CAPITULO 1

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La muerte puede ser aterradora, oscura y sin corazón, le arrebata la vida a quienes no lo merecen y deja vivir siempre a quienes deberían ir directo al infierno, o tal vez ya vivimos en el maldito infierno y la muerte es simplemente una guía para que las buenas personas vayan al cielo, para vivir la vida eterna prometida por dios y sus escritos inmortales.

Prefiero pensar que la muerte es una guía, pero no puedo evitar odiarla por aquella noche, cuando llegó decidida a tomar lo que correspondía a su turno, aquellas dos almas inocentes, víctimas de un ataque sin razón.

Ellos ya no sienten nada, tal vez de su lado, puede ser que ahora mismo corran en un valle de flores, con el sol calentando sus cuerpos y respirando aire puro que provoca paz en el interior, sin preocupaciones ni problemas, en cambio, de mi lado, solo puedo apreciar dos piedras grises que con la humedad se va creando moho verdoso y sus nombres tallados terminan sucios por la tierra alrededor.

"Aquí descansan en paz Daniel Aspen y Ana Aspen, quienes serán recordados por su alma y corazón puro"

-Sólo puedo ofrecerle una flor a cada uno-hablé a las tumbas mientras me agachaba a poner un girasol en cada lápida-ojalá pudiera abrazarlos una última vez

Quería ser fuerte, pero un pequeño recuerdo me hacía desmoronarme como un pan mal horneado, tan fácil que con solo tocarlo, era frágil y nadie podía repararme.

Odiaba a la muerte, con toda mi alma, pero le temía, temía que por odiarla viniera por mí y aunque para muchas personas sería agradable el morir y ver a sus seres queridos, para mí era aterrador, prefería el dolor antes de darle a la muerte lo que más ama.

Era orgullosa y rencorosa, después de dar tanto odio solo lloraba rogando perdón a un ser que parece jamás me ha logrado escuchar.

Limpié las lágrimas que corrían por mis mejillas y me levanté, dando una última mirada a las lápidas, suspiré y decidí salir de aquel panteón solitario, que poco a poco se oscurecía y el ambiente se tornaba misterioso y aterrador.

Algunos truenos se escucharon y me hicieron temblar de miedo, decidí acelerar mis pasos hacía la parada de autobuses.

El sonido de mi celular me hizo sacarlo de mi chaqueta y leí el mensaje de mi tía "Malía, ven a casa, parece que lloverá"

"Voy en camino" le escribí de regreso

Mi tía Carla era quien durante los últimos cuatro meses está cuidando de mí, desde niña ella y yo convivimos mucho, cuando me dijo que ella podía vivir conmigo me alegré al saber que no estaría sola como lo imaginaba.

Ha hecho que el proceso de duelo sea menos pesado y pueda continuar con mi vida, nos apoyamos entre ambas, yo perdí a mis padres, pero ella perdió a un hermano.

Llegué a la parada de autobuses, todo era solitario a mi alrededor, los árboles eran bruscamente movidos por el aire frio de otoño, las hojas secas corrían por el suelo provocando un sonido satisfactorio, pisé unas cuantas disfrutando el crujir de las hojas bajo mis botas.

Ajusté mi chaqueta de mezclilla cuando comencé a sentir que la temperatura descendía, el sol estaba a nada de ocultarse y me sentí nerviosa al pensar que iría sola de noche por el pueblo. El panteón estaba ubicado casi a los límites de Whaterhole, cerca del Lado de sombras, o así es como muchos le llaman a la parte del pueblo que está deshabitada y que muchas personas sin hogar, o que están en "malos pasos" frecuentan los edificios de departamentos vacíos que están a un par de cuadras de mi ubicación.

Varios casos ya han sido reportados sobre agresiones a jóvenes que simplemente pasan cerca por el lugar, en la noche es donde suele ser más peligroso y movía mi pierna sin control, nerviosa por la tardanza del bus.

ZUTANOSOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz