Norris

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Era una tarde fresca cuando Gala llegó por primera vez a la casa de su novia. Habían planeado una cita tranquila, una comida, algo de música, y una buena conversación en el sofá y tal vez alguna película. Sonaba una tarde perfecta, aunque había algo que emocionaba y a la vez la ponia nerviosa, era conocer a Norris, el gato que Karime trataba como a un hijo.

Norris era un gato de pelaje oscuro y ojos amarillos intensos, que brillaban como pequeñas linternas en la penumbra del hogar de Karime. Como buen guardián, siempre estaba atento a cualquier visitante nuevo, especialmente a los que se acercaban a su "mamá".

"Hola, mi Diosa" saludo Karime apenas abrió la puerta de su hogar sonriendo con una intensidad. Se veía muy emocionada. "Que hot, te ves" halago, dando un recorrido visual de su novia sin pudor alguno.

Gala al ver el gesto rodo los ojos, divertida. "Hola a ti también, mi amor" respondió entrando a la casa tomando la mano de la anfitriona.

"Olvidas algo" le pelinegra se detuvo apenas cerró la puerta, encarando a las más alta. Quién volteo a verla confundida, al no entender a qué se refería. "Mi beso" aclaró la influencer señalando sus labios.

La cantante sonrió acercandose a ella, tomo su rostro a una mano para depositar un suave besos en los labios que tanto le gustaban.

Un beso que subió de intensidad y por mucho que las dos mujeres disfruten del momento, por ahora no era el tiempo para dejarse llevar. Tenían ya una tarde planeada.

"Por mucho que adore tus labios, todo ya está listo y Norris está esperando para conocer a su nueva mami"  Karime le tomaba la mano, emocionada por presentarle a su fiel y enigmático compañero.

Su novia ya le había hablado con anterioridad sobre su adorado Norris, lo bello y amoroso que es con ella, aunque también era un gato territorial, un poco arisco con extraños. Y eso era lo que ponía nerviosa a la actriz, realmente esperaba llevarse bien con el gatito.

Cuando entraron al salón vieron que el felino estaba en una esquina en el punto más alto de un estante, el lugar perfecto para vigilar todo a su alrededor.
Al ver por primera vez a la pelirroja, Norris entrecerró los ojos con desdén y, lentamente, como un rey en su trono, giró su cabeza hacia el otro lado.

"Tranquila, ahorita baja" riendo por lo bajo, la pelinegra explicó. Sabía que su hijo siempre se tomaba su tiempo para aceptar a las visitas, y mucho más a alguien tan cercano como una nueva pareja. Era un gato muy inteligente.

Para Norris, Gala era alguien que venía a invadir su espacio privado, su hogar... y, lo peor de todo, alguien que venía a competir por la atención de su amada mamá. Y tal como decía Karime, el gato bajo de su lugar para andar hacia la pareja.

Intentando ganarse al minino, Gala se agachó a una distancia prudente y extendió una mano hacia él. "Hola, Norris. Es un placer conocerte, gatito hermoso", susurró, intentando sonar amable.

Sin embargo, el gato simplemente miró la mano extendida y luego a Gala, como si analizara cada movimiento. Sin emitir sonido alguno, Norris l, con la elegancia de un príncipe felino, caminó lentamente hacia el rincón más alejado de la habitación.

"No lo tomes personal" le dijo Karime con una sonrisa "Le cuesta confiar en la gente nueva"

Para calmar los nervios de su Diosa, Karime se sentó a su lado en el sofá, acariciándole la mano mientras hablaban de temas ligeros. Pasaron algunos minutos entre risas y miradas, cuando, de repente, Gala sintió una mirada fija en la nuca. Al voltear, se encontró con Norris, que los observaba desde una esquina con sus ojos amarillos muy abiertos, tan profundos como dos llamas. El gato parecía molesto, como si no le gustara nada ver a su "mamá" tan cercana a otra persona.

Garime One-shotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora