Encuentros Secretos

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Lucerys

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Lucerys

Caminaba por los antiguos corredores de Dragonstone, sintiendo el peso de las paredes de piedra, testigos de tantas generaciones. Mi mente estaba revuelta por los recientes acontecimientos y los secretos que guardábamos. Mis pasos me llevaron hacia el acantilado, donde sabía que encontraría a Jacaerys.

Allí estaba él, de pie, mirando el vasto mar que se extendía ante nosotros. La brisa marina despeinaba su cabello, pero él no parecía notarlo. Me acerqué lentamente, sabiendo que necesitaba este momento de tranquilidad antes de abordar cualquier conversación y después del incomodo momento de Leaila.

—Jace —llamé suavemente, esperando no romper demasiado su concentración.

Jacaerys giró ligeramente la cabeza, reconociéndome con una sonrisa leve.

—Lucerys—respondió, su voz tranquila como el mar en ese momento—. ¿Qué te trae por aquí?

Me paré a su lado, dejando que el viento y el sonido de las olas llenaran el silencio entre nosotros por unos momentos.

—Necesitaba un respiro —confesé—. Las cosas se están complicando.

Jace asintió, comprendiendo sin necesidad de más palabras. Había una comprensión tácita entre nosotros, forjada por años de crecer juntos en este lugar lleno de historia y responsabilidad.

—He oído rumores —dijo finalmente, su tono casual pero sus ojos observándome atentamente—. Sobre ti y la tía Leaila.

Suspiré, sabiendo que no podía evitar la conversación. Jacaerys siempre había sido perceptivo.

—Sí, hemos estado... pasando tiempo juntos —admití, eligiendo mis palabras con cuidado—. Es complicado, Jace. Hay tantas cosas que están en juego.

Jacaerys asintió lentamente, mirando de nuevo hacia el mar.

—Lo sé. Es difícil cuando el corazón y el deber están en conflicto —comentó, su voz cargada de sabiduría y experiencia para su edad—. Pero también debes pensar en lo que es correcto y en las consecuencias de tus acciones.

—Lo hago, todo el tiempo —respondí con fervor—. Pero cuando estoy con ella, todo parece tener sentido. No quiero perder eso.

Jace sonrió ligeramente, una mezcla de comprensión y advertencia en sus ojos.

—Solo asegúrate de que estás preparado para enfrentar lo que venga. Los secretos no pueden mantenerse para siempre, y cuando salgan a la luz, debes estar listo.

Asentí, sabiendo que tenía razón.

—Sabia que no podía ocultarte nada —dije, sonriendo y sintiendo un peso menos en mis hombros.

Nos quedamos allí un rato más, compartiendo la tranquilidad del momento, antes de que el deber nos llamara de nuevo a la realidad de nuestras vidas complicadas.

Dear Leaila ---- Lucerys VelaryonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora