𝟎𝟑

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NARRA JUNGKOOK.

Solté un suspiro.

¿Por qué era tan difícil?

— Deja de hacerte la difícil.—Dije soltando un bufido y me levante para tomarla de la muñeca y la senté en mi regazo cuando tome asiento de nuevo.

La suavidad de sus muslos eran jodidamente suaves, parecían almohaditas, o algodón de azúcar... o mejor aún, squishes. Sentí como mi polla empezaba a tomar dureza pero intente controlarme, era solo una niña y yo un hombre, no quería lastimarla.

— ¿Tienes hambre?—Dije tomando su mentón para que me vea a los ojos y lo hizo pero con algo de timidez.

Es hermosa.

Oh por dios Jeon, cierra el hocico.

— No, yo quiero ir donde mi papá.—Dijo con el entrecejo fruncido.

— No seas terca, debes de esperar.—Dije con molestia.—Te prepararé algo, ya vuelvo.—Dije y la hice a un lado y me levanté dirigiéndome a la cocina.

Ella era tan testaruda, ni siquiera le daba miedo, era tan contestona y de mal carácter, pero de alguna forma empiezo a sentir cosas por ella.

Al entrar en la cocina abrí la refrigeradora y mire la comida que tenía dentro, hasta que en un momento sentí un dolor agudo y miré mi erección creciente dentro de mis pantalones, tenía que ser justo ahora, joder.

¿Ahora que hago?

NARRA MINHEE.

Mire la gran y moderna a mi alrededor, este hombre era jodidamente millonario y deseguro que hasta le sobra dinero.

No me vendría mal un sugar daddy.

Me levante y me acerqué a unas pinturas que se encontraban colgadas en la pared, una mujer con lágrimas escurriendo sus mejillas que se encontraba en el bosque oscuro, me quede viendo unos segundos más la pintura y ahora desvie la mirada hacia unos jarrones que habían sobre una mesa de vidrio, me entró curiosidad y me incline para verlos mejor hasta que noté que se iba a caer pero al instante mis instintos se despertaron y lo agarré antes de que se cayera.

Casi me da un paro cardíaco.

Lo acomode en su lugar hasta que escuche una voz súper grave y ronca a mis espaldas y me sobresalte dando un pequeño grito asustada.

— Casi lo rompes.—Dijo el tono molesto.

— Tu mismo lo dijistes, casi.—Dije nerviosa.

— ¿Quieres tteokbokki? puedo preparar si gustas.—Me abrazó por atrás y acaricio mi vientre con cariño, joder, era tan lindo.

— La pregunta ofende.—Solté una risa.—¡Amo el tteokbokki!—Exclamé sonriente.

— Entonces acompáñame.—Sonrió y me guió a la cocina tomándome de la muñeca.

— No sabía que sabías cocinar, ¿ahora eres chef?

— Hay muchas cosas que no sabes de mi.—Rió.

— ¿Por lo menos de queda rico el tteokbokki?—Sonreí.

— Muchas cosas que hago son deliciosas.—Dijo tranquilo mientras yo y mi mente sucia deliraban.

— Hmm... ya veo.

Me senté sobre el mostrador y él saco algunos ingredientes de la refrigeradora para empezar a cocinar.

— Oye... no me has dicho nada de ti, ni se tu nombre.—Dije con el entrecejo fruncido.

Era tonto que aún no sabía su nombre y ya me había llevado a su mansión y ahora está cocinando algo para que yo coma.

𝐌afia's bossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora