Silence-Gabellie

Un Almuerzo Tranquilo

—Vamos Ellie —Animó un chico asiático desde su asiento—. ¿Piensas decirnos algo?

La chica pestañeo sin ganas al mismo tiempo que continuaba jugando con lo que se suponía que era pure de manzana. No quería responder ninguna pregunta, y mucho menos si venía de Yul Kim.

—Dios mio Ellie, hoy si te estas pasando de rarita —Continuo Riya Sharma mientras se retocaba en maquillaje con cuidado—Además esas pulseras son horribles.

La pelirroja sabía que no debía hacer mucho caso a lo que ambos decían. Sin embargo, las cosas que decían si dañaba un poco de lo que aún le quedaba de orgullo.

Al ver que Yul estaba por abrir la boca para opinar de nuevo, agarró su bandeja y se levantó de su silla.

Grett Clark se aproximó a su mesa con una sonrisa e hizo equilibrio con su bandeja para saludarla, pero Ellie pasó a su amiga de largo, cruzando la habitación de forma tan agresiva que todos se voltearon a verla.

Usualmente, siempre comía con los populares, pero hoy no tenía ganas de escuchar tanta mierda salir de la boca de aquel grupo.

Sin pensarlo muy bien, caminó hacia la  ernome puerta de vidrio que daba al patio y la abrió llendo hacia las mesas del exterior.

Esquivó como pudo a la gente que se quedaba quieta observandola, y antes de que alguien más se interpusiera en su camino y la cuestionara, agarró una silla de plástico y se sentó en la última mesa a la izquierda.

Gabby y Dan pestañaron sin saber que decir exactamente.

Dan se limpio las migajas de su sándwich con la manga de su buzo, dándole golpesitos nervisos por debajo de la mesa a Gabby para avisarle que Ellie Park estaba sentada frente a ellos como si ella no pudiera desucirlo por si sola.

La chica sabía que su compañero quería que ella rompiera el hielo e iniciara una conversación, pero sabía exactamente que sería en vano porque la pelirroja no iba a responder.

—Veo que lograste arregar un poco más tu cabello —Mencionó Gabby comiendo un poco más de su ensalada—. Me alegro por eso, lastima que el mío sigue siendo un desastre—Ellie levantó la mirada asombrada, porque ante sus ojos, el cabello de Gabby estaba más que perfecto.

Pensó por unos segundo en que tal vez podría ayudarla a bajar un poco el volumen, pero borro la idea de su mente de inmediato al recordar que la única razón por la que aún conserva todos sus mechones en su lugar era porque Riya le había hechado una mano

—Yo creo que tu cabello está más que bien —Comentó el chico con una sonrisa en su rostro—. Te queda bien esa onda rebelde— Gabby sonrío un poco, golpeando su hombro avergonzada.

Ellie pensó que tal vez si Gabby no fuera tan lesbiana, ambos harían una linda pareja. Algo así como el dúo de raritos de película que siempre se iban en contra del mundo, el trío de chicas malas, la anarquía de los bailes escolares y los mariscales de campo.

Borró esa idea de su cabeza de inmediato e hizo una mueca al recordar que era amiga de los maricales de campo, que nunca había faltado a un baila en su vida y que incluso ella misma era parte del trío de chicas malas.

Quizás con esto acumulaba puntos de simpatía para que al final de la película Gabby decidiera arrojar a Riya hacía un autobús en movimiento en su lugar

—Entonces ¿Qué te trae por aquí Ellie? ¿Algo en particular? —Era la primera vez que Dan le dirigía la palabra, y por su bienestar, también esperaba que fuera la última.

No era que el chico le cayera fatal, de hecho se veía simpático, sin embargo no tenía ánimos de hablar con él ni con nadie.

Además, sus amigos le habían dicho que en su tiempo libre disfrutaba de estar en la biblioteca y coquetear con la bibliotecaria. Claro, Ellie sabía que aquello era puro chisme inventado, sin embargo, la imagen mental era lo suficientemente fuerte como para querer mantenerlo alejado.