Akutagawa miró a la pelirroja con una suave y ligera sonrisa; era como ver a un niño durmiendo plácidamente. Akutagawa tosió un poco mientras se sentaba en una silla cercana a ella. - Creo que al final...fue buena idea haber escuchado a Higuchi... - Suspiró un poco mientras comenzaba a acariciar el pelo de la pelirroja. - Al final...creo que sí puedo demostrarle amor. - Escuchó algunos ruidos en la planta baja, esto llamó su atención; no había ninguna ventana abierta y mucho menos había algún animal dentro del lugar. - Rashōmon. - Llamó a su habilidad mientras salía de la habitación. Cubrió la puerta con su habilidad Rashōmon, esto evitaría que alguien entrara a la habitación. Bajó por las escaleras, ya en la sala se topó con oscuridad y silencio.
- Akutagawa. - Reconoció aquella voz casi de inmediato, y giró un poco su mirada para encontrarse a la persona propietaria de la voz. Era aquel albino al que tanto decía odiar. Se confundió por un instante. "¿Cómo era posible que él estuviera ahí?" Se preguntó en su mente. - Dame a Lucy, no pienso pelear contigo.
- Jinko, pensé que tardarías un poco más en encontrar este lugar. - Exclamó, y luego tosió un poco. -
- La mafia ha estado creando excelentes distracciones. - Dijo el albino.
- Al final, fue buena idea haber aceptado la ayuda de Chuuya-san. - Dijo el azabache.
- No me interesa en qué colaboraron tus compañeros. - Dijo Atsushi, acercándose un poco al azabache. - ¿Dónde está Lucy?
- No lo sé, quizás no esté aquí. - Respondió con un tono burlón.
- Atsushi, probablemente esté en una de las habitaciones de la planta alta. - Habló Tanizaki.
- Bien, Tanizaki. - Dijo el albino algo confiado.
- Yo me encargaré de Akutagawa, tú ve por Lucy.
- Lamento decirte que no es posible, ella está muy herida y cualquier movimiento podría lastimarla. - Dijo mientras tosía un poco. - ¿Quieres lastimar a Lucy?
- ¿Por qué debería de creerte?
- ¿Te he dado alguna razón para creer que te estoy mintiendo?
- Entonces, tráela y ella decidirá. - Dijo Atsushi.
- Bueno... - Soltó un poco las telas de la puerta. - Ella ahora está durmiendo, no creo que sea correcto interrumpir su descanso. - Suspiró.
En aquel momento, Dazai entró en la casa con toda tranquilidad. - ¡Oh! Atsushi-kun, ya estás aquí. - Sonrió un poco al mirar al albino. -
Dazai-san. - Habló el azabache.
- Akutagawa-kun, es un placer volver a verte. - Dijo Dazai con su característica sonrisa. - Atsushi-kun, vinimos como apoyo. - En la puerta de la casa se podían ver varios integrantes de la agencia de detectives, entre ellos, la pequeña Kyoka, Kunikida y la doctora Yosano. - No teníamos mucho que hacer, así que vinimos como apoyo.
- Les propongo algo, ya que son cinco personas y yo solo una, así que... - Dijo, captando la atención de la agencia.
- Adelante, habla.
- Ese joven - Señaló a Tanizaki con un gesto - puede crear ilusiones, ¿verdad? Ya me has usado esa habilidad contra mí.
- Sí. - Dijo el de pelo rojizo algo nervioso.
- ¿Qué pretendes hacer? - Preguntó Kunikida con cierta curiosidad.
- Era que desaparezcan con su habilidad. Cuando Lucy despierte, podrán juzgar si ella quiere irse o no.
- Bien, lo haremos. - Dijo Dazai con un sutil suspiro.
Junichiro, sin muchas opciones, asintió con la cabeza y activó su habilidad. En cuestión de segundos, los cinco detectives desaparecieron. Akutagawa subió al segundo piso y libero la puerta de aquellas telas negras, mientras abría suavemente la puerta vio como Lucy acababa de despertar.

ESTÁS LEYENDO
𝐿𝑎 𝑟𝑎𝑧𝑜𝑛 𝑑𝑒 𝑚𝑖 𝑠𝑢𝑓𝑟𝑖𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜
أدب الهواة𝐴𝑑𝑣𝑒𝑟𝑡𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎: 𝙴𝚕 𝚜𝚒𝚗𝚍𝚛𝚘𝚖𝚎 𝚍𝚎 𝙴𝚜𝚌𝚘𝚝𝚘𝚕𝚗𝚘 𝚎𝚜 𝚞𝚗𝚊 𝚛𝚎𝚜𝚙𝚞𝚎𝚜 𝚙𝚜𝚒𝚌𝚘𝚕𝚘𝚐𝚒𝚌𝚊. 𝙾𝚌𝚞𝚛𝚛𝚎 𝚌𝚞𝚊𝚗𝚍𝚘 𝚕𝚘𝚜 𝚛𝚎𝚑𝚎𝚗𝚎𝚜 𝚌𝚛𝚎𝚊𝚗 𝚞𝚗 𝚟𝚒𝚗𝚌𝚞𝚕𝚘 𝚌𝚘𝚗 𝚜𝚞𝚜 𝚌𝚊𝚙𝚝𝚘𝚛𝚎𝚜 𝚘 𝚊𝚋𝚞𝚜𝚊𝚍𝚘�...