7th PLATE: SMOKE ON BALENCIAGA

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Cometer un error es algo propio de los seres humanos. Ahora, lanzarse sin paracaídas al abismo y ser totalmente consciente de que la probabilidad de repetirlo era alta, hablaba de la falta de cordura de cierto omega de ojos azul violeta y cabellos dorados.

—¿Puedes quitar esa sonrisilla arrogante? No fue para tanto.

Jimin resopló desde el asiento del copiloto del BMW plateado que había escogido esta mañana. Solo una hora antes, Jungkook se había presentado en su penthouse para sacar las conclusiones más viejas del universo.

La imagen de Min Yoon Gi, despeinado, sudoroso y con un delgado albornoz sobre su cuerpo era más de lo que pudiera procesar para atar los cabos correctamente. Después de eso, las cosas se le habían ido de las manos al heredero de los Park.

—No puedo evitarlo. Nunca pensé que los treinta nos encontrarían así.

—Aún no los cumplo, Yoongi…

—Pero estás cerca, cariño, unos deliciosos treinta años diría yo.

Jimin estuvo cerca de lanzarle su café en medio de la cara, pero se contuvo. No iba admitirlo a si su vida dependiera de ello, pero el cálido azul grisáceo en la mirada de su acompañante era como una caricia al alma.

Esa era la razón por la cual Yoongi era tan peligroso para él. No podía permitirse caer nuevamente. No cuando las cicatrices y el resentimiento habían flagelado su corazón.

—¿Seguro que no tendrás inconvenientes con hacerte cargo del restaurante hoy domingo? Estaré lo suficiente ocupado con los accionistas como para vigilarte, Min.

El aludido enarcó una poblada ceja pelinegra. El cambio en la extraña relación que compartían también le afectaba más de lo que podía permitirse.

"Es un juego, solo un dulce juego donde te lo follas y luego lo humillas como él hizo alguna vez contigo."

Intentó recordar esa tácita resolución, pero el efecto de las primeras luces de la Costa Oeste sobre la cabellera color trigo o el impecable perfil de su acompañante no ayudaban mucho a reforzar el hecho de mantenerlo solo entre las sábanas.

Por unos preciosos minutos, después de haber llegado al éxtasis, Yoongi había reconocido a aquel chico vulnerable que se refugiaba en sus brazos cuando las peleas de Jia y Chanyeol sobrepasaban el límite.

Él había sido su ancla, su contacto con la sensibilidad y la cordura cuando todo estaba mal. Por qué se sentía cómo la mierda por querer devolverle la píldora de la destrucción a Jimin si el resultado debería ser lo opuesto.

La nube de pensamientos contradictorios en su cabeza amenazaba con precipitar cuando aparcó a un lado del arcén. Jimin estaba a punto de protestar que eso solo los retrasaría unos diez minutos más de EAST FLAVOR, pero el chef fue más rápido.

Arañando con la uña de su pulgar la sensible nuca del omega, Yoongi susurró sobre sus labios.

—No importa lo ocupado que estés, Peach. Haré que sea lo suficientemente inolvidable cómo para que vuelvas por más.

—Eres un idiota si piensas que voy a dejar que te lo montes conmigo en el backseat.

Masculló Jimin y su olor a melocotones impregnó la atmósfera en el coche. Yoongi recorrió su labio inferior con un caprichoso pulgar.

—Es increíble lo que pasa por esa cabecita tuya. No será en el backseat. Te haré el amor en ese despacho pijo que tienes en el restaurante. Luego… quién sabe y amplíe nuestro repertorio al resto de las superficies de tu condominio o mejor aún… en el suelo húmedo de la alberca, bajo el sol del atardecer y con los aspersores encendidos…

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⏰ Última actualización: Nov 04 ⏰

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