Capítulo 12: La prueba

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Tsunade sabía que estaba recibiendo muchas miradas confusas mientras caminaba por la aldea con el cuerpo inconsciente de Jiraiya sobre sus hombros. También sabía que muchas de las miradas probablemente querían decir: "¿Qué ha hecho ahora?", ya que bastantes personas parecían estar haciéndose esa misma pregunta.

Tsunade trató de ignorarlas en la medida de lo posible mientras se dirigía hacia el hotel donde sabía que Jiraiya y su equipo se habían registrado. Sabía que existía la posibilidad de que ya se hubieran marchado y estuvieran de camino a Konoha, pero parecía que aún estaban allí cuando se acercó al hotel y vio a Naruto marchándose con Shizune, que claramente protestaba.

Ella pudo escuchar a Naruto diciendo, "Vamos Shizune. El Sabio Perverso podría necesitar nuestra ayuda".

"Naruto, estoy segura de que Lord Jiraiya puede cuidarse solo". Shizune se detuvo al darse cuenta. Debió darse cuenta del peligro que había corrido, ya que empezaron a formarse lágrimas en sus ojos. Con el alivio que sintió, gritó: "Señora Tsunade", antes de acortar rápidamente la distancia que las separaba y rodear a su maestra con los brazos.

Tsunade sonrió mientras Shizune lloraba de alivio en su camisa, aunque no pudo devolverle el abrazo porque estaba agarrada a Jiraiya. "Ya está, Shizune. Como puedes ver, estoy bien".

Shizune se retiró, sonriendo débilmente, y estaba a punto de decir algo cuando Naruto dijo fríamente: "¿Qué le has hecho a Pervy Sage?". Los ojos de Shizune se abrieron de par en par como si notara a Jiraiya por primera vez, y Tsunade no pudo evitar la sorpresa en su voz al decir: "Lady Tsunade, el blo..."

"Está bien, Shizune", dijo Tsunade, apartando la mirada de los dos genin que la miraban fijamente. Explicó: "Jiraiya me salvó de una mala situación, pero resultó herido en el proceso. Ahora, ¿por dónde se va a su habitación? Necesita descansar".

"Os lo enseñaré", dijo Shizune, abriéndose paso entre los dos adolescentes que seguían mirando al Slug Sannin. Siguiendo a Shizune hasta su habitación, le ayudó a quitarse la ropa y le despojó rápidamente de la mayor parte de sus ropas sucias. Tsunade trató de no sonrojarse mientras miraba el cuerpo en forma de Jiraiya, que demostraba que seguía viviendo la vida activa de un shinobi. Dirigiéndose al lavabo, Tsunade se limpió los restos de sangre de las manos antes de volver a su cama justo cuando Shizune colocaba un cuenco y un paño en la mesilla de noche, junto a ella.

Shizune empezó a mojar el paño en el cuenco para limpiar a Jiraiya, pero Tsunade la detuvo diciendo: "Yo lo haré, Shizune". Shizune asintió y le entregó el paño antes de dirigirse a la puerta. Cuando Shizune empezó a girar el picaporte para marcharse, Tsunade dijo: "Shizune... siento todo lo ocurrido".

Shizune se volvió hacia ella y le dijo: "No hace falta que te disculpes, Lady Tsunade. Sólo me alivia que estés a salvo".

Su aprendiz salió rápidamente de la habitación y se volvió hacia su compañera, que sólo llevaba un par de calzoncillos. Le susurró: "No te hagas ilusiones", a pesar de que estaba inconsciente.

Aunque estaba acostumbrada a dar baños de esponja debido a su estancia en el hospital, Tsunade admitía que a veces el que estaba dando a Jiraiya podía haber sobrepasado los límites de la profesionalidad. A veces sus manos se quedaban en algunos lugares más de lo necesario. Volvía a pasarle el trapo por el pecho cuando se dio cuenta de que tenía los ojos abiertos y la miraba fijamente.

"Debo de estar muerto", dijo él, con cara seria.

Tsunade le sonrió antes de responder: "Todavía no". Jiraiya intentó incorporarse, pero Tsunade le puso una mano en el pecho y le dijo: "No lo hagas. Todavía necesitas descansar".

Jiraiya no tuvo oportunidad de discutir porque aún se sentía como si le hubiera pillado espiando una horda de mujeres furiosas que habían recibido clases de defensa personal impartidas por Tsunade. Una vez que lo hizo, retiró la mano y empezó a mojar el trapo en el cuenco para evitar mirar a Jiraiya mientras preguntaba: "¿Cómo sabías que estaba en problemas?".

Naruto - La diferencia que puede marcar un besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora