne, fue ahí donde caí que estaba frente a Charlie.

Volteó rápidamente a mirarme. Su cabello estaba mojado haciendo ver más oscuro de lo que en verdad era. Llevaba una camiseta blanca y unos pantalones cortos grises. Como siempre, iba descalzo

—¿Qué?—su voz sonaba confundida. Se paró recto—No tengo—pasó un mano a su cabello para peinarlo hacia atrás.

—¿Por qué le cortas la llamada entonces? Eso es muy sospechoso. Parece esas situaciones raras—agregué un poco incómoda.

No quería inmiscuirme en una relación ajena, yo recién estaba saliendo de una. Pff, había salido de esta relación hace años y todavía no lo olvidaba.

—Es una amiga. Le corto la llamada porque es un poco intensa. Ya le dije que estoy ocupado e intenta controlarme. No me deja en paz—contestó estresado.

—¿Seguro que no es tu novia?— pregunté perspicaz.

—Te juro que no. Solo es una amiga controladora y pesada— le mire unos segundos y respondí.

— Oh, es de ese tipo de amigas— me quitó la toalla de la cabeza. Frotó mi cabello con la toalla y se la colgó en el hombro—Yo también he tenido amigas tóxicas. Una vez una de ellas se enojó tanto porque me hice amiga de otra chica que me pegó chicle en el cabello—empaticé intentando restarle importancia porque mis pensamientos seguían el camino equivocado.

—Ella no es así... es un poco rara—agregó. Me observó y se sonrojó—¿tienes frío?

—No, ¿por?

—Solo preguntaba—se volvió a pasar los dedos con el cabello. Sus mejillas estaban rosadas—Tengo que hacer las camas.

Nos dirigimos a las habitaciones y nos dispusimos a hacer la cama. Cuando terminé de hacer la mía, me senté con la almohada en mis piernas.

Cogí mi móvil y le envíe un mensaje a Calvin.

"Impresión mal hecha, estoy bien. No te preocupes por mí. No armes alboroto ni llames a la policía ni al ejército. No voy a regresar hoy"

Aunque te hayas ido (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora