capítulo 10

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No sabe muy bien porque su papá últimamente se ve muy triste, no quiere comer y menos quiere salir.

Solo quiere tener a su papá de vuelta, con esa sonrisa, con esa calidez, cuando hace nidos para que el se sienta seguro. Pero hoy si va a lograr que su papá vuelva a sonreír, le va a llevar la mejor de las sorpresas que puede a ver.

A su papá le gusta mucho el Takoyaki y justo después de pasar una tarde con sus amigos, un Kakashi de 5 años se dirige a uno de los puestos del mercado.
Al llegar al puesto de Takoyaki, tuvo que pararse de puntitas, estirándose lo más que pudo para ver a la amable señora que siempre lo atendía.

- ¡Kakashi! - exclamó la señora con una sonrisa afectuosa al verlo - Hola chiquito, es bueno verte por aquí ¿Vienes por tu takoyaki favorito, verdad?

El cachorro asiente con entusiasmo, sus bellos orbes grises brillando.

- Sí, quiero llevarle uno a mi papá... - respondió, con una vocecita tan dulce que solo un niño puede hacer.

La amable señora sonrió con ternura, había escuchado por ahí que el pequeño cachorro había entrado a la academia con tan solo 5 años, todo un niño prodigio y claro aveces algo presumido. Pero para ella ese cachorrito encantador es una ternura.

- ¿Sabes qué?  te voy a dar los mejores takoyaki  - le dijo en un tono cómplice, como si fuera un secreto - Porque eres el niño más especial que conozco

Kakashi sonrió ampliamente, aún estando de puntitas y sus pequeñas manos en el mostrador.

Mientras ella preparaba el pedido, él observaba con impaciencia.

Su padre lo está esperando en casa.

- Aquí tienes, cielo - dijo la señora mientras le entregaba una pequeña caja cuidadosamente envuelta - Dile a tu papá que son con mucho cariño, ¿sí?

- ¡Si! - respondió él emocionado, aferrando la caja como si fuera un tesoro.

Por fin tenía en sus manos la sorpresa para su progenitor.

Al principio no quería salir a jugar ya que no quería dejar a su padre solo, pero jugar con los demás niños fue muy tentador que no pudo evitar salir, aunque todos eran mayores que el por 4 años

Aunque Obito es un mal perdedor, quejándose siempre que pierde.

Pero fue gracias a Obito que se le ocurrió este detalle para su padre, cuando casualmente dijo "quiero comer Takoyaki"

Con una sonrisa, el niño se dirige lo más rápido que puede, lo que sus pequeñas piernas le permiten para llegar a casa, su hogar, que está un poco retirada del centro de la aldea.

El sol empieza a ocultarse detrás de las montañas mientras corre, nubes oscuras adornandose en el cielo, llovera, pero eso no le preocupa. Sólo piensa en la sorpresa que lleva entre manos, convencido de que esta vez podrá devolverle la sonrisa a su papá.

Sube las escaleras del porche, casi tropezando en su prisa, y camina los últimos metros hasta la puerta.

- ¡Estoy en casa! - exclama alegremente, dirigiendose primero a la cocina.

Con dificultad y una vez más parándose de puntitas el niño coloca la pequeña charola con la comida en la barra.

Girando sobre sus talones para buscar a su objetivo.

- ¿Papá?

Recorrió primero la sala, donde solían pasar tiempo juntos, luego el estudio donde su padre trabajaba.

Nada.

- ¿Papá? - repitió el niño mientras caminaba por la casa, su vocecita resonando suavemente entre las paredes silenciosas.

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⏰ Última actualización: Nov 06 ⏰

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Deja Que Tus Miedos Desaparezcan - Obikaka Donde viven las historias. Descúbrelo ahora