Capítulo 4 🥂

345 37 7
                                    

⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆

Pov Malia:

Era lunes otra vez, un lunes como cualquier otro. Sin embargo, aquel día traía consigo una chispa de emoción que Malia apenas comprendía. Todo se sentía distinto. Desde que había empezado a darle clases a Kylie, los lunes habían cobrado un nuevo significado, y hoy, mientras esperaba a que llegara, Malia sintió una impaciencia dulce e inesperada.

Había terminado de preparar los ingredientes para la clase del día, pero aún faltaban unos minutos para que Kylie llegara, así que decidió aprovechar el tiempo para visitar a su madre. Julia estaba descansando en su habitación, y aunque Malia intentaba no pensar demasiado en la fragilidad de su madre, la imagen de ella recostada siempre le provocaba un nudo en el pecho.

Con una bandeja en mano, en la que había colocado un vaso de agua fresca y unas galletas caseras, Malia cruzó el pasillo y entró suavemente a la habitación.

-Mamá, ¿puedo pasar? -preguntó, asomándose por la puerta.

Julia, que estaba recostada y hojeando una revista antigua, sonrió en cuanto la vio-. Claro, hija, pasa. No necesitas preguntar.

Malia entró y se acercó a la cama. Dejó la bandeja en la mesita de noche y ayudó a su madre a incorporarse un poco para que pudiera beber el agua.

-Te traje un poco de agua y algo para picar. -Malia acomodó una almohada detrás de Julia y se sentó junto a ella, observando el rostro sereno de su madre mientras ella tomaba un sorbo.

Julia le dedicó una mirada profunda y cariñosa, notando la sonrisa que Malia intentaba disimular.

-Gracias, mi niña. Pero dime, ¿por qué esa sonrisa? Pareces más feliz que de costumbre -comentó, sin poder evitar la ternura en su voz-. ¿Acaso ha pasado algo bueno?

Malia no pudo evitar una ligera carcajada nerviosa. Se había dado cuenta de que la felicidad que Kylie le estaba trayendo a su vida era algo nuevo, algo que ni siquiera había compartido completamente con su madre hasta ahora.

-Creo que tienes razón, mamá. Estoy... contenta. -Una ligera sonrisa se dibujó en su rostro mientras jugaba con sus manos-. Bueno, tú sabes que empecé a dar clases de cocina para poder ayudar un poco más en casa. Pero... lo que no te había contado es que una de mis alumnas es alguien especial. Es una chica muy linda, amable, y... creo que es la razón de mi buen ánimo últimamente.

Julia sonrió, algo sorprendida.

-¿Es por esa chica, entonces? -La miró con curiosidad y un brillo cómplice en los ojos-. ¿Y qué tiene de especial esa alumna tuya, eh? ¿Es tan buena en la cocina o...?

Malia rió al imaginarse a Kylie intentando voltear una crepa.

-No precisamente. La cocina no es lo suyo, aún le falta mucho -respondió, con una risa ligera-. Pero creo que tiene otras cualidades. Se esfuerza mucho, eso sí. Es alguien que quiere aprender, pero a veces duda de sí misma, y me doy cuenta de que necesita a alguien que le diga que puede lograrlo. Siento que quiero ayudarla, mamá, no solo en la cocina... sino en algo más. -Los ojos de Malia se tornaron pensativos-. Es una chica muy bonita, pero no solo en el sentido de... su aspecto. Es que tiene algo... algo especial, ¿sabes?

𝑹𝒆𝒄𝒆𝒕𝒂𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝒂𝒎𝒐𝒓 | 𝑲𝒚𝒍𝒊𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora