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Kun miró el reloj en la pared de su oficina. Todavía faltaban otros treinta minutos antes de que pudiera dejar el trabajo y volver a casa con Jisung. Sonrió al pensar en su compañero. Todavía no podía creer que Jisung hubiera aceptado llevarse diez latigazos para argumentar su defensa después y pedirle a Kun que no buscara venganza de Minho.
Estaba seguro de que nunca iba a entender la forma en la que trabajaba la mente de Jisung. No parecía guardarle rencor a Minho, incluso después de lo que le había hecho. Sólo quería seguir adelante con su vida. Ni siquiera había estado enfadado con Minho en los peores momentos de dolor mientras se curaban los latigazos de su espalda. Sólo había apretado los dientes sin decir una palabra.
Kun sabía que su propio comportamiento no había sido tan amable. Cada vez que Jisung gritaba o su cuerpo temblaba por el dolor, había querido rasgar la garganta de Minho. Habían sido un par de semanas muy largas para él, esperando a que Jisung sanara lo suficiente como para levantarse de la cama sin hacerse daño. Había bajado a cenar hacía unos días por primera vez después de los azotes.
Jiyoung había hecho una cena especial, ella y Hyungjun se les unieron, con sus hermanos y sus compañeros. Había sido una reunión familiar común en casa de los Qian, con historias, risas y algunas lágrimas.
Kun apenas creía lo mucho que había disfrutado, sobre todo por tener a su compañero a su lado por primera vez. Estaba orgulloso de Jisung por la forma en la que se había conducido durante todo el incidente con Minho. Sin embargo, se sentía aún más agradecido por la forma en la que se había convertido en parte de su familia. Cada miembro de su familia lo había apartado en algún momento de la noche anterior para decirle lo mucho que les gustaba Jisung y lo contentos que estaban de que se hubieran acoplado.
Sin embargo, nadie podía estar más feliz que Kun. Jisung era todo lo que podía haber imaginado en una pareja y aún más.
Sus extrañas habilidades por un lado y por el otro él era amoroso, cariñoso, y había traído la alegría a la vida de Kun cada día.
Jisung parecía no tener ningún problema para expresar su afecto por Kun, acercándose a él varias veces al día por un beso o un abrazo. Kun casi se había tragado la lengua cuando ayer, Jisung había bajado desnudo. Había caminado directo a su oficina, y se había sentado a horcajadas en el regazo de Kun, exigiendo su atención, la que le había dado con mucho gusto.
Además de todo el amor físico que Jisung le daba, también estaba el hecho de que había convertido su casa en un hogar. Le había llevado un tiempo darse cuenta de los pequeños detalles que Jisung había añadido, pero un día, la semana anterior, de repente se había dado cuenta de las cosas que habían cambiado. Eran pequeños cambios, un cojín aquí, un jarrón de flores allí, todo limpio y organizado.
El cambio más grande fue el maravilloso olor que le daba la bienvenida a casa todas las tardes. Jisung parecía haber encontrado su lugar en el mundo dentro de la cocina. Casi todas las noches el olor del pan recién horneado o de un postre le esperaba al llegar a casa.
Y todo cuanto Kun podía hacer ahora era quedarse en el trabajo mirando el reloj hasta la hora de irse. Sabiendo que Jisung estaba en casa esperando por él, le hizo comprender por qué su padre parecía tan feliz de volver a casa cada noche.
Prefería estar en casa y abrazar a Jisung frente al fuego que hacer casi cualquier cosa, excepto esta noche. Esta noche pensaba llevar a cenar a su compañero. Sería su primera cita pública desde que se habían acoplado. Kun no podía esperar.
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Luna | Kunsung
FanfictionEl alto y guapo sheriff le ofrece refugio a un intrigado Jisung, pero éste tiene mucho miedo de que si se queda, el descubra su secreto. 𝒜𝒹𝒶𝓅.