Esa noche, después de escribir en su diario, Liana se quedó despierta durante horas, sin poder alejar la sensación de que algo terrible se avecinaba. Sabía que su padre no la escucharía, y eso solo incrementaba su angustia. El silencio en su casa se sentía pesado, como si estuviera lleno de presagios oscuros.
Al día siguiente, mientras caminaba hacia la escuela, notó que su alrededor parecía diferente, más sombrío. Los árboles parecían inclinarse hacia ella, y el aire estaba cargado de una extraña electricidad. Liana intentó sacudirse esa sensación, diciéndose a sí misma que solo estaba siendo paranoica.
Durante las clases, no podía concentrarse. Recordaba el rostro de su padre en el sueño, aquel susurro de disculpa que aún resonaba en su mente. La angustia se volvió insoportable y, sin pensarlo demasiado, se levantó de su asiento y pidió permiso para salir al baño.
En el pasillo, Liana intentó calmar su respiración, pero un sonido inesperado la hizo dar un respingo. Era un susurro, suave y apenas audible, como si alguien estuviera llamándola desde la distancia.
Voz (susurrando): "Liana… Liana…"
Se giró en todas direcciones, pero no había nadie. La escuela estaba en silencio, y aquel susurro parecía provenir de ninguna parte y de todas partes al mismo tiempo.
Asustada, apretó los puños y decidió volver a su salón, pero al dar un paso, una sombra fugaz cruzó el pasillo. Era una figura oscura, similar a la del sueño. Liana se congeló, sintiendo cómo su piel se erizaba. No era posible; estaba en la escuela, a plena luz del día. No podía ser real… ¿o sí?
Liana tomó coraje y siguió la sombra, caminando lentamente hacia el final del pasillo, donde las luces parecían parpadear, como si algo estuviera drenando la energía. La sombra se desvaneció al doblar la esquina, pero cuando Liana llegó al punto donde la había visto, solo encontró un silencio inquietante.
De pronto, sintió una mano en su hombro y dio un grito, girándose rápidamente.
Miguel: "¡Liana! ¿Qué pasa? Te escuché gritar desde mi salón."
Ella respiró hondo, tratando de calmarse. Miguel la miraba con preocupación, claramente confundido.
Liana: "Vi algo… alguien, pero… creo que fue mi imaginación."
Miguel frunció el ceño, sin dejar de observarla.
Miguel: "Liana, ¿estás segura de que estás bien? Desde lo que pasó en el campamento… te he notado extraña."
Liana dudó, preguntándose si debería contarle a Miguel sobre el sueño y la sombra. Sabía que probablemente pensaría que estaba loca, pero una parte de ella sentía que necesitaba confiar en alguien.
Liana: "Miguel… no estoy segura de qué está pasando. He tenido sueños… extraños, y he empezado a ver cosas que no sé si son reales. Es como si algo me estuviera siguiendo o… estuviera intentando decirme algo."
Miguel guardó silencio por un momento, y luego tomó suavemente su mano.
Miguel: "Oye, no sé si puedo entender del todo lo que te está pasando, pero si necesitas a alguien con quien hablar o alguien que te escuche, aquí estoy. No tienes que pasar por esto sola."
Las palabras de Miguel fueron un pequeño consuelo en medio de su confusión. Por primera vez en mucho tiempo, Liana sintió que alguien la estaba escuchando y creyendo en ella, aunque no entendiera del todo.
Antes de que pudiera responderle, la campana sonó, y Miguel le dio un último apretón de manos antes de irse.
Miguel: "Nos vemos después, ¿sí? Y… cuídate, Liana."
Ella asintió, viendo cómo él se alejaba. Sin embargo, una inquietud persistente no la dejaba en paz. Sabía que algo oscuro estaba cerca, algo que no podía evitar y que parecía empeñado en destruir lo que amaba.
Esa noche, antes de dormir, miró una vez más el retrato de su madre que guardaba en su escritorio, recordando su rostro, su voz y aquellas palabras que alguna vez le susurró en sueños: “Confía en tu instinto, Liana. No estás sola.”
Con un último suspiro, se preparó para lo que fuera que el destino le deparara. Sabía que debía estar atenta. La sombra había regresado, y la próxima vez, no estaba segura de que solo sería un sueño.
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El Diario De Una Bruja
FantastiqueSu crecimiento desde una niña solitaria hasta convertirse en una poderosa bruja, su lucha con la maldición familiar, y su conflicto al ver el fantasma de su madre mientras otros la creen loca.