Capítulo 84

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—Si hubieras ganado la apuesta, me gustaría saber qué deseo habría pedido Jae-young.

—¿Ese es tu deseo? —Jae-Young, claramente sorprendido, repitió la pregunta. Era una simple curiosidad, algo que no necesitaba llamarse un "deseo". Aun así, Seung-hyun asintió.

—No se me ocurre nada en particular, y eso es lo que más me intriga en este momento.

—¿Pero de verdad es eso lo que quieres como deseo?

—Sí, de verdad —contestó Seung-hyun, con total convicción. Aun cuando él mismo había apresurado la conversación antes de que acabara el día, Jae-young ahora lo miraba como si fuera un desperdicio de oportunidad.

—¿Qué? ¿Pensaste en algo extraño? —preguntó Seung-hyun, notando la expresión de Jae-Young.

—No, no es eso, pero...

Jae-young, un poco incómodo, cambió de postura. En realidad, su propuesta no había sido para conseguir algún deseo especial. Solo había querido pasar un día tranquilo juntos. No esperaba ganar ni quería hacer de este día algo extraordinario; le bastaba ver el brillo en los ojos de Seung-hyun, quien parecía más emocionado que él. Con eso, ya estaba satisfecho.

Así que cuando Seung-hyun le preguntó cuál era su deseo, se sintió un poco desconcertado.

—No tenía nada específico en mente...

—Piensa en algo. Hasta antes de dormir —dijo Seung-hyun, devolviéndole la misma respuesta que él había dado antes. Al ver la expresión ligeramente incómoda de Jae-Young, Seung-hyun no pudo evitar sonreír.

—Puede que llegue el momento en que me sienta con ganas de cumplirlo —dijo Seung-hyun con suavidad.

Si era algo sin demasiada importancia, no sería malo concederlo. Aunque sentía que él sería el único en perder con eso, no tenía intención de discutir. Con otra persona, tal vez se mostraría más exigente, pero con Jae-young simplemente deseaba hacer lo que pudiera por él.

—Si tuviera que pedirle un deseo a Han Seung-hyun... —comenzó Jae-young, sin mucho interés por lo material. Aunque le gustaba dar, nunca había habido algo que realmente deseara recibir.

'En realidad, si tuviera un deseo, sería que definiera bien lo que somos el uno para el otro.'

No como simples compañeros sexuales, ni como algo para distanciarse o herirse mutuamente, sino como algo que pudieran nombrar de una forma que ambos quisieran.

Le gustaría saber por qué Seung-hyun temía tanto a ese tipo de definición, qué lo asustaba. Sin embargo, si pedía algo así como una recompensa por una ligera apuesta, probablemente lo ahuyentaría más. Perder a Seung-hyun ahora que, al fin, parecía disfrutar su compañía y reía más a menudo, era un riesgo que no estaba dispuesto a correr. Así que pensó en algo distinto.

¿Qué podría pedirle a Seung-hyun? Algo que, aunque no le gustara mucho, aceptara con un poco de quejas y finalmente cumpliera.

—...Cuando termine tu tratamiento, ¿te gustaría venir conmigo a mi casa de campo en Estados Unidos?

Era un deseo simple: que fuera con él a un lugar especial cuando todo terminara, con la esperanza de que, en ese tiempo, Seung-hyun no se apartara de su lado. No parecía una petición difícil, pero Seung-hyun no respondió de inmediato.

'A simple vista, parece una petición sencilla. Sin embargo...'

—¿Y el segundo? —preguntó Seung-hyun.

—¿Perdón?

—Dijiste que podía rechazar hasta dos deseos, ¿verdad? Así que debo escuchar los tres para decidir.

Me convertí en un villano con una enfermedad terminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora