Un traje sin corbata y un reloj

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Ava atravesó los vagones del tren a toda velocidad con el corazón a mil.
Cuando llegó a su asiento, una oleada de alivio recorrió su cuerpo. ¡Su ordenador estaba allí!
Se acercó a coger su mochila, aunque sólo para descubrir que no estaba allí. Pensó que a lo mejor estaba bajo la mesa o algo por el estilo y se agachó para mirar. Sin embargo, no encontró nada. Pero cuando levantó la cabeza su corazón dio un vuelco: ¡Su mochila estaba justo allí!

Trató de olvidar el suceso y continuar con su viaje. Recogió sus cosas para bajarse en la estación próxima.
Salió del tren hacia el bullicio y se dirigió al aeropuerto. Cogió algo de comida de una máquina expendedora y se dirigió a la sala de espera.
Riadas de personas entraban y salían de las puertas de embarque, familias enteras o tan solo personas vestidas con traje y chaqueta. La gente se sentaba a su alrededor mirando el móvil, leyendo o charlando.

Alguien se sentó en el asiento cuyo respaldo estaba pegado al de Ava. De pronto, un escalofrío recorrió su espalda. Fue extraño. Sintió la presencia de alguien detrás suya y la silla de plástico hundirse, pero cuando miró hacia atrás se topó con que no había nadie.
Aquel día no paraban de ocurrirle cosas raras.
Miró de nuevo hacia atrás. Un hombre corpulento, que vestía un traje con chaqueta negra, camisa blanca y pantalones negros cuya corbata se ausentaba, sostenía un maletín (negro también) y se localizaba sentado justo tras ella. Parecía un señor sacado de una de esas películas del pasado que tanto le gustaban a Bianca.

Su mano se deslizó en el interior del bolsillo de la chaqueta para extraer de éste un reloj de bolsillo.
Su cadena, sonido rítmico, agujas decoradas y tapaderas grabadas en oro hacían que fuera una de las cosas más extravagantes que Ava había visto.

Se preguntó adónde iría aquel individuo vestido de aquella manera tan  inusual. Puede que a alguna convención de disfraces en de esas que se celebraban en el extranjero, o a lo mejor sólo se trataba de uno de esos comediantes que caminaban por la calle vestidos de personajes de otra época pidiendo limosna, pero a juzgar por el costoso traje, el reloj (que debía de ser caro sin duda, ya que aquello solo podía ser de una tienda de antigüedades) y, aparte de su esmerado pelo y repeinado bigote, el hecho de que estuviera en un aeropuerto como aquel, al que solo se podía llegar tras un largo trayecto en coche o tren, le hicieron descartar aquella posibilidad.

El caballero se levantó y se dirigió con paso lento a uno de los hombres vestidos de etiqueta que se acumulaban, de pie, alrededor de una de las puertas de embarque, y preguntó en un idioma que el otro apenas entendió:
¿Cuándo vienen a recoger el equipaje? — a lo que el otro individuo le miró con extrañeza y trató de  explicarle cómo funcionaba el aeropuerto.
Después comenzaron una animada charla, porque el hombre supuso que aquel tan solo se trataba de un usuario vestido de forma inusual para hacer algo de dinero. Ni se le pasaron por la cabeza las deducciones que había hecho Ava antes en su mente.
Por lo que ella escuchó desde su sitio, todos aquellos señores tan bien vestidos se dirigían a la boda de una tal Delice, un nombre extraño que la chica nunca había oído, pero llegó a la conclusión de que era americano.
También se enteró de que aquel hombre tan extravagante (parecía que estaba muy metido en su papel) estaba en este mundo tan extraño por un inusual suceso que había abierto las puertas entre el futuro y el pasado, según las palabras del propio individuo.
Esto desconcertó a Ava. ¿Realmente se trataba todo aquello de una actuación? Decidió que así era y se preparó para irse a su vuelo cuando lo llamaran.

No podía estar más equivocada. Aquellos sucesos ya comenzaban a irse de las manos y alguien debía tomar cartas en el asunto antes de que fuera demasiado tarde.
El problema era que, sin que nadie se diera cuenta, oculto de las miradas de los curiosos y de las cámaras de los teléfonos móviles, algo se cocía y se expandía como la pólvora.
Así que, sin que nadie lo supiera, ya casi era demasiado tarde. Y aún nadie se había percatado.
Entonces, ¿cuánto tiempo quedaba?

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⏰ Última actualización: Nov 06 ⏰

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