Capítulo VI.- Sabor Prohibido

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—Bien, entonces tenemos que asegurarnos de tener todo bajo control.— sacó una libreta y comenzó a apuntar los detalles — Necesitarás una identidad sólida. Tienes algo en mente —

(...) sonrió y asintió — Soy Naomi Takano, una joven deprimida que busca "respuestas espirituales". Perdí a un ser querido y... el vacío mente llevó a la secta. Suena convincente, no? —

Suguru soltó un suspiro, un tanto aliviado por la confianza que tenía (...). Sabía que era una actriz excepcional cuando se trataba de manipular a alguien con su habilidad. La secta del bosque de Aokigahara era famosa por sus rituales extremos y el poder de manipulación de su líder "el administrador", que lograba llevar a sus seguidores a los límites más oscuros.

—Esta bien... Pero si algo sale mal, prométeme que me enviaras una señal, cualquiera. Buscaré la forma para sacarte de ahí — dijo Geto con un tono serio —

(...) asintió con una sonrisa en el rostro y le dio una ligera palmada en el brazo — Estaré bien, Suguru. Confía en mí —

—Claro que confío en ti, solo siento que es demasiado arriesgado — Geto soltó un suspiro, aún se sentía preocupado — Tenemos que crear un canal de emergencia, en caso de que te descubran —

Tras desayunar algo ligero volvieron a su habitación, ya estaba limpia. Al abrir la puerta los recibió un agradable aroma a lavanda, continuaron trazando su plan (...) tendrá que cambiar su apariencia y usar un uniforme escolar. Dedicaron el resto del día a comprar todo lo necesario y rastrear su pase de entrada.

—Estoy cansada, la mente de esos adolescentes estaba llena de puras idioteces —

(...) se dejó caer en la cama exhausta, leer y manipular mentes era una tarea bastante agotadora.

—Puedes creer que uno de ellos quiere suicidarse porque su mangaka favorito murió — se quejó (...) desde la cama — Otro simplemente quiere encajar con los demás idiotas y ni hablar de la otra chica solo está ahí por el chico que le gusta —

Suguru rio por lo bajo — Cada vez que manipulas a alguien puedes saber todo de esa persona —

— Lamentablemente, aunque con los hechiceros es bastante complicado... con las maldiciones es diferente he visto cosas horribles — suspiró y cerró los ojos a su mente venía una pequeña niña —

—¿Cómo es que funciona tu técnica? — preguntó Geto un tanto curioso, pues habían convivido poco anteriormente —

— Lo que usé en ellos es la implantación de recuerdos, se mantendrá hasta que yo lo quiera gracias al sello que puse en sus cuerpos. Creerán que somos compañeros de clase y amigos — respondió (...) tranquilamente — Mi técnica es conocida como Cortejo del titiritero, mi padre me enseñó todo —

—No había escuchado esa técnica antes —

—Podría considerarse pérdida a travez del tiempo son pocas las personas que aún la conservan. Así que estoy en peligro de extinción, cuídame mucho — dijo (...) entre risas mientras se dirigía a la ducha —

Tras una breve ducha (...) salió del baño con envuelta en una suave fragancia suave y fresca que invadió la habitación. Llevaba un short corto que apenas cubría sus muslos y una blusa holgada de Black Sabbath, la tela era ligera y caía sobre su figura, en una mezcla de descuido y encanto. Esa noche tenía un plan en mente: provocarlo y despertar en él esa atención que estaba ahí, latente. Anoche casi se besaron pero Suguru se quedó profundamente dormido.

Se sentó en la cama con calma y comenzó a desenredar su cabello aún húmedo. Frente a ella, estaba Suguru concentrado en los informes del lider de la secta que investigaban. Sin embargo, por el rabillo del ojo, él no pudo evitar notar como la tela de su short subía con cada movimiento de sus piernas.

Ella tomó una pequeña botella de crema hidratante y, sin prisa, comenzó a aplicarla sobre sus piernas, deslizando sus manos desde los tobillos, hasta las rodillas y un poco más allá. Todo lo hacía intencionalmente despacio, consciente de cada mirada furtiva que él le lanzaba desde el sofá.

Suguru cerró el informe y lo dejó lado, aclaró su garganta como si eso fuera a disipar el calor en él.

—¿Ya te sientes un poco mejor? —preguntó Geto desde el sofá —

—Un poco, la ducha me ayudo a relajarme — (...) le sonrió con dulzura e intenciones ocultas — ¿Y tú? ¿No estás cansado? —

Suguru se encogió en hombros, pero mantuvo su mirada fija en ella. Sabía que estaba jugando con fuego, y aún así no podía apartar la vista.

—Más o menos... — respondió Geto antes de hacer una pausa — (...) hay algo que he querido preguntarte desde esta mañana —

(...) inclinó su cabeza, divertida, mientras seguía aplicando crema —¿Ah, si? ¿Qué cosa? —

Suguru tragó saliva, debatiéndose entre la posibilidad de solo haber tenido un sueño húmedo y un recuerdo nebuloso de la noche anterior.

—Sobre anoche que bebimos.... ¿Pasó algo? —preguntó Geto en voz baja, sin atreverse a parpadear, como si la respuesta fuera a escaparse si lo hacía —

Ella lo miró en silencio antes de soltar una pequeña risa. Sus ojos brillaron con una chispa juguetona, se levantó de la cama y se acercó hasta el sofá.

—Eso depende — murmuró (...) con suavidad — ¿Qué crees que pasó, Suguru? —

Su nombre en sus labios, dicho con esa voz mientras se sentaba en el antebrazo del sofá. Provocó que el autocontrol del joven hechicero tambaleara.

—Yo no lo sé.... No recuerdo mucho — respondió Geto un tanto ruborizado —

—Casi nos besamos —dijo (...) mientras se inclinaba un poco hacia el rostro de él —Suguru, ¿Por qué no simplemente dejas que pase lo que tiene que pasar? —

Suguru sintió como se le subía el calor. Quería resistirse, y al mismo tiempo... se rendía. Su respiración se volvió más lenta, su voluntad estaba comenzando a flaquear bajo la intensidad de su mirada.

—Yo... no podría — murmuró Geto — Tu y Satoru salían. Él es mi mejor amigo —

—¿Y qué hay de lo que tú quieres? Suguru...



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Veneno y Miel (Gojo x lectora x Geto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora