Caminaba por la playa, el día estaba precioso. No sentía mucho calor. Estaba feliz por estar ahí, así que corrí a mojar mis pies en la orilla del mar. Tenía que ir al hotel a buscar mi bolso así que me preparé a caminar. El lugar se me hacía muy familiar, me sentía como en casa así que caminé sin más, como si el camino lo conociera de memoria.
El hotel era precioso, blanco, con luces por doquier, y a orillas del mar. Hacía calor, el clima era muy cálido, la gente estaba muy alegre y había mucha música. Tenía una vista preciosa, pero no podía seguir más tiempo ahí, debía buscar un teléfono público.
Todo se hacía cada vez más confuso, las calles que recorría me llevaban siempre al mismo lugar hasta que por fin encontré un lugar donde llamar. Saqué el número de teléfono anotado en un papel y marqué.
-Nadie contestó-
Caminé un poco más
Busqué en el bolsillo de mi pantalón el papel, pero para mi sorpresa este ya no estaba.
¿Dónde lo dejé?, desesperada busqué en mi ropa, en mi bolso y nada, el papel no estaba. Tenía anotado el número de Jonathan, tenía que avisarle que estaba en Puerto Rico.
Pasaron unos minutos, y ahí estaba él, pasó a mi lado conduciendo un vehículo, pero por más que grité su nombre no me vio. Entonces me puse a caminar, caminé mucho, había ido de sorpresa a verlo pero había perdido su número, así que solo quedaba caminar y llegar a su casa. Caminé mucho, las casas eran hermosamente coloridas, todo se parecía mucho a las casitas que hay en el viejo San Juan, pero éstas estaban a la orilla del mar. De pronto divisé su casa, arriba en una colina, y esperé ahí para verlo salir. Vi movimiento ahí así que me preparé a llamarlo apenas saliera. No grata fue la sorpresa cuando la que salió de su casa era una muchacha, de tez blanca, pelo castaño claro.
Mi corazón se destrozó. Solo puedo decir que sentí como se recogía mi lengua por no poder decir su nombre como hubiese querido y mis lágrimas cayeron como una cascada. Traté de tranquilizarme, hasta que lo vi salir. Mi corazón aleteó, y tan intenso como lo que sentí al verlo, fue verlo besar a esa mujer.
Ya no había nada que hacer. Quise correr y desaparecer sin que me viera. Lo peor de todo es que mis esfuerzos fueron en vano, él ya me había visto. Lo único que hizo fue abrazarla más y sonreír.
Sollozos salieron de mi boca, sentía mi cabello mojado en lágrimas. ¿Por qué me estaba pasando esto a mí? ¿Por qué se reía de mí?
Abrí los ojos abruptamente, tenía la cara empapada en lágrimas. Alguien me había despertado
- Estabas soñando y sollozando- es ese tal Jonathan ¿cierto? ¿Qué te hizo ahora?
- Se volvió a ir mamá, volvió a marcharse
- uy ese muchacho me cae tan mal. Tan grande y tan pendejo
- No sé qué pasa, le he preguntado pero nunca me dice nada y eso me agobia
- ¿Sabes que creo hija mía? que no debes forzar nada con él, como bien dices pudo ser el destino que los hizo conocerse, pero tampoco debes forzar a que algo pase, quizás no pasará ahora . Si así tiene que ser, van a estar juntos. Vive tu vida ahora que eres joven, conoce y disfruta.
- Gracias mami
- Te amo hija, está bien que llores que quieras, pero no fuerces su amor, no fuerces su cariño hacia ti. Ahora intenta dormir y descansar, y no creo que quieras despertar con los ojos como dos huevos fritos
- jajaja no mamá, tienes razón, intentaré dormir
- Hasta mañana hija
- Hasta mañana mamá
Me quedé dormida mascando un chicle. La mitad la tenía pegada en la cara, la otra mitad me la había tragado. Gracias a Dios era sábado y no tenía que trabajar. No me habría imaginado ir a trabajar con la cara pegoteada. De todas maneras daba igual como lucía había llorado tanto que mis ojos estaban muy hinchados de tanto que había llorado.
Creo que no había nada que podía desear más que él estuviera aquí. Que me abrazara en las noches luego de una horrible pesadilla, que me dijera que todo estaba bien y que había sido un mal sueño. No sé cuántas veces deseé que el sintiera lo que yo había sentido en estos años cuando el desaparecía.
Como no pude dormir en lo que restaba de noche, me puse a escribir un e-mail. Sentí que si me desahogaba escribiendo calmaría lo que sentía.
Querido Jonathan:( a estas alturas no sé qué tan querido-pensé)
Puede ser que estés en los brazos de alguna mujer que sí puede disfrutarte, mientras yo me encuentro sumida en la incertidumbre de nunca saber qué es lo que quieres.
No sé si ahora deba agradecerle a las circunstancias que me alejen de ti, o si deba esperar a que regreses como tantas otras veces lo has hecho. Y en la primera posibilidad existe que solo sigas siendo un recuerdo más, y que en la segunda de un recuerdo pases a ser una realidad, y... bueno... no sé. Yo te sigo esperando y por más que el tiempo se empeñe en pasar así de rápido, para mi mente, para mi corazón, no sigues siendo sino lo mismo desde el primer día en que te vi. Mi vida entera.
Te quiero, te quiero como locamente jamás se te debió haber querido, por más que me sigas negando la posibilidad de mostrar todo lo capaz que soy de amarte.
¡Ya sé!, tienes miedo, ¿verdad? Yo también, pero afrontémoslo juntos, total nada perdemos más que enamorarnos más. Por si algún día cambias de parecer, espero que todo el amor que he decidido guardarte no se haya marchitado con el tiempo y sigas permaneciendo aquí en mi corazón.
Siempre pensando en ti.
Nan
No pude evitar sonreír mientras recordaba todas las veces que habíamos hablado, lo feliz que me hacía compartir con él. Sacudí mi cabeza como queriendo que se desapareciera de mi mente. Maldito recuerdo, maldito él, y maldita toda su forma de ser que era lo que tanto me gustaba. Podía tenerlo a miles de kilómetros de mí, pero era el único que tenía ese efecto en mí.
Me quedé leyendo el e-mail una y otra vez, repasando cada línea, cada letra, estrujándome el corazón cada vez que lo leía y sin pensarlo le di ENTER. Ahogué un pequeño gritito tapándome la boca con ambas manos como recién dándome cuenta de lo que había hecho.
Aunque no quisiera, había dado ENTER al e-mail, así que debía esperar una respuesta.
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Yo Sí te quería
RomanceCuando la relación de Nancy y Daniel se ve afectada por el pasar de los años y las pocas ganas de compromiso y estabilidad de parte de él, aparece Jonathan quién hace que el mundo de Nancy se revolucione por completo. Aquella relación que nace entre...