Error Del Destino |

3 |Intercambio de números

Valeria

Cuando el avión aterrizó, salí lo más rápido que pude—antes cogí, o más bien, tiré, mi mochila que cayó encima de mí — del avión.

Riku me llamó a gritos para que parara pero no lo hice. No quería estar ni un segundo más con él. Era insoportable, un pesado.

Durante todo el viaje me ha estado molestando, ya sea hablandome o simplemente apoyando su cabeza en mi hombro y abrazar mi brazo mientras yo veía una série interesante. Su preséncia era simplemente una molestia para mí.

—¡Valeria!

Valeria, corre.

Riku me llama un par de veces más y, a juzgar por su voz, está corriendo detrás de mí.

¡más rápido!

Acelero mi paso, empujando a algunas personas en el camino—quienes me miran mal y algunos incluso murmuran  —. Me pongo en frente de la cinta giratoria en la que las maletas van saliendo y presto atención a cada una. Cuando veo un llavero  de un gato que se me hace familiar colgando de una maleta negra, me acerco más y confirmando que se trata de mi maleta, la cojo.

Listo. Ahora solo tengo que salir de este sitio antes de que...

—¡Valeria! ¡Oye! ¿¡Por qué no paras un poco!?

Será posible. ¿Es que no se cansa nunca o que?

Le ignoro y, ahora con la maleta en mi mano libre, empiezo a correr otra vez. Pero claro, hoy no es mi día de suerte porque el pesado de Riku se planta justo en frente mío, haciendome chocar contra su pecho y retroceder al instante. Miro hacia el suelo que de repente se me hace muy interesante.

Creo que me acabo de poner un poco roja, ¡Genial!

—Te he estado llamando y no has parado — me reprocha, cruzando sus brazos sobre su pecho y con un ligero puchero en sus labios.
—Perdón. Es que tengo prisa y...bueno, supongo que quería salir de aquí lo más rápido posible — digo algo avergonzada.

Aunque claro, de vergüenza ninguna.

Al parecer, Riku entiende lo que quiero decir y agacha la cabeza —Ah...entiendo. Pensaba que nos estabamos llevando bien pero si no es así no pasa nada, lo entiendo... — suena decepcionado.

De repente, un sentimiento que no quiero sentir ahora mismo, llena mi corazón, haciendome sentir mal.

Empatía. ¿Por qué me siento mal por él? No lo conozco de nada—bueno, tal vez su nombre, edad, nacionalidad, que le gustan mucho las cruces y que es muy pesado. Pero a parte de eso no sé nada de él.

Como no soy una mala persona, le doy una palmadita en el codo—ya que no llego a su hombro porque es una girafa — en un intento de consolarle.

—Riku... — le llamo arrepentida —, lo siento, no quería decir eso. En realidad tú...
—No pasa nada — me corta a la vez que quita mi mano de su codo suavemente.
—No — digo —. No es que no me caigas bien, que haber, por un lado es verdad...lo que quiero decir es que no quería hacerte sentir mal.

Él levanta la cabeza y me mira—bueno, en realidad no tiene que mirar muy arriba porque me saca por lo menos una o media cabeza. ¿He dicho ya que es tan alto cómo una girafa?

—¿Eso significa que te caigo bien?
—No del todo. Digamos que...te tolero — sonrío.
Él ríe un poco mientras asiente —ya que nos llevamos bien, o más bien me toleras. ¿Por qué no intercambiamos números?

Estará de broma.

—Eh... — intento pensar en una excusa —mi madre no me deja dar mi número a cualquiera, ¿sabes? No estoy diciendo que seas cualquiera, pero...
Se ríe —vale, vale. Te entiendo. Pero...¿no puedes llamarla y preguntarle? Me has caido muy bien y sería una pena que no pudiese contactar más contigo.

Tierra trágame y luego manda a este chico a otro planeta.

—No sé...está muy ocupada. Son muchas horas de diferéncia de aquí a allí, ¿sabes?
Se rasca la nuca —ah...bueno...si es así...

Mira, te voy a dar mi número porque me das pena y soy  una buena persona, porque repito, no me caes muy bien.

Suspiro —bueno, vale, dame tu móvil.
Sonríe, haciendo que aparezcan sus hoyuelos de nuevo y sus ojos brillan —¿enserio?

Asiento y salta con un brazo en el aire.

Extiendo mi mano y aparto la vista —venga, antes de que me arrepienta.

Se pone serio y saca su móbil de su riñonera negra para después dármelo.

Ahora que lo pienso, esa riñonera...¿no es la mísma que llevan mis compañeros?

Pongo mi número en su móbil y se lo devuelvo —llámame, no, mejor escribeme cuando llegues a donde sea que te vayas a quedar y guardaré tu número.
Riku asiente —vale.
—Bueno, me tengo que ir — le informo —, adiós.
Mueve su mano en forma de despedida, aún con su sonrisa —¡Adiós!

Me despido con una mano por última vez antes de rodearle para salir del aereopuerto. Cuando salgo, saco mi móbil y llamo a un taxi para que me lleve al hotel en el que Yin entertainment ha reservado una habitación para mí—no sé si los demás afortunados también estarán allí o no, aunque espero que no.

El taxi no tarda mucho en llegar y cuando me monto y me pongo el cinturón, le enseño mi móbil con la dirección del hotel y el conductor arranca enseguida.

Parece que sabe dónde es.

20 minutos después, el conductor para en frente de un edificio grande. Pago y agradezco con el poco conocimiento de mandarín que sé—quien me contesta en otro dialecto, dejandome confundida — y dejo que se vaya.

Miro al edificio y abro mucho los ojos. Este hotel se ve muy lujoso y elegante. Agarro mi maleta con firmeza y entro en el hotel con pasos decididos.

—Perdona... — le digo a la recepcionista — tengo una reserva para la habitación...— miro mi móbil —tres cientos nueve del piso cinco.
—¿Nombre? — Me pregunta, tecleando algo en su ordenador.
—Verá...una empresa me lo ha reservado.
La mujer suspira y me mira seriamente —¿nombre de quien ha hecho la reserva? — Rodea sus ojos.

¿No podría ser más amable, verdad? 

—Yin entertainment — digo.

Ella asiente y me entrega una tarjeta azul con una raya blanca en el lado derecho y un código de barras a bajo del todo.

—Gracias —. Hago una pequeña reveréncia y me dirijo al ascensor para subir al piso en el que se sitúa mi habitación.

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Este capítulo es un poco más corto.

¿Créeis que Valeria responderá (si este le escribe) o verá a Riku otra vez?

¡Gracias por vuestro apoyo y cuidaros!