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-Ya en el pueblo, ambos se bajaron de la camioneta, con gestos de cansancio y suspiros helados.

"Bueno mi don, hasta aquí ha sido el viaje."

-Dijo el muchacho, para luego acercarse a don Josué y darle la mano.

"Muchísimas gracias joven, le debo un favor a usted"- Dijo don Josué.

"No se preocupe mi señor, para eso estamos los vecinos ¿no?"

"Fue un gusto haberlo conocido. Que tengan buena noche usted y su casa. Cuídese mucho joven."- Y se despidió del muchacho con un apretón de manos y una última sonrisa.

-Sonrisa que fue borrándose con cada paso que daba en su camino a casa.

-Vio muy poco lo que sucedía en las afueras. La única luz que alumbraba al pueblo era la de la luna llena, y un poco menos la de aquellas velas que había fuera de algunas casas. Iba con los nervios en la punta de los dedos, con el miedo en los ojos, y con el frío en el sudor de todo su cuerpo, ni la risa de los niños que chivateaban en la calle a oscuras le calentaba el corazón.



Es mejor ver cuando no hay luz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora