11ª Parte (+18)

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- Se está haciendo tarde, me tengo que ir - Mi madre miró la hora y se dispuso a recojer sus cosas para marcharse.

- No, quédate a dormir, mamá - La miré con ojitos de cachorro - Preparé tu habitación para que estuvieras cómoda.

- Ay, mi bebé - Agarró mis cachetes y los acarició - Te lo agradezco mucho mi niña pero él está aquí y no quiero incomodarlos. Te prometo que antes de volver a Alemania me quedaré a dormir contigo.

- Está bien, solo por hoy te lo dejaré pasar - Me abalancé hacia ella para abrazarla y besarle la carita muchas veces.

Al separarnos del abrazo, mi madre fue hacia donde estaba Mingyu dormido en el sofá y le besó levemente en la frente mientras le acariciaba el cabello.

- Buenas noches, querido yerno - Le susurró al oído y éste se revolvió con una sonrisa en la cara.

- ¡Mamá, lo vas a despertar! - Ambas reímos y luego le acompañé a la puerta, asegurándome de que el chico de seguridad la llevara a casa sana y salva.

Me despedí de ella y volví corriendo a la casa porque empezaba a hacer algo de frío. Antes pasé por la cocina para coger una pieza de fruta, la lavé y me dirigí hacia donde estaba Mingyu para acurrucarme con él.

- Amor... ¿no quieres ir mejor a la habitación? - Le sacudí levemente para despertarlo.

- ¿Me puedes llevar? - Éste extendió sus brazos aún con los ojos cerrados.

- En todo caso debería ser al revés, y aunque no me importaría hacerlo no puedo cargarte porque pesas mucho. Además, sé que te estabas haciendo el dormido cuando mamá estaba viendo la película con nosotros - Le miré con mala cara con el fin de intimidarlo.

- Es que... he tenido un pequeño problema y no supe como solucionarlo - Me quedé estática ante su respuesta y él solo levantó la manta que cubría sus piernas.

- ¿Pero qué...? ¿En qué momento pasó?.

- Deja de preguntar y ayúdame...

Costará creerlo pero era la primera vez que lo hacíamos, por el simple echo de que era mi primera vez y no creía necesario expresar mi amor hacia una persona de esa manera. Pero esa noche fue mágica, inolvidable y placentera; fue la primera vez que alguien exploraba mi cuerpo de forma sutil y sensual, yo solo le di permiso a que hiciera de mi lo que quiera. Besaba cada uno de mis lunares como si estuviera marcando territorio, eso me llenó de placer y euforia. Al cabo de un rato quise ser yo la que dominara el acto así que me senté encima de él, acaricié desesperada su torso marcado dejándole leves marcas de mis uñas.

- ¿A qué esperas, reina? Soy todo tuyo.

Su voz ronca me hizo entender que estaba igual de necesitado que yo, inmediatamente procedí a besar sus finos labios hasta llegar poco a poco a la guinda del pastel. Al ver que estaba tan parado e hinchado me asusté un poco, me sorprendió como cambió de tamaño tan rápido. Él al verme de esa manera me agarró de los hombros y me recostó en el sofá mientras me besaba y apretaba mis pechos con intensidad.

- Amor... tengo... miedo ¿me va a... doler? - Nuestras miradas brillaban como nunca.

- Te prepararé bien para no lastimarte, ¿confías en mi?.

- Siempre...

Así fue como dirigió su mano a mi intimidad acariciándola suavemente mientras me seguía besando, al rato sentí como introdujo un dedo y yo me quejé ya que no me esperaba que hiciera eso, dolió al principio pero poco a poco sentía que quería más. Él notó mi desesperación y metió otro dedo mas, yo ya me encontraba en la cima del placer, no sabía lo que se sentía al hacer el amor pero acabo de descubrir que me encantaba.

- Métela ya... - Dije en un susurro, él sonrió con satisfacción e hizo lo pedido.

- ¿Estás lista? - Asentí segura de mi misma - Avísame si te duele.

Lo iba introduciendo poco a poco, me retorcí cuando noté la punta en mi interior, él me abrazó para tranquilizarme y esperó un rato en esa posición hasta que le di permiso para seguir. Una vez dentro se aseguró de que estaba bien y empezó a dar estocadas más rápidas, solo se podía escuchar nuestros gemidos en la casa.

Después de un largo rato sumergidos en una burbuja de placer, salió de mi y ambos caimos rendidos, nos tomamos nuestro tiempo para recuperar el aliento.

- ¿Estás bien? - Con una servilleta limpió el sudor de mi frente mientras esperaba una respuesta positiva.

- Estuvo increíble, amor - Éste sonrió aliviado.

- Me alegro, princesa - Besó múltiples veces mis labios - Subamos a bañarnos, ya es algo tarde.

Asentí con la cabeza, al estar muy cansada no tenía fuerzas para ponerme de pie por lo que Mingyu rió y me envolvió en la manta que antes usaba y me cargó como princesa hasta el baño. Nos bañamos, o más bien me bañó él ya que aún me temblaban las piernas y no podía soportar ni mi propio peso, nos vestimos nuestros pijamas y nos metimos en la cama para dormir.

- ¿No crees que te has reído de mi lo suficiente? - Dije con ironía y éste solo sonrió ladino.

- Es que te veías muy tierna, amor. Pero fue la mejor noche que jamás he tenido desde que te conocí.

- A mi igual me encantó, tuve muchos sentimientos encontrados, ahí me di cuenta de lo importante que eres para mí - Le abracé y apoyé mi cabeza en su pecho escuchando los latidos de su corazón.

- Te amo, princesa. Gracias por todos los momentos vividos juntos y espero que no sean los únicos - Estaba acariciándome la espalda lo que hizo que cerrara mis ojos y poco a poco el sueño se apoderara de mi.

- Te amo más, amor... - Respondí como pude y en ese instante me desconecté del mundo cayendo en un profundo sueño.

Mingyu sonrió por aquello, me besó en la frente y nos arropó con el edredón y apagó las luces del cuarto, y al igual que yo cayó en un profundo sueño casi al instante.

Mingyu sonrió por aquello, me besó en la frente y nos arropó con el edredón y apagó las luces del cuarto, y al igual que yo cayó en un profundo sueño casi al instante

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La 8ª miembro de BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora