Capítulo VI

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Jungkook se dejó guiar por sus impulsos, obedeciendo a su necesidad ilógica de intervenir en una conversación ajena.

Estaba ahí, parado como imbécil entrometido mientras Taehyung le miraba inquieto y Francis le sonreía sin ápice de asombro, aparentemente muy alegre de su presencia inoportuna.

No le carcomió la culpa, sabía que estaba interrumpiendo algo relevante, y a juzgar por la cara de susto en el omega, era claro que llegó justo a tiempo para hacerse notar y enterarse de que demonios hablaba ese par.

—Kook, ¿cómo va todo? —murmuró el beta, acercándose a palmearle la espalda—. ¿Ya terminaste de ver la galería?

Su gesto antipático se borró y se mostró amable, observando minuciosamente a su amigo.

Bosquejó una sonrisa inmutable, sin bajar la guardia.

—Todo está de maravilla, me ha encantado tu gran presentación —pronunció, honesto.

—Ha sido un éxito, ¡hubo gran cantidad de asistencia!

—Lo noté, me siento muy feliz por ti. ¿Ya vas a quitar las mamparas?

—Pronto, quedan unos minutos y hay personas que aún no ven toda la exposición —murmuró, bailando sus cejas de abajo hacia arriba.

Con la sugestión, ambos viraron hacia el menor, quién los observaba escéptico justo en el medio, sin encontrar todavía su lugar en la nueva charla que se iba desarrollando.

Por ende, el alfa le volvió a sonreír, esta vez un poco más cálido y clavó sus ojos en los suyos, desatando una rebelión de mariposas imparables en su barriga.

—Hola, Taehyung —canturreó, vivaracho—. Creí que no vendrías.

El nombrado se abochornó y la saliva se le atrancó en la garganta.

No ahora, por favor.

—No... bueno, es que Hobi... su impuntualidad —articuló sin un orden congruente en la oración—, él llegó tarde...

Como ya era usual, solo alcanzó a unir las sílabas correctas para expresar lo básico; estaba horrorosamente abrumado.

En cambio, Jungkook asintió comprensivo, sosteniéndole la mirada y examinó en silencio su cambio visible de actitud.

Su espionaje desde la lejanía, lo llevó a discurrir que a lo mejor charlaba con alguien totalmente diferente, ya no lo percibía fluir como hasta hace un rato.

—¿Y dónde está? —El mayor inquirió, apretando los labios.

—¿Quién? —Le respondió, desubicado.

—Pues Hoseok...

Taehyung deseó hundirse en el subsuelo y desaparecer, lamentando su realidad.

Le atacó el agobio, harto de sentirse vulnerable cada que estaba frente a Jungkook; ya no quería parecer un idiota, siempre se desconectaba del mundo y quedaba como un total perdedor.

Ahora mismo, debía tener la pinta de un pobre e indefenso muchacho, tan torpe y cohibido.

Se fastidió consigo mismo, con la timidez que lo imposibilitaba, dejándolo rígido como un maniquí.

—Ah, no lo sé... —Miró las agujetas de sus tenis. Una estaba desamarrada—. Lo perdí hace unos minutos.

No mentía, no tenía ni idea del paradero de su mejor amigo. Lo reprendería cuando lo encontrara por abandonarlo.

The Pretty Artist | KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora