Capítulo 9: Fuera de Balance

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Los días transcurren en una danza frágil entre la emoción y la tensión

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Los días transcurren en una danza frágil entre la emoción y la tensión. El estudio de danza se ha convertido en nuestro refugio, un espacio donde Mina y yo podemos ser simplemente nosotras mismas, sin las presiones del mundo exterior. Pero la realidad tiene una forma cruel de entrometerse incluso en los momentos más perfectos.

Estoy preparando mis cosas para nuestra próxima clase cuando mi teléfono vibra insistentemente sobre la mesa. Al principio intento ignorarlo, pero las notificaciones siguen llegando una tras otra. Con un suspiro, lo tomo y siento cómo mi estómago se revuelve al ver los titulares:

"¿Mina de Twice intenta volver al ballet? Rumores sobre clases secretas." "Fans preocupados por posible cambio de carrera de Mina" "¿Está Mina preparándose para dejar Twice?"

Mis manos tiemblan mientras deslizo la pantalla, leyendo los comentarios cada vez más especulativos. Algunos fans muestran su apoyo, otros expresan preocupación, y algunos incluso muestran enojo. Las teorías se multiplican como un virus en internet.

"¿Quién es su maestro de ballet?" "He oído que va a un estudio cerca de Gangnam..." "¿Alguien ha visto a Mina entrando o saliendo de clases?"

Mi corazón se acelera. Es cuestión de tiempo antes de que alguien haga la conexión. Tomo mi bolso y me dirijo al estudio más temprano de lo habitual, necesitando hablar con Mina antes de que la situación se salga más de control.

Cuando llego, la encuentro ya allí, sentada en el suelo del estudio con su teléfono en las manos. La luz de la tarde que se filtra por las ventanas proyecta sombras suaves sobre su rostro preocupado.

—Hey —digo suavemente, dejando mi bolso en el suelo—¿Estás bien?

Mina levanta la mirada, y puedo ver el cansancio en sus ojos. —No realmente —responde, mostrándome la pantalla de su teléfono— La agencia me ha estado llamando toda la mañana.

Me siento a su lado, manteniendo una distancia prudente a pesar de que lo único que quiero es abrazarla.
—He visto los rumores —comento, observando cómo sus dedos juegan nerviosamente con el borde de su top de baile.

—Es una locura —suspira, pasando sus dedos por su cabello en un gesto que he aprendido a reconocer como señal de su ansiedad— La agencia está... bueno, están más que preocupados. Dicen que esto podría afectar la imagen del grupo.

—¿Qué te han dicho exactamente? —pregunto, aunque temo la respuesta.

Mina se levanta y comienza a caminar por el estudio, sus pasos resonando en el espacio vacío.
—Quieren que me centre exclusivamente en mis actividades con Twice. Dicen que tomar clases de ballet podría dar la impresión equivocada, que los fans podrían pensar que no estoy comprometida con el grupo.

—Pero eso es ridículo —protesto, levantándome también— El ballet te hace feliz, te ayuda a mejorar como artista.

—Lo sé —dice, deteniéndose frente al espejo— Pero no es tan simple. Mi contrato tiene cláusulas específicas sobre actividades externas. Técnicamente, necesito aprobación para cualquier cosa que pueda afectar mi imagen pública.

Me acerco a ella, nuestros reflejos en el espejo mostrando la tensión en nuestros rostros.
—¿Y qué hay de tu bienestar? ¿De tu felicidad?

Mina se gira para mirarme directamente, sus ojos brillando con lágrimas contenidas.
—¿Sabes qué es lo peor? No es solo por el ballet. Si descubren lo nuestro...

Su voz se quiebra y no necesita terminar la frase. Ambas sabemos las implicaciones. En la industria del K-pop, las relaciones personales de los idols son un tema delicado, por no decir tabú. Y una relación como la nuestra...

—Podríamos mantenerlo en secreto —sugiero, aunque las palabras saben amargas en mi boca— Ser más cuidadosas, encontrar lugares más discretos para las clases.

Mina niega con la cabeza. —Ya están investigando. Han pedido una lista de todos los estudios de danza en Seúl. Es cuestión de tiempo antes de que...

—Entonces nos adelantaremos —la interrumpo, tomando sus manos entre las mías— Podemos encontrar otro lugar, cambiar los horarios. No tienen por qué encontrarnos.

—¿Y vivir siempre escondidas? —pregunta, su voz mezclando frustración y tristeza— ¿Es eso justo para alguna de las dos?

Me quedo en silencio, porque no tengo una respuesta. La miro, recordando todos los momentos que hemos compartido en este estudio: las risas, las confidencias, nuestro primer beso. La idea de perder todo eso me resulta insoportable.

—No quiero renunciar a esto —dice finalmente Mina, apretando mis manos— No quiero renunciar a ti, ni al ballet, ni a la persona que soy cuando estoy aquí contigo.

—Entonces no lo hagas —respondo con firmeza—Encontraremos una manera.

—¿Cómo? —pregunta, y la vulnerabilidad en su voz me rompe el corazón.

—No lo sé exactamente —admito— Pero lo resolveremos juntas. Paso a paso, como en el ballet.

Mina esboza una pequeña sonrisa, la primera que veo en toda la tarde. —La agencia me ha dado un ultimátum. Tengo una semana para "reconsiderar mis prioridades".

—Entonces tenemos una semana para encontrar una solución —digo, tratando de sonar más segura de lo que me siento— ¿Confías en mí?

—Siempre —responde sin dudar.

Nos quedamos en silencio por un momento, el peso de la situación flotando entre nosotras. La luz del atardecer pinta el estudio en tonos dorados, creando un ambiente casi irreal, como si estuviéramos en una burbuja fuera del tiempo.

—¿Bailamos? —sugiero finalmente— Solo por hoy, olvidémonos de todo lo demás.

Mina asiente, y mientras nos preparamos para comenzar la clase, puedo ver en sus movimientos la misma determinación que vi el primer día. La música comienza a sonar, y por un momento, todo lo demás desaparece. Los rumores, las preocupaciones, las amenazas... todo se desvanece con cada paso, cada giro, cada momento que compartimos en esta danza que se ha convertido en nuestra forma de resistencia.

Pero incluso mientras bailamos, una parte de mí sabe que esto es solo el comienzo de una batalla más grande. Los días que se avecinan traerán decisiones difíciles, y tendremos que encontrar la fuerza para enfrentarlas juntas, manteniendo el equilibrio entre nuestros sueños y la realidad que amenaza con separarlos.

Cuando la música se detiene, Mina me mira con una mezcla de determinación y miedo. —No importa lo que pase —dice— esto, lo que tenemos aquí, es real.

—Y vale la pena luchar por ello —completo, sabiendo que las semanas siguientes pondrán a prueba esa convicción.

Mientras recogemos nuestras cosas esa tarde, el aire está cargado de una nueva tensión, pero también de una resolución compartida. La tormenta se acerca, y aunque no estamos seguras de cómo la enfrentaremos, al menos sabemos que no lo haremos solas.

 La tormenta se acerca, y aunque no estamos seguras de cómo la enfrentaremos, al menos sabemos que no lo haremos solas

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