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Café por la Mañana, con un Toque de Coqueteo.
Beomgyu no solía madrugar, pero últimamente estaba en la cafetería del campus mucho antes de su primera clase. Cada mañana, pedía un café para él y otro para Soobin, asegurándose de que tuviera el toque de canela que sabía que le gustaba. No era algo que alguien notara a simple vista, pero para él, estos pequeños detalles eran el inicio de algo que deseaba construir.
La primera vez que Soobin lo vio esperándolo con el café en mano, apenas podía disimular su sorpresa.
-¿Esto es para mí? -preguntó, sin poder ocultar la sonrisa.
Beomgyu le guiñó un ojo, extendiéndole la taza.
-¿O acaso tienes otro amigo que sabe tu café favorito?
Soobin, algo sonrojado, tomó la taza y murmuró un agradecimiento, agradecido y un poco avergonzado. Después de un sorbo, finalmente rompió el silencio:
-Sabes que... si sigues haciendo esto, voy a acostumbrarme. Luego vas a tener que traerme café todos los días.
Beomgyu rió, levantando una ceja con un toque juguetón.
-Entonces ya no hay vuelta atrás, Soobin. ¿Estás listo para una vida llena de café gratis y compañía de calidad?
Soobin soltó una risa nerviosa, intentando no enfocarse en lo que su pecho sentía cuando Beomgyu le hablaba así. Era una mezcla de nervios y emoción, algo que aún no entendía del todo, pero que esperaba cada vez más.
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El Arte de Notar los Pequeños Gestos
Unos días después, Soobin estaba en el aula de la facultad de educación esperando a que Beomgyu terminara su práctica con un grupo de niños de un jardín cercano. Desde la puerta, observaba cómo Beomgyu ayudaba a los niños a dibujar y colorear, inclinándose a su nivel, siempre con paciencia y una sonrisa que parecía iluminar toda la habitación. Cada vez que uno de los pequeños lograba completar algo, él celebraba con ellos como si fuera un gran logro.
De repente, uno de los niños se acercó a Beomgyu con una hoja en blanco y lo miró seriamente.
-Beomgyu-oppa, ¿me puedes dibujar un dinosaurio? Pero que esté comiendo pizza -dijo con una mirada muy seria.
Beomgyu se rascó la cabeza, divertido.
-Hmm, un dinosaurio comiendo pizza, eso sí que es un desafío.
Con una sonrisa cómplice, Beomgyu comenzó a dibujar, exagerando cada detalle. Cuando terminó, mostró la hoja al niño, quien lo miró con asombro y admiración. Soobin, desde su lugar, no pudo evitar reír suavemente ante la escena.
Cuando terminó la actividad, Beomgyu se acercó a Soobin con una sonrisa.
-¿Te gustó mi obra de arte? Podría dedicarme a dibujar dinosaurios comiendo pizza profesionalmente, ¿verdad? -bromeó.
Soobin rió, divertido, pero también impresionado por la facilidad con la que Beomgyu se ganaba el corazón de los niños.
-No sé si eres el mejor artista... pero definitivamente eres el favorito de los niños. ¿Cómo haces para tener tanta paciencia?
Beomgyu sonrió, encogiéndose de hombros.
-Es fácil cuando te importa lo que haces. Además, siempre quise enseñar. Los niños tienen una forma única de ver el mundo. -Beomgyu lo miró con sinceridad-. Pero oye, también tengo paciencia contigo, y eso es mucho decir.
Soobin le dio un suave empujón en el brazo, sonriendo con timidez.
-Claro, porque soy un caso difícil, ¿no?
Beomgyu asintió, riendo.
-Sin duda. Pero es un caso que me encanta resolver.
El comentario hizo que Soobin bajara la mirada, incapaz de ocultar el sonrojo que se asomaba en sus mejillas.
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Un Detalle para Recordar
Esa noche, Soobin pensó en cómo agradecerle a Beomgyu por sus gestos. Después de pensarlo por un buen rato, decidió ir temprano a la cafetería y sorprenderlo con un café, esta vez a su estilo. Cuando Beomgyu llegó y vio que Soobin lo estaba esperando con una taza en mano, su sorpresa fue evidente.
-¿Esto es...? -preguntó, tomando el café y mirando a Soobin.
-¿No esperabas que también me fijara en lo que te gusta? -dijo Soobin, sonriendo.
Beomgyu miró su café y luego a Soobin con una expresión cálida y casi vulnerable.
-¿Sabes? Creo que eres el único que ha hecho esto por mí.
Soobin sonrió, intentando mantener la compostura mientras su corazón se aceleraba.
-Bueno, los detalles importan. Así que... ¿te gustó?
Beomgyu tomó un sorbo, cerrando los ojos como si saboreara más que el café. Al abrirlos, lo miró con una intensidad que hizo que Soobin sintiera una chispa en el pecho.
-Sí. Es perfecto. -dijo Beomgyu, manteniendo su mirada en la de Soobin-. Y tú también eres un detalle que importa, ¿sabes?
El comentario tomó a Soobin por sorpresa, y aunque trató de responder, sus palabras se quedaron atrapadas en su garganta. Ambos se miraron en silencio, cada uno entendiendo que esos pequeños gestos y detalles estaban formando algo especial entre ellos, algo que apenas comenzaban a descubrir.
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