Tsukkishima
Y ahí estaba, cansada durmiendo en mis brazos, en una casa ajena, pero no podía pedir más, es mía y lo será para siempre. Me parece de weones todo lo que le han dicho, todo lo que le han hecho pasar, ¿por qué tiene y tuvo que aguantar todo eso?
Llegué yo, ya no tiene que tener miedo.
—¿Qué hora es?.— me pregunta con esos ojitos de gata dormidos. —Las dos creo.— dije abrazándola a lo que ella responde escondiendo su cabeza en mi cuello.
—¿Te parece que bajemos?, no hemos tomado nada ni compartido.— Dice.
—Vamos entonces.— La levanto le pongo las zapatillas y partimos.
Cuando salimos de la pieza vimos que justo el Tanaka iba entrando a su pieza con la Kyoko, mirenlos. Nos hicimos los locos ya que si alguien nos vio iba a ser contradicente que molestemos al resto cuando hicimos lo mismo.
Bajamos la escalera y vi como el culiao del Rintaro nos miraba, se le notaba que quería con mi mina, si con esos ojos weones trataba de buscar su mirada, cosa que fue imposible ya que la agarre de la cintura y le chante el beso no más.
—Oye pasaito.—
—¿Qué pasa? ¿No puedo besar a mi preciosa ?.— Reí.
—Seré tuya cuando pololeemos, yo no veo ninguna pedida de poleo.— Dijo alejándose haciendo puchero, puro show. —Ya va a llegar ese día Ampi. —Mientras caminaba persiguiéndola para dejar su cintura entre mis manos y acercarla.—Déjame pensarla si, quiero que sea algo que nunca olvides.— Dije moviéndole su pelito detrás de la oreja y con eso solo logré que se pusiera mas rojita.
Tan preciosa que es, cuesta creerlo.
Seguimos compartiendo, pero ya la dejé tranquila y sola, yo la conozco y acá es donde puede desenvolverse y compartir con sus más cercanos y cercanas... Obviamente la estaría vigilando desde lejos, ni weon la dejo sola sola sabiendo que hay weones como el Rintaro por ahí dando vueltas.
[...]
Ya eran las tres y media y la Ampi se veía súper bien todavía, ya por fin se está sabiendo cuidar del trago, yo que soy un kilómetro parado no me pega tanto pero ella que es tan chiquita el copete le pega al tiro aún que sea una copa toda cagá.
No sabía si se quedaba a dormir o se iba a su casa, de todas maneras me iba a asegurar de que esté bien. Tenía planes de invitarla, ya que mi mamá tenía turno de noche en el hospital y al día siguiente saldría con sus amigas de la misma pega.
—Oye Ampi, ¿te quedas o te voy a dejar?.—
—No sé si quedarme, creo que las piezas del Tanaka están llenas y me iba a tirar al sillón.— Puso cara de puchero, ya que se le notaba que tenía mucho sueño. —Y eso significa que tengo que esperar a que se fune el carrete porque los sillones están ocupados.—
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𝙣𝙞 𝙫𝙤𝙯 𝙣𝙞 𝙫𝙤𝙩𝙤 ➽
RomanceDonde la Ampi (Amparo) creció siendo la sombra de su hermana la Kyoko, pensando que nunca se sentiría suficiente consigo misma. Pero un día en un carrete del Tanaka, donde solo fue invitada por su hermana, conoció al rubio más sincero y penca, que l...