Silence-Gabellie

Una corazonada

El frío golpeaba fuertemente sus brazos desnudos al mismo tiempo que la oscuridad y los recuerdos de aquella la noche la atormentaban horriblemente.

Al centarse al borde del cordón de la estación de servicio, abrió su última compra y se llevó una gomita a la boca en silencio.

Ellie no quería oir, ver y mucho menos hablar con nadie. Solo quería estar sola sumida en su miseria.

Desde el mostrador, una preocupada cajera observaba a la joven, ignorando por completo los llamados de su amigo que le pedía ayuda para mover las cajas más pesadas y grandes del fondo de la despensa.

La pelirroja se veía sola e inestable meltalmente, por lo que ir a la despensa y dejarla ahí, sola y sin supervision, podría ser peligroso.

—Gabbs se que es una chica muy bonita pero deberías dejar de observarla—Aconsejó Tom arrastrando por el suelo una pila de cinco cajas igual de grandes que un televisor. Ella hizo una mueca, apartando los ojos de una vez por todas

—Va con nosotros a la escuela—Con una trincheta, Gabby abrió una de las cajas para descargar su contenido—Es normal sentir curiosidad, en especial si es Ellie Park—Dijo aquello como si tener aquel nombre le agregara algún tipo de valor a su persona pero en realidad, no era más que un nombre al azar que sus padres habían elegido para ella.

Tom rodó los ojos agotado. Hacia tiempo había dejado la secundaria atrás, y aquello, que para Gabby era similar al fin del mundo, no podía importarle menos.

Afuera, aun rodeada del frío de Octubre, Ellie observó su reflejo en lo que esperaba que fuera un charco de agua que había junto a sus pies.

Su cabello estaba alborotado, su maquillaje corrido y sus ojos eran una mezcla entre rojos y negros.

Sin duda había tenido días mejores.

Al acabarse sus gomitas, se recostó sobre el piso, sintiendo un frío recorrer toda su espina dorsal. Llevó sus manos hacia su rostro agotada de tanto pensar

Quería morirse ahí mismo. Quería, o mejor dicho, necesitaba que todas las voces de su cabeza se callaran de una buena vez y la dejaran articular un pensamiento con tranquilidad.

Gabby y Tom levantaron la mirada al escuchar como la campana que se encontraba sobre la puerta se movió indicando que alguien había entrado.

La chica dejó los refrescos que estaba acomodando en la repisa, yendo hacia la caja para atender al nuevo cliente. Al cruzar por la esquina, vio como Ellie había colocado un par de cuchillas de rasurar sobre el mostrador.

Algo dudosa, la empleada se atrevió a pasar las cosas meticulosamente por el escaner de precios.

—¿Estás segura de que estás bien?—Ellie intercambio un par miradas incomodas antes de señalar el cartel del baño—¿Qué pasa?—Preguntó—¿Quieres saber donde está el baño?

La pelirroja lo dudó por un instante antes de asentir

—Está aquí a la vuelta, solo tienes que bordear hasta la parte trasera—Sin decir nada, se retiro del establecimiento.

Al volver con las cajas, su estómago de sentía revuelto por un mal presentimiento. Tom, su compañero con el que cubría todo el turno noche lo notó casi de inmediato.

A él no le importaban los dramas de chica de secundaria que Gabby podría tener, por lo que dudó un poco antes de preguntar.

—¿Está todo bien?—Cuestionó acomodando las últimas botellas

—No, creo que Ellie va a suicidarse

—¿¡Que!?—Tom gritó tan fuerte que Gabby juró que oyó los vidrios quebrarse.