Tokyo se vació en un minuto tras un apagón repentino. Las calles, casas y tiendas vacías. Internet, electricidad y cada aparato electrónico fuera de servicio.
Pero... ¿y esas enormes pantallas?
"¿Ya me puedo desmayar?"
ドクターC - 今際の国のアリス
...
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Prologue
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Los rayos de luz provenientes del sol mañanero de Japón iluminaron aquella habitación perfectamente organizada y con un leve olor a frutilla. Cada cosa en un lugar en específico y sin una mota de polvo en los muebles. El pequeño reloj digital que marcaba las 7 en punto de la mañana comenzó a reproducir la molesta música de la alarma.
Se levantó como de costumbre, apagando la alarma y caminando mecánicamente hasta el cuarto de su hermana. Sus pies chocaron con algunas muñecas tiradas en el suelo mientras que se acercaba a la cama. Tocó levemente el bulto debajo de las mantas rosadas con diseños de flores y pudo escuchar un infantil quejido. La pequeña niña se incorporó sentándose sobre la cama con los ojos todavía cerrados y le susurró un "Buenos días". Le arregló un poco el desordenado cabello azabache y se levantó de la cama.
— Recoge las muñecas. — dijo antes de salir de la habitación y caminar por el pasillo hasta la cocina.
Preparó el desayuno con agilidad casi mecánica y exactamente a las 7:10 tenía el plato para su hermana sobre la mesa. Como de costumbre. Su hermana entró a la cocina ya aseada, vestida su ropa de colegio y con su cepillo del cabello y ligas en la mano. Mientras la niña comía su típico desayuno, él desenredaba su cabello y lo peinaba en dos trenzas.
— Después de la escuela te cuidará la señora Tsubomi. — avisó, arreglando algunos mechones rebeldes. — Tengo que ir a Shibuya.
— Entendido. — la niña asintió, volviendo a despeinar los mechones rebeldes.
Al terminar de desayunar, él fue a asearse y arreglarse. Akari se quedó tranquila en el sofá mientras veía un capítulo en emisión de una caricatura sobre chicas mágicas con mucha brillantina y colores estrenduosos psicodélicos. A las 7:25 ambos salieron de la casa, después de que él revisara como diez veces que todas las luces estuvieran apagadas y todas las ventanas cerradas. Caminaron por la acera camino a la escuela evitando pisar las líneas. Era un barrio relativamente tranquilo. Todos los vecinos eran personas muy mayores que disfrutaban de hacer Taichí en la calle cerrada e ir todas las tardes a su cafetería/casa a tomar café o té.
