Al amanecer, al fin me dejaron salir de la sala de interrogatorio tras cinco horas allí encerrado. Un policía abrió la puerta, me dedicó una mirada seca y una mueca de desprecio e hizo un gesto con la cabeza hacia un lado.
—Puedes irte, puto lobero —me dijo.
Apagué mi décimo cigarro de la noche y recogí el zippo de encima de la mesa antes de levantarme e ir a la salida. Me fui con la cabeza bien alta y una expresión muy tranquila en el rostro, atravesando el pasillo y la oficina a paso lento, con las manos en los bolsillos de mi pantalón corto. Alguno agentes me miraron, pero la mayoría estaban ocupados en el cambio de turno, tomando su primer café de la mañana o demasiado cansados para prestarme atención. Salí directo hacia la calle, bajé la escalinata de piedra y entrecerré los ojos al encontrarme con la cegadora luz del amanecer por entre los edificios altos. Seguí caminando hasta el final de la calle, deteniéndome frente a un Jeep negro de cristales ahumados que me estaba esperando aparcado en la esquina. Cuando abrí la puerta, lo primero que sentí fue el penetrante Olor a Macho, ese que tantísimo me gustaba y tanto me excitaba; después miré unos felinos ojos, bordeados por pestañas negras; finalmente oí el profundo gruñido de un Yeonjun nervioso, enfadado y preocupado desde el asiento del piloto.
—¡¿Quién atacar a Beom?! —rugió con los dientes muy apretados, incluso antes de que pudiera cerrar la puerta de un golpe seco—. ¡¿Lobatos?! ¡Yeonjun les dará una paliza!
Me quedé mirándole en silencio mientras su voz alta y grave se disipaba en mitad del ambiente cargado del Jeep. A mitad de la noche, había recibido una llamada de número oculto. Jaebum se había pasado a hacerme una visita para comer algo y se había encontrado con el cordón policial y la furgoneta destrozada, había salido a investigar y había llamado a Yeonjun. El lobo estaba con Namjoon, y había usado su móvil para gritarme: «¡Beom! ¡¿Dónde está Beom?! ¿¡Está a salvo!? ¡Yeonjun va ahora!». Había tenido que tranquilizarle y explicarle que una banda de borrachos había atacado el furgón, que yo estaba bien, pero que me habían llevado a la comisaría para hacerme un par de preguntas. El lobo se había limitado a gruñir con enfado y fuerza a cada palabra que yo decía. «¡Yeonjun espera a Beomgyu a que salga!» Y eso había hecho.
—Fueron un par de borrachos —respondí con calma, alargando una mano para acariciarle el abdomen bajo su camiseta de asas negra.
—¡Namjoon fue a investigar! ¡Dijo a Yeonjun que allí olía a lobato! —insistió, apretando con fuerza los puños en el volante. Cuando se enfadaba y gritaba así, daba verdadero miedo y era muy intimidante, con su rostro atractivo y de mafioso que tan cachondo me ponía—. ¿Lobatos hacer daño a Beom?
—Los lobatos solo se pasaron a comer un par de hamburguesas —le mentí. Eso era parte de mi plan, porque si era Yeonjun quien les pegaba una paliza para que aprendieran, no iban a respetarme a mí, solo a su SubAlfa.
El lobo no me creyó, no del todo al menos, porque siguió gruñendo con enfado hasta que me incliné sobre él y le acaricié la mejilla. Le di un beso en los labios y descendí mi mano de su abdomen a su entrepierna. Después de toda una noche encerrado, lo que necesitaba era una buena ducha y un buen polvo, no aguantar los gruñidos y rugidos de Yeonjun. El lobo tardó un par de segundos en dejar la ira atrás y en cambiar sus quejas por un gemido de excitación mientras su polla se ponía muy dura bastante rápido bajo mi mano. Le levanté la camiseta y bajé la cabeza para frotar la cara contra su pálido pecho, gemir con profundo placer y lamerle los pezones. Yeonjun echó atrás la cabeza y gruñó, esta vez con placer, antes de empezar a mover la cadera y mojarse mucho.
Tras una mamada que me llenó la boca y la barbilla de baba y líquido salado, fuerte y viscoso; monté a Yeonjun en su asiento, gimiendo y tirándole del pelo mientras me mordía, me agarraba de la cadera y me taladraba el culo como si no hubiera un jodido mañana. Eso era justo lo que necesitaba para terminar jadeando, con una amplia sonrisa e inmerso en una nube narcótica de calma y felicidad. Yeonjun me acarició la mejilla, restregando el sudor de su rostro contra el mío, ronroneando al principio, hasta que terminó gimiendo para llamar mi atención.
ESTÁS LEYENDO
── 𝓗𝗎𝗆𝖺𝗇𝗈 世'✿ 𝗬𝗲𝗼𝗻𝗴𝘆𝘂
FanficSé que todos conocen a los Lobos, esos hombres peligrosos, fuera de la ley, musculosos, apestosos, atractivos y con la polla enorme. Sé que les habrán contado lo increíble que es pasar El Celo con ellos y que les follen como nunca en su vida. Pero a...