🧸જ⁀ CAPÍTULO TRES
Dos sombras detrás de ellaMARGARET CONTABA LOS DÍAS DURANTE SU ESTANCIA EN EL HOGAR DE la señorita Peregrine. No sabía si volvería a su hogar, pero intentaba hacerse a la idea la posibilidad de no volver a su casa. Bueno, al menos no pronto.
Con quien más se había relacionado hasta el momento era con Emma, Olive y Victor, pues eran los más cercanos a su hogar. También hacía fiestas del té con las más pequeñas del hogar y era árbitro de los partidos que hacían todos los domingos.
Se llevaba bien con todos, a excepción de Enoch, quien parecía despreciarla.
Cada que ella se acercaba para entablar una conversación con él, este se daba la media vuelta y se iba, o respondía de mala manera a sus preguntas.
La castaña, quien mantenía la puerta abierta de su habitación, observó a Enoch caminar por el pasillo. Dejo de peinarse para ir tras el.
— Buenos días, Enoch.—saludó Margaret de manera amistosa, colocándose frente a él.
Enoch se detuvo en seco, sus ojos oscuros se clavaron en los de Margaret con una mezcla de sorpresa y molestia. Apretó los labios, como si estuviera conteniendo una respuesta mordaz. Pasaron unos segundos de silencio incómodo en los que Margaret pensó que, tal vez, se había excedido. Pero estaba decidida a no retroceder.
—¿Qué quieres? —respondió Enoch al fin, su voz seca y carente de amabilidad.
Margaret tragó saliva, manteniendo la sonrisa a pesar del frío que sentía en la espalda. Se recordó a sí misma que no debía dejarse intimidar.
—Solo quería hablar contigo. No hemos tenido la oportunidad de conocernos bien y... bueno, todos aquí parecen llevarse bien menos tú y yo.
Enoch ladeó la cabeza ligeramente, como si considerara sus palabras con un escepticismo palpable. Sus dedos tamborilearon contra la barandilla de la escalera, y sus ojos se desviaron brevemente hacia la ventana cercana, donde la luz de la tarde dibujaba sombras alargadas en el suelo.
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𝐌𝐀𝐑𝐆𝐀𝐑𝐄𝐓; 𝗘𝗻𝗼𝗰𝗵 𝗢'𝗖𝗼𝗻𝗻𝗼𝗿
Fanfictionˏˋ 🫀🧸 𝙒𝙝𝙚𝙣 𝙮𝙤𝙪 𝙠𝙣𝙤𝙬, 𝙮𝙤𝙪 𝙠𝙣𝙤𝙬 𝙒𝙝𝙚𝙣 𝙮𝙤𝙪 𝙠𝙣𝙤𝙬, 𝙮𝙤𝙪 𝙠𝙣𝙤𝙬 Margaret Delacour había nacido con una peculiaridad. Una a la cual el pueblo temía. Es así que...