Después de recibir el suero y descansar un poco, Franco se sentía lo suficientemente recuperado como para regresar al circuito. Aunque la carrera no había salido como él esperaba, quería al menos ser parte de la atmósfera y ver la ceremonia de podio, así que se dirigió al área de celebración junto con algunos miembros de su equipo.
Al llegar, las luces del circuito aún iluminaban la pista, y el podio se encontraba en todo su esplendor. Los gritos de los fanáticos resonaban mientras el piloto en primer lugar se preparaba para recibir su trofeo. Franco observó con sorpresa cuando vio que quien ocupaba el primer escalón era Lando. Sintió una mezcla de emociones al verlo en lo alto, y su estómago se revolvió un poco, como si le dieran mariposas.
Lando, al notar su presencia en medio del público, lo miró directamente y, en un gesto inesperado, lo señaló con el dedo, dedicándole una sonrisa cargada de significado. Con el trofeo aún en las manos, parecía estar dedicándole ese triunfo, como si fuera una especie de disculpa
Franco sintió el corazón acelerarse, y las mariposas en su estómago se intensificaron. Pero casi de inmediato, la tensión de su última pelea y las palabras que habían intercambiado volvieron a su mente. No quería dejarse llevar por esos sentimientos; aún sentía el peso de las cosas que Lando le había dicho y el resentimiento que lo había mantenido distante.
Desvió la mirada, enfocándose en cualquier otra cosa: los aplausos, las luces, el movimiento en el circuito. Sabía que, por mucho que quisiera olvidar, sus emociones seguían siendo complicadas. Aunque sentía algo en su interior al ver a Lando dedicándole esa victoria, no iba a permitirse dejar atrás tan fácilmente lo que había pasado entre ellos.
Mientras los demás celebraban, Franco se mantuvo en silencio, manteniendo su distancia, sin querer dejar que esa mirada afectara más de lo necesario. Sabía que había muchas cosas que resolver entre ellos, pero hoy no era el momento.
Decidido a regresar al hotel para descansar, Franco caminaba por el circuito casi vacío, dejando atrás el bullicio de la celebración en el podio. Las luces del circuito brillaban sobre el asfalto, y el sonido de sus propios pasos era el único que lo acompañaba en esa tranquila soledad. Apenas había avanzado unos metros cuando escuchó una voz familiar detrás de él.
-¡Franco!- Era Kimi Antonelli, quien lo había visto a la distancia y se acercaba con una sonrisa amistosa. -buen trabajo hoy. Sé que no era el resultado que querías, pero las primeras carreras son siempre las más duras.-
Franco le devolvió una sonrisa cansada. -Gracias, Kimi. Sí, no fue el mejor resultado, pero al menos fue una lección. Tendré que trabajar más en eso-
Kimi asintió, dándole una palmada en el hombro. -Eso es lo que cuenta, seguir adelante. Estoy orgulloso de ti-
Justo cuando el argentino estaba a punto de responderle, escucharon otra voz, esta vez un tono algo forzado que le hizo poner a franco los ojos en blanco de inmediato.
-Franco, ¿cómo estás? Veo que fue una carrera complicada- dijo Ollie Bearman, quien se había acercado sin notar la presencia de Kimi. A pesar de su tono "amistoso", Franco podía notar la tensión en su mirada, especialmente considerando la historia entre ellos: Ollie había sido quien le arrebató a su antigua pareja, Estelle.
-Sí, no fue lo mejor-respondió Franco, intentando mantener la calma-Pero así son las carreras-
Ollie sonrió, pero su expresión era una mezcla de condescendencia y satisfacción-Bueno, no te preocupes. Supongo que no todos pueden manejar la presión. Quizás te falte algo de experiencia para competir a este nivel-
Franco sintió el enfado creciendo en su interior, pero antes de que pudiera replicar, Kimi intervino, dando un paso hacia Ollie y mirándolo con una ceja alzada-¿Eso crees, Bearman?- Su voz era suave pero firme, y su postura irradiaba seguridad.
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𝐌𝐈𝐍𝐄
Random★• Cuando se anuncio que Logan Sargeant fue despedido y que en su remplazo vendria un joven argentino, Norris no tuvo otro pensamiento, "𝑬𝒔𝒕𝒆 𝒄𝒉𝒊𝒄𝒐 𝒗𝒂 𝒂 𝒔𝒆𝒓 𝒎𝒊𝒐, 𝒄𝒖𝒆𝒔𝒕𝒆 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒄𝒖𝒆𝒔𝒕𝒆" -¡𝙵𝚘𝚛𝚖𝚞𝚕𝚊 1! -¡𝙾𝚖𝚎𝚐...